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En recuerdo de J. A. Moreno

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Jaquetón del Estrecho (Carcharhinus acarenatus). Ilustración de J. A. Moreno.
Juan Antonio Moreno es un biólogo que al acabar sus estudios prefirió la investigación de campo a un puesto de penene en la facultad. A los veinticinco años consideró que ya estaba bien de hacer lo que sus profesores querían, y decidió ponerse a estudiar, por su cuenta y riesgo a los animales que desde siempre le habían atraído más: los tiburones. Más de uno pensará que para realizar tal sueño, Moreno se trasladó al Caribe. Esta suposición no es de extrañar, si se tiene en cuenta que en España ha estado prohibida oficialmente la existencia de tiburones en nuestras costas. Cosas del turismo. Sin embargo, las costas españolas están rodeadas de tiburones por todas partes. «También hay que aclarar que los tiburones», afirma Moreno, «no son esos asesinos de los mares que nos presentan en las películas». De todos modos, Juan Antonio Moreno conserva una aleta de bucear que le mordió un tiburón en una playa de Cullera, y en otra ocasión vio cómo un marrajo de unos tres metros de tamaño partía limpiamente a un pescador en dos mitades. Fue en el golfo de Vizcaya, durante la campaña del arenque. Estaban sacando una red del agua llena de peces y un pescador de origen norteafricano se tiró al agua. «De pronto vimos cómo se hundía y el agua se teñía de rojo. Luego vimos a un gigantesco marrajo por cuya boca asomaban las extremidades de aquella persona».
Benigno Varillas, El País, 4 de febrero de 1982¹.

Este mes de noviembre se han cumplido, silenciosamente, casi en secreto, al hispanico modo, 10 años de la muerte del profesor Juan Antonio Moreno, pionero en la investigación sobre los tiburones en este triste país y autor de la primera guía específica de tiburones en aguas españolas, Guía de los tiburones de aguas ibéricas, Atlántico Nororiental y Mediterráneo (ed. Pirámide, 1995). Como es natural, no ha habido mención alguna en la prensa, escrita o digital, ni en ningún blog o sitio web que conozca (cabe también la posibilidad de que yo no haya sabido encontrarlas). En realidad, lo triste es que la información que sobre Moreno hay actualmente disponible en toda la Red se reduce a tan solo un puñado de referencias bibliográficas y un par de reportajes firmados por Benigno Varillas: uno sobre jóvenes naturalistas españoles, publicado en El País hace más de 30 años, y otro, ya centrado en su figura, que no es más que el resumen de un artículo de la revista Quercus, cuyo original incluye una breve y emocionada nota de despedida de Joan Barrull e Isabel Mate. Fotos, ninguna, excepto las dos de pequeño tamaño que aparecen aquí.

Juan A. Moreno pertenece a la segunda generación de grandes naturalistas y divulgadores de nuestro patrimonio natural, junto con los Araújo, Grande del Brío, Garzón, Varillas, etc., surgida hacia finales del franquismo bajo el inmenso paraguas de Félix Rodríguez de la Fuente. Todos ellos nombres muy cercanos y familiares para quienes crecimos devorando los primeros números de Quercus y de Natura junto con el bocadillo de la merienda a la salida del colegio y más tarde, ya sin bocadillo, empezando el instituto. A unos les apasionaban los lobos, a otros las aves rapaces, a algunos la ecología en general, y a él, los tiburones.

Su pasión por estos animales fue tan intensa que, tras licenciarse en Ciencias Biológicas por la Complutense en 1976, se permitió el lujo de rechazar un puesto de profesor no numerario en el Departamento de Zoología de esta universidad, dirigido en aquel momento por Francisco Bernis, el fundador de la SEO, pues a él lo que le iba era la investigación de campo:
Juan Antonio Moreno era una persona única e irrepetible: vital, activa, inconformista, luchadora, de fuerte carácter, decidida, valiente, independiente, rebelde... [...] Una decisión que en su juventud le hizo atreverse a sumergirse en una almadraba sin haber tenido experiencia previa en inmersión. Una rebeldía que le llevó incluso a enfrentarse con Bernis al rechazar una oferta para estudiar cigüeñas, porque él lo que deseaba era dedicarse al estudio de los tiburones.²
Con un jaquetón del Estrecho.
(Foto tomada de Quercus).
Y efectivamente a ello se dedicó en cuerpo y alma. Con los beneficios que obtenía con sus ilustraciones —"seguramente ha sido uno de los mejores ilustradores naturalistas de este país, si no el mejor"³— se embarcaba en marrajeras durante largas temporadas para estudiar tiburones más de cerca. Y así, llevado por una pasión y energía envidiables, dio comienzo a una intensa labor científica y divulgativa, dirigiendo trabajos, tesinas y tesis doctorales, publicando numerosos artículos y algunos libros, participando activamente en congresos internacionales y formando parte de diversos grupos de trabajo, que le llevó a convertirse no solo en un pionero en su país, sino en un especialista de talla internacional. Llegó incluso a describir una nueva especie de carcharhínido, su "niño", el jaquetón del Estrecho (Carcharhinus acarenatus, Moreno & Hoyos, 1983). Entre sus títulos figura un libro actualmente imposible de conseguir, Jaquetones: tiburones del género Carcharhinus del Atlántico Nor-oriental y Mediterráeo occidental, publicado en 1982 por la Secretaría General de Pesca Marítima del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Fue miembro del Grupo de Trabajo Europeo de Elasmobranquios, fundador del Grupo de Investigación Ictiológica de los Chondrychthyes, Euselachii y Socio Fundador de la Sociedad de Ictiología Ibérica, como se indica en su Guía. Como curiosidad, fue uno de los primeros científicos en medir un tiburón blanco de más de 8 m:
... en el año 1982, el Dr. J. A. Moreno tuvo la posibilidad de observar y hacer una medición aproximada (en pies) a una hembra, de una longitud mínima de entre 8 y 9 metros, desembarcada en Dakar (Senegal). Desgraciadamente, el registro de la talla del individuo observado no tiene ninguna validez científica al no haber podido realizar una biometría correcta al animal, debido a la situación azarosa con os propietarios del ejemplar, ni, consecuentemente, haber podido preparar la correspondiente comunicación.
Con toda justicia, Moreno no incluyó este registro en su propia guía.

Como muchos otros grandes personajes de este extraño país, el suyo era un destino trágico. A su regreso de una reunión con un grupo de trabajo, sufrió un gravísimo accidente de coche que lo dejó atado a una silla de ruedas durante los últimos 20 años de su vida. La tetraplejia cercenó, de un tajo frío y seco, el ímpetu de su trayectoria vital y profesional, todos sus proyectos y ambiciones. "Entonces pasó de una arrolladora actividad a tener que superar mil y una penalidades para seguir adelante malamente", cuenta Varillas. "Los dedos de las manos no le respondían apenas, pero con un hilillo de movimiento que le quedaba, aprendió a escribir con un puntero letra a letra y a dibujar con el ordenador. También a manejar un artilugio con el que podía sostener un cigarrillo y llevárselo a la boca". Una extraordinaria fuerza de voluntad le llevó a continuar escribiendo y publicando sobre los tiburones, dando algunas conferencias e incluso elaborando un CD-Rom hoy inencontrable, ¡Tiburón! Una leyenda viva.
Hasta que su cuerpo se debió de cansar de luchar contra si mismo y contra el destino, y dijo basta. Ocurrió el 9 de noviembre de 2004.


Resulta tentador terminar este pequeño artículo diciendo, como el título del CD-Rom, que Juan Antonio Moreno García es, como sus tiburones, una leyenda viva. Quedaría perfecto, como un centro de crisantemos delante del nicho recién lavado, pero no sería justo. Desgraciadamente, el profesor Moreno no es leyenda viva para nadie salvo, acaso, para sus amigos y allegados, y para un puñado de extravagantes. Todo lo demás es silencio. En otro lugar ya le hubieran publicado, al menos, una cuidada biografía en la Wikipedia, con fotografías y reseñas de sus publicaciones, de su actividad científica, etc. Aquí, ni eso.
Todos los que hemos trabajado con tiburones en este país, y también en el extranjero, le debemos mucho de lo que sabemos.
En lo personal, Juan A. Moreno es uno de los nombres que permanecerá para siempre ligado a mis primeras y, por eso mismo, más apasionadas lecturas "científicas"con y sin comillas sobre la naturaleza y, muy particularmente, sobre los tiburones. Entonces no pocos niños y adolescentes teníamos sueños de ecología, gracias a toda esta gente. Todavía guardo como un tesoro el nº 4 de Natura, de junio de 1983, (en realidad conservo todos los ejemplares de aquellos primeros años de la revista, cuidadosamente encuadernados en sus tapas verdes): entre sus contenidos figura un reportaje sobre Greenpeace, "Los guerreros del Arco Iris", y un artículo sobre la Aurora Boreal; su sección de Ecos recoge la noticia de la primera cría en cautividad del águila real, el proyecto del Ejército del Aire para crear un campo de tiro en Cabañeros, y el daño irreversible a una colonia de buitres Negros en Sierra Morena causado por el aterrazamiento de 500 hectáreas de monte bajo mediterráneo por parte del ICONA; y como colofón, un póster del tiburón blanco con un reportaje que se titula "Tiburón, un pez con mala fama", firmado por Juan Antonio Moreno. Me había costado 160 pts, que evidentemente pagaron mis padres; hoy no tiene precio.

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¹"Los pioneros de la observación de la naturaleza (y 2): Félix Rodríguez de la Fuente popularizó la labor anónima de muchos naturalistas". El País, jueves 4 de febrero de 1982, p. 25.
²Joan Barrull e Isabel Mate. "El sargento Tiburón", en Quercus, enero de 2005, p. 8. El mote "sargento tiburón" se lo ganó Moreno durante su servicio militar.
³Ibíd.
Hoy el C. acarenatus está considerado una sinonimia del jaquetón cobre (Carcharhinus brachyurus). Véase Leonard J. V. Compagno (1984).FAO Species Catalogue. Vol. 4. Sharks of the World,, Part 2: Carcharhiniformes. FAO, Roma. 
Sin embargo, según recoge el propio Moreno en su guía, a diferencia del C. brachyurus, el C. acarenatus presenta pliegues labiales compuestos, no simples, y carece de carena interdorsal.
Joan Barrull & Isabel Mate (2002). Tiburones del Mediterráneo. Llibreria El Set-ciènces, Arenys de Mar, p. 153.
Benigno Varillas. "Juan Antonio Moreno, pionero en el estudio de los tiburones". Quercus, nº 227, enero 2005, pp. 6-8.
Para que os hagáis una idea, este es la descripción de su contenido: "La obra está organizada en varias secciones. Consta de una introducción, una revisión arqueológica de los tiburones, un índice temático variado que incluye temas de anatomía externa e interna así como datos bioecológicos generales de los selacios. También encontraremos un índice sistemático que analiza las familias de tiburones y sus especies, así como la descripción de las 88 especies conocidas en el área antes reseñada [se refiere al Atlántico nororiental y Mediterráneo]". Tomado de la página marenostrum.org.
Joan Barrull, Isabel Mate, Quercus, enero 2005.



La parada de los monstruos

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Tiburón toro (Carcharias taurus) con una severa deformación en la columna. Fuente: Huber et al., JEB.
En 1932 Tod Browning estrenaba su obra maestra Freaks ('Fenómenos', 'Engendros'), traducido aquí como La parada de los monstruos, película que acabó siendo un absoluto fracaso de público y de taquilla, y que prácticamente marcó el final de su carrera como director. Lo que hoy es una obra de culto provocó en su día tal rechazo, repugnancia e indignación, que fue retirada de la gran mayoría de las salas de cine e incluso llegó a estar prohibida en países como el Reino Unido. Por primera vez el espectador se veía, sin buscarlo, frente a un grupo de personas reales (es decir, no actores maquillados) con graves deformidades físicas y psíquicas, observando como interactuaban entre si con toda naturalidad dentro de una trama repleta de escenas cotidianas y arrastrados por pasiones tan "humanas" y tan "normales" como el amor, la risa, el odio y el deseo de muerte y de venganza. Parece que la visión de los monstruos, cuando son demasiado humanos, despierta en nosotros profundos y a veces violentos sentimientos de malestar y de rechazo. En cambio, cuando son animales, estos sentimientos van disminuyendo de intensidad en función de su lejanía taxonómica y afectiva respecto del grupo de los mamíferos superiores donde supuestamente nos encontramos, hasta quedar reducidos a un mero gesto de perplejidad y asombro. No es lo mismo contemplar un cervatillo deforme que una merluza o un tiburón de dos cabezas.

Captura de vídeo de un embrión de tintorera con bicefalia filmado por Manuel Patiño, patrón del Talasa, un pesquero de Ribeira que se encontró el animal durante una campaña en aguas de Perú en 2013. Tomado de la página de AXENA.
El tiburón es un animal de extraordinaria belleza. Observar, pongamos por caso, la delicada perfección de las líneas de una tintorera deslizándose a través del agua sin esfuerzo aparente, como planeando sobre el abismo, supone, para quienes amamos a estos bichos, un verdadero goce estético, si me permitís la cursilada. Pero los tiburones, al igual que el resto de los seres vivos, no están libres de padecer malformaciones, deformidades anatómicas que en algunos casos dan lugar a aberraciones con escasas o nulas perspectivas de viabilidad, con una esperanza de vida de apenas unas horas. El embrión de la fotografía de arriba fue devuelto al mar todavía con vida, aunque con toda probabilidad no haya resistido mucho tiempo.

Tiburón blanco con importante malformación en la columna.
Los registros de tiburones con malformaciones no son muy abundantes, lo que puede ser un síntoma de una incidencia relativamente baja, al menos en su medio natural, o puede también que la propia naturaleza inabarcable del medio dificulte su detección. También está el hecho de que los neonatos con patologías más severas o tardan poco tiempo en morir o son inmediatamente eliminados por sus depredadores.
En cautividad existen datos que abren una perspectiva tal vez diferente. Huber et al. sostienen que aproximadamente el 35% de los tiburones toro (Carcharias taurus) que observaron en acuarios mostraban algún tipo de malformación en la columna, desde vértebras comprimidas y pérdida de espacio intervertebral hasta casos de espondilosis severa. Esto puede ser debido a una lesión previa que se hubiera visto agravada durante su captura y traslado al acuario (situaciones, además, fuertemente estresantes para el animal), o que se hubiese originado en algún momento de todo el proceso; sin olvidarnos de las propias condiciones de habitabilidad del tanque, carencias nutricionales incluidas¹.

Morro severamente truncado de un tiburón hocicudo gris (Rhizoprionodon oligolinx). Fuente: A. B. M. Moore, Journal of Fish Biology, 2015.
Se han descrito ejemplares con diversas malformaciones en la columna vertebral (escoliosis, lordosis, cifosis), en las aletas y en los cartílagos rostrales, que llegan a deformar cuerpos y rostros a veces de manera grotesca o aberrante.
Se dan también casos de tiburones y rayas donde o bien falta una aleta o hay una aleta de más. Se ha reportado la falta de la segunda dorsal en la gata leonada (Nebrius ferrugineus) y de las pélvicas en el jaquetón lechoso (Rhizoprionodon acutus).

Jaquetón lechoso (Rhizoprionodon acutus) sin aletas pélvicas. Fuente: A. B. M. Moore, Journal of Fish Biology, 2015. Posiblemente el primer caso descrito de ausencia de aletas en una especie de tiburón.
Pero sin duda uno de las malformaciones más sorprendentes es la bicefalia. Este embrión de jaquetón toro (Carcharhinus leucas) se encontró en el interior de una hembra capturada en 2011 en los Cayos de Florida. El ejemplar, de menor talla de lo habitual para tratarse de un embrión a término, presentaba dos corazones y dos hígados bien diferenciados. Sus cuatro hermanos eran absolutamente normales².


La bicefalia es la consecuencia de una anomalía conocida como bifurcación axial que ocurre en los primeros estadios de la embriogénesis. Durante la gastrulación de un óvulo, cuando la parte rostral del tubo neural se bifurca dando lugar a dos cabezas. Algo así como si el proceso de formación de gemelos quedase súbitamente truncado. Este fenómeno se ha documentado en otras especies de tiburón como la mielga (Squalus acanthias), el galludo (Squalus blainville), el cazón (Galeorhinus galeus), el jaquetón lechoso (Rhizoprionodon acutus), el tiburón poroso (Carcharhinus porosus) y la tintorera (Prionace glauca). Este es el primer caso descrito para el jaquetón toro.

Radiografía que muestra como la bifurcación se inicia a partir de la cintura pectoral. En las imágenes de la derecha se pueden observar los dos corazones (H), los esófagos (O) y los dos hígados (L) junto con el intestino (I). Fuente: C. M. Wagner et al., Journal of Fish Biology, 2013.
Si la bicefalia es impresionante, la ciclopía, mucho más rara, va todavía uno o dos pasos más allá. Es la consecuencia de la fusión de las dos cavidades orbitales, debido a una anomalía en el desarrollo del cerebro anterior, para alojar un único gran ojo deformado. El ejemplar de las fotografías de abajo es uno de los 9 fetos que portaba una hembra de jaquetón lobo (Carcharhinus obscurus) capturada en los alrededores de la isla de Cerralvo, en el mar de Cortés, también en 2011. En su momento la imagen circuló ampliamente por la Red y se llegó a pensar que era uno más de los muchos bulos que se encuentran por ahí a diario, algún tipo de photoshop. Pues bien, no lo era. 

Fotos: Pisces Fleet Sportfishing.
El pobre animal (era un macho) medía 56 cm, tenía 2,6 cm de diámetro ocular y, como se puede apreciar, era también albino (el primer caso de albinismo descrito en el C. obscurus). El gran ojo ocupaba el centro de un morro totalmente achatado y desprovisto de narinas. Una tomografía reveló que también había desarrollado una única cápsula nasal. Tenía, además, la columna ligeramente deformada³. No habría sobrevivido mucho tiempo tras el parto. Era carne de cañón.

Junto a uno de sus hermanos. (Foto: Pisces Fleet Sportfishing.)
Ramón Bonfil describe otro caso realmente peculiar del embrión a término de un tiburón coralino (Carcharhinus perezi) capturado en Yucatán en 1985 que presentaba un morro anormalmente corto, carente de narinas y como enroscado a modo de trompa, y dos ojos situados muy juntos en posición ventral, justo delante de la boca. Ambas órbitas compartían una misma abertura y las membranas nictitantes estaban fusionadas formando un único párpado no funcional. También le faltaba una abertura branquial.

Vistas ventral y lateral del embrión de C. perezi mostrando el tamaño y forma del morro y la posición de los dos ojos. Fuente: Bonfil, Northeast Gulf Science, 1989.
Causas. Hasta ahora no se han podido determinar con precisión las causas de todo este amplio cuadro de malformaciones. La casuística que se baraja es amplia. Pueden ser congénitas o debidas a una enfermedad degenerativa como la artritis; pueden deberse a carencias nutricionales, infecciones parasitarias, y lesiones causadas por mordeduras de depredadores o de congéneres.

Vista ventral y dorsal de la cabeza de un jaquetón lechoso (Rhizoprionodon acutus) con pérdida del extremo anterior izquierdo del morro probablemente debido al ataque de un depredador o un congénere. Fuente: A. B. M. Moore, Journal of Fish Biology, 2015
La endogamia de una población aislada puede dar lugar a deterioros genéticos  que explicarían determinados casos de malformaciones. Esta es una de las hipótesis planteadas en un trabajo sobre una especie de tiburón fluvial (Glyphis sp. C, ahora Glyphis garricki) de Australia Occidental, en el que un porcentaje altísimo de los ejemplares muestreados (nada menos que 3 de 7) presentaban algún tipo de deformación en la columna.

Glypis sp. C de 994 mm de longitud total con la columna fuertemente arqueada y, como se aprecia en la imagen de rayos X, vertebradas fusionadas. Fuente: Thorburn et al., Murdoch University Centre for Fish and Fisheries Research, 2004.
Un factor de primer orden es la exposición a un elevado nivel de contaminación y estrés ambiental durante la gestación y los primeros estadios de desarrollo. En el Golfo de México se ha detectado un creciente número de malformaciones en diversas especies de organismos expuestos a los contaminantes liberados tras la catástrofe del Deepwater Horizon en 2010.
Un reciente trabajo sobre anormalidades morfológicas de tiburones capturados en el golfo Pérsico señala, además de la contaminación generada por la potentísima industria de hidrocarburos, los efectos de las plantas de desalinización que puntean todo el litoral y que arrojan, ¡al día!, nada menos que 20 millones de metros cúbicos de salmuera caliente (con alto contenido en cobre, además) que incrementan la salinidad y temperatura de un mar ya de por si cálido, salino y de pobre circulación.

Macho de C. taurus fotografiado por Michael McFadyen en Fish Rock Cave, Australia.
Monstruosidades. Dejando a un lado la casuística de orden natural, no antropogénica, el último punto nos conduce inexorablemente a una reflexión final, que es siempre la misma, que vuelve una y otra vez a nosotros con la patética insistencia de la imagen de un espejo mellado, en este caso el espejo de la Naturaleza que estamos destrozando. El ser humano lleva un monstruo en su interior, un monstruo que odiamos contemplar y cuya mirada, a su vez, se nos hace insoportable. Somos capaces de realizar obras sublimes, y al mismo tiempo de perpetrar los actos más innobles y monstruosos, hacia los demás pero también hacia nosotros mismos. Esto lo comprendieron los grandes genios de las arte, desde Sade hasta Valle-Inclán, pasando por Stevenson, y desde Goya hasta Buñuel, pasando por la inquietante y genial monstruosidad de Tod Browning que tanto nos cuesta ver.
Si no somos capaces de poner en marcha esa supuesta capacidad de raciocinio de la que como especie tanto nos vanagloriamos (supuestamente es uno de nuestros rasgos distintivos) y no nos enfrentamos de una vez a nosotros mismos, no habrá nada que hacer. El mundo que hemos creado seguirá a paso cierto la senda monstruosa de su propia destrucción.
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¹Daniel R. Huber, Danielle E. Neveu, Charlotte M. Stinson, Paul A. Anderson, Lize K. Berzins (2013). "Mechanical properties of sand tiger shark (Carcharias taurus) vertebrae in relation to spinal deformity". Journal of Experimental Biology, 216, 4256-4263, doi: 10.1242/jeb.08753.
²C. M. Wagner, P. H. Rice, A. P. Pease (2013). "First record of dicephalia in a bull shark Carcharhinus leucas (Chondrichthyes: Carcharhinidae) foetus from the Gulf of Mexico, U.S.A.". Journal of Fish Biology, 82 (4), 1419-1422, doi: 10.1111/jfb.12064.
³Olga Marcela Bejarano-Álvarez & Felipe Galván-Magaña (2013). "First report of an embryonic dusky shark (Carcharhinus obscurus) with cyclopia and other abnormalities". Marine Biodiversity Records, 6, doi: 10.1017/S1755267212001236.
Ramón S. Bonfil (1989). "An abnormal embryo of the reef shark, Carcharhinus perezi (Poey), from Yucatan, Mexico". Northeast Gulf Science, vol.10, nº 2, pp. 153-155.
D. C. Thorburn, D. L. Morgan, A. J. Rowland & H. S. Gill (2004). The northern river shark (Glyphis sp. C) in Western Australia (Report to the Natural Heritage Trust). Murdoch University Centre for Fish and Fisheries Research.
(Muchísimas gracias a Cesc Gallardo, buen amigo de este Blog y gran aficionado a los tiburones fluviales, por la información y el paper.)

A. B. M. Moore (2015). "Morphological abnormalities in elasmobranchs (short communication)."Journal of Fish Biology, doi: 10.1111/jfb.12680.


Agosto de tintoreras 2015

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Muelle de Muros, 9 de agosto de 2015 (foto: Toño Maño).
Como un déjà vu. Por tercer año consecutivo un importante número de quenllas o tintoreras (Prionace glauca) han venido a pasearse por nuestras costas, bien cerquita de la orilla. Algunas incluso han entrado en dársenas y en algún caso permanecido allí durante unos días para asombro de propios y extraños. Los últimos días de julio y los primeros diez días de agosto han sido particularmente generosos. En lo personal, lo más asombroso de la temporada lo viví como un déjà vu: más o menos en las mismas fechas del año pasado —primeros de agosto— y estando exactamente en el mismo lugar, recibí la llamada de los mismos amigos avisándome de que en la misma playa volvían a tener delante una cría de tintorera. La pena es que esta vez me resultó imposible acercarme hasta allí, como entonces [véase Una cría de tintorera en Corrubedo].

Muros (foto: Toño Maño).
Tintoreras all over Galicia. Los avistamientos han sido asombrosos, tanto en cantidad como en extensión geográfica. Se han visto tintoreras en la práctica totalidad de nuestra franja costera, desde Foz (un juvenil capturado con caña y devuelto al mar con vida, en un gesto que ennoblece al pescador) hasta Nigrán (un neonato varado en una playa con un agujero que lo atravesaba de parte a parte, probablemente arponeado por un descerebrado). Aunque sin duda la zona caliente de esta temporada está siendo la Costa da Morte, con un amplio número de registros en diversos puntos de Muros, Carnota, Corcubión, Fisterra, Muxía, Laxe, Corme, Ponteceso... Una auténtica zona cero en el sentido más positivo.

Mapa provisional elaborado a partir de las diversas noticias aparecidas en la prensa local y de las aportaciones de lectores y seguidores de Tiburones en Galicia a través del correo y de las páginas de Facebook y G+ (mapa: Google Maps).
Pequeñas tintoreras llegaron a entrar en dársenas como las de Fisterra, Corme y, fundamentalmente, Muros, donde la cosa ha sido espectacular. El sábado 8 de agosto pudieron contarse entre 7 y 8 ejemplares dando vueltas solamente en la parte del muelle que está justo delante de la fábrica de hielo, y 6 al día siguiente, en el mismo lugar. Nos comentaron que se habían visto algunos ejemplares más en otros puntos del puerto, con lo que el número total podía llegar a la docena. Lo triste es que estas crías ya llevaban varios días por allí—no supieron precisarnos cuántos exactamente ... y lo más deprimente es que había gente que las estaba pescando, simplemente porque si, por "deporte". Según nos contaron algunos testigos, solo uno o dos días antes se habían capturado hasta 7. El lunes empezó a cambiar el tiempo, el martes a mediodía se pudieron ver una o dos y a última hora de la tarde, ya ninguna.
 
Casos sorprendentes. Además de lo anterior, dos casos llamaron poderosamente la atención. Uno fueron los ejemplares observados nadando en las aguas salobres de la boca de dos pequeños ríos: cuatro ejemplares dentro del río do Mar, el que separa las playas del Vilar y la Ladeira (Corrubedo), y uno en río Sieira (Porto do Son).
Y el más asombroso: una cría atrapada nada menos que en una charca intermareal. Ocurrió en la playa de la Aguieira (Porto do Son); con la subida de la marea, pudo regresar al mar. Podéis ver las imágenes, amablemente cedidas por su autora, Joana Kiefer, en este enlace del Canal Tiburones en Galicia, junto con un vídeo que pude grabar en el muelle de Muros.

Tallas pequeñas. Todas las tintoreras de las que hemos tenido noticia eran neonatos y juveniles con tallas comprendidas entre los "casi 40 cm", según noticia aparecida en La Voz de Galicia, de una pequeña hembra encontrada el 3 de agosto en la playa de San Xurxo (Ferrol) y los 150-200 cm de un juvenil avistado en la ría de Aldán, Pontevedra. La gran mayoría, no obstante, no sobrepasaron los 60-70 cm, y tan solo un individuo se acercó a los 2 m.

No hay razones para alarmarse o preocuparse. Las personas que se han mostrado preocupadas por la presencia de estos tiburones cerca de las playas pueden tener la certeza de que no existe motivo alguno para alarmarse; estos bichos no suponen ningún peligro o amenaza, y menos con esas tallas. Estas crías solo han venido aquí para alimentarse y crecer en un entorno protegido, no son en absoluto agresivas, sino más bien al contrario, bastante tímidas. Y por supuesto, sus madres no andan por los alrededores: las hembras de los tiburones se desentienden de su prole inmediatamente después del parto, que en esta especie suele tener lugar en primavera, y dejan que se busquen la vida mientras ellas hacen lo propio (es que son bichos muy inteligentes). Así pues, podemos entrar en el agua con total tranquilidad; y si alguno está pensando en deshacerse de la suegra o del cuñado, la recomendación es que vaya pensando en otra estrategia.
A medida que crecen los tiburoncitos se van alejando de la costa. Esto quiere decir que los ejemplares de mayor talla se encuentran unas cuantas millas mar adentro (recordemos que las tintoreras son tiburones fundamentalmente oceánicos).

El domingo 9 el muelle de Muros se había convertido en una especie de acuario a tamaño natural y entrada libre.
Disfrutando de lo que es nuestro. Lo que tenemos que hacer es simplemente aprovechar la ocasión para disfrutar de estos animales, observar sus evoluciones cerca de la superficie, sus súbitas aceleraciones, sus lentos planeos. Es un espectáculo maravilloso que pocas veces vamos a tener la posibilidad de contemplar tan al ladito de casa. Y sobre todo no permitir que nadie nos lo estropee, porque lo están haciendo: hay gente empeñada en privarnos de este privilegio, en impedir que disfrutemos de nuestro precioso patrimonio natural.

Matando porque si. La parte más triste y negra de todo este asunto fue constatar que todavía existen entre nosotros personas que, bien por ignorancia, bien porque carecen de escrúpulos y del más mínimo resto de cerebro, se han dedicado a aniquilar estas pequeñas crías sin ningún motivo, solo por el gusto de matar. Como si su santa y puñetera voluntad estuviese por encima de nuestro derecho colectivo a gozar de lo que es nuestro. A lo comentado sobre algunos "pescadores" de Muros (y de otros lugares), hay que añadir las noticias que nos han llegado de algunos "machotes"(no les vamos a llamar pescasub porque de ninguna manera representan a la generalidad de la gente del gremio) que las han arponeado en diversos puntos de la costa.
(Cada año se capturan en todo el mundo unos 20 millones de tintoreras, según datos de la IUCN, que considera la especie como Casi amenazada. Parece que hay gente dispuesta a echar un cable para que sus poblaciones caigan todavía más.)

Cría encontrada en Nigrán (foto amablemente cedida por María Knarish).
¿Un cambio de mentalidad? Pero hay que ser justos y destacar que, al mismo tiempo, estamos viendo que cada vez hay más gente dispuesta a proteger a estos animales y a defender sus derechos. El día que estuvimos en Muros fue gratificante ver como había personas que llamaban la atención a algunos que andaban por allí con la caña tocando las narices; sabemos también de buena gente que se ha apresurado a devolver enseguida al mar las tintoreras que han picado sus anzuelos, o que han agarrado con sus propias manos... siempre con vida. Parecen señales de que la mentalidad primitiva y tercermundista que siempre ha caracterizado nuestra relación con el mundo natural está cambiando. Ojalá.

La importancia recabar datos. Aunque las tintoreras no son una rareza en Galicia —realmente es al contrario—, no es habitual encontrárselas, en esas cantidades, tan próximas a la orilla. Es todavía muy pronto para dar con una explicación definitiva. Puede ser debido a factores climáticos o ambientales de algún tipo, como la temperatura del agua, o sencillamente a que nos encontremos en una fase de alta productividad, en la que un gran número de hembras se estén congregando cerca de nuestras costas para traer al mundo a sus crías. La tintorera es un tiburón relativamente prolífico en comparación con el resto de especies: maduran con cierta rapidez entre los 4 y los 6 años y pueden parir una media de 35 crías, dependiendo del tamaño de la madre, llegando en un caso hasta las 135; y sabemos también que la costa cantábrica, Galicia y Portugal forman parte de una zona de cría.
Para averiguarlo es de suma importancia que la gente informe de todos los avistamientos de que tengan noticia a fin de completar y ampliar nuestra base de datos. Para que os hagáis una idea del valor de vuestras comunicaciones, he incluido un mapa provisional elaborado tan solo con algunas noticias de prensa y los testimonios que muchos lectores y seguidores de Tiburones en Galicia nos han hecho llegar a través del correo electrónico y de las páginas de Facebook y G+. Como veis, una sola noticia no es nada, pero cuando se pone en relación con otras, la perspectiva cambia radicalmente. El mapa de la costa de Galicia empieza de pronto a llenarse de puntitos rojos que, como si una mano invisible comenzase a garabatear sobre él, van transformándose poco a poco en un texto que seguro terminaremos por descifrar.


Por eso me gustaría terminar este pequeño resumen con un reconocimiento a todos los lectores que se han tomado la molestia de comunicar sus observaciones, incluso acompañándolas, en algunos casos, de fotos y de vídeos impagables. Por orden alfabético: Xaime y Xosé Beiro Formoso, Canta Claro, Ubaldo Cerqueiro y el personal de Qué Pasa Na Costa, Óscar Cordeiro, Begoña Formoso, Manuel Gil, Victorino Jul, Joana Kiefer, María Knarish, Pablo Leis, Marcos Ríos, Javier Souto, Lalo Ventoso y algunos más que seguro que me estoy dejando en el teclado.
¡Seguimos adelante!

Musola pinta (Mustelus asterias)

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Mustelus asterias. Foto: Peter Veerhoog, Dutch Shark Society.

Musola pinta

Mustelus asterias (Cloquet, 1819)

(es. Musola pinta, musola estrellada; gal. Cazón branco, canexa, casón; in. Starry smooth-hound; port. Caçao pintado.)

Orden: Carcharhiniformes
Familia: Triakidae


Hace pocos años se montó un pequeño revuelo por la exhibición en el Museo do Mar de Vigo de un cazón branco o musola pinta. Era una hembra de 120 cm y 7 kg de peso procedente del acuario de O Grove, adonde había llegado unos meses atrás junto con otro ejemplar de su misma especie y sexo, ambos donados por el mariñeiro que los había capturado.
Las condiciones de los 17 m del estrecho tanque de Vigo no parecían el lugar idóneo para albergar este pequeño tiburón, de modo que enseguida se levantaron voces desde diversas organizaciones y asociaciones conservacionistas como ADEGA y la SGHN reclamando que fuese devuelto a su medio natural, su mar (nuestro mar). Naturalmente, la cosa quedó en una sorda pataleta. Es notorio que el conservacionismo y la protección del medio ambiente viene siendo al español medio lo que La Polla Records y el rock satánico a Su Eminencia Reverendísima Cardenal Antonio María Rouco Varela.
El cazón branco es uno de los tiburones más bellos que podemos encontrar en nuestro litoral, y aunque es más común que su pariente más cercano, la musola lisa (Mustelus mustelus), no es, sin embargo, tan abundante como sería de desear... y cada vez lo es menos.

Foto: bathyporeia, Flickr.
Descripción: El cuerpo de la musola pinta es alargado y esbelto, y rematado en una cabeza corta y un morro moderadamente largo y ligeramente apuntado. Narinas grandes y más próximas entre si que otras especies (espacio internarial corto, entre 2 y 2,6% de la longitud total). Boca corta y angular, con pliegues labiales largos (los superiores claramente más largos que los inferiores) y dentículos bucofaríngeos cubriendo el paladar y la base de la boca. Grandes ojos ovalados con membrana nictitante rudimentaria y marcada carena subocular. Espiráculos grandes, situados detrás de los ojos.
Las dos dorsales son altas y moderadamente grandes; la primera, originada sobre la axila pectoral, es un tanto mayor que la segunda. Las pectorales son grandes, anchas y de forma triangular, con el borde posterior levemente curvo. Pélvicas grandes y aleta anal mucho más pequeña que la segunda dorsal, y en posición más retrasada que ésta. El lóbulo terminal caudal es grande y bien marcado, mientras que el lóbulo inferior está poco desarrollado.
La librea es característica: dorso gris uniforme azulado o terroso punteado con numerosas manchas blancas dorsolaterales (es la única musola europea con manchas blancas), no siempre claramente visibles; vientre blanco o blanquecino.

Izda.  Foto de Karl Van Giderdeuren. Dcha: Dientes mandíbula inferior (foto: Edward Farrell, Irish Elasmobranch Group).
Dentición: Dientes similares en ambas mandíbulas: molariformes y asimétricos, dispuestos como en un mosaico, con apenas una pequeña cúspide baja y levemente en punta.

Talla. Talla máxima de alrededor de 140 cm. Al nacer miden entre 28-32 cm y llegan a la madurez hacia los 72-85 cm los machos, y 83-91 cm las hembras (como otros mustelus, ellos maduran antes que ellas). En el Mediterráneo parece que las hembras maduran a una talla mayor: Capapé señala 96 cm en aguas tunecinas¹.

Reproducción: Vivípara aplacentaria con histotrofia (es decir, una vez agotado el saco vitelino los embriones reciben alimento de la madre a través de una secreción uterina, la llamada "leche uterina"). Las camadas suelen ser de entre 6 y 18 crías, según la talla materna, y nacen cerca de la costa tras aproximadamente un año de gestación. En el Atlántico NE los partos suelen tener lugar entre abril y junio, temporadas en las que se han observado neonatos y juveniles en aguas someras de playas de arena del SE de Irlanda, estuario del Támesis, etc.
Las hembras pueden almacenar esperma durante largos periodos de tiempo, incluidas las inmaduras (los óvulos no se fecundan hasta que no han alcanzado su madurez sexual, como ocurre por ejemplo con las tintoreras (Prionace glauca)).

Foto: Danny Meagher.
Existen diferencias en diversos aspectos de la biología reproductiva de los ejemplares atlánticos y mediterráneos. Así, en el Atlántico NE se han registrado camadas más reducidas que en el Mediterráneo, lo que puede estar relacionado con las tallas de la madre (suponiendo que en el Mediterráneo las tallas de madurez reportadas sean significativas) y también con factores ambientales como la temperatura del agua: cuanto más fría, más bajo es el número de crías, un fenómeno ya descrito para otras especies de musolas (Mustelus antarcticus y M. manazo). Igualmente, como en estas mismas dos especies, el ciclo reproductivo de los ejemplares atlánticos, de aguas más frías, parece ser bianual (aproximadamente 12 meses de gestación y otros tantos de descanso antes del siguiente apareamiento), mientras que en el Mediterráneo, de aguas más cálidas, es anual. Por último, no se han encontrado compartimentos uterinos en las hembras del Atlántico NE (entre otras cosas, estos compartimentos incrementan la superficie de intercambio metabólico)². La conclusión es que las poblaciones atlánticas de musola pinta son más vulnerables que las mediterráneas.
En el Atlántico NE los machos maduran a los 4-5 años y las hembras hacia los 6.


Dieta. Especializada en crustáceos, cuyas conchas tritura con su dentadura especializada, incluidas las diversas "viviendas" de los cangrejos ermitaños. También consume pequeños peces y cefalópodos.

Hábitat y distribución: La musola pinta es un tiburón demersal que habita en fondos preferentemente de arena y grava de la plataforma continental entre los 0-200 m. En el Mediterráneo catalán, Barrull & Mate indican los 70-700 m, "siendo más común entre los 70 y los 200 m". Es una especie de hábitos más litorales que la musola (Mustelus mustelus).


Se encuentra en el Atlántico NE, desde el Mar del Norte e Islas Británicas hasta las Canarias y Mauritania. Presente también en el Mediterráneo y Adriático; dos registros en la costa SW del mar Negro³. En el Atlántico NE es más común que la M. mustelus, al contrario que en Mediterráneo.

Pesca y conservación. Especie de alto valor comercial sobre todo en todo el Mediterráneo, donde su carne es bien apreciada, y puede adquirirse fresca, salada o congelada en muchos mercados. En esta zona, donde es menos abundante que la musola (Mustelus mustelus), se ha constatado un descenso importante en el volumen de capturas y se considera que algunas de sus poblaciones locales posiblemente han desaparecido.
En Galicia sí se comercializa bien, pero más hacia el norte de Europa suele más bien capturarse accidentalmente con arrastre y redes de enmalle y directamente se descarta o se usa como carnada. Como ocurre al menos con M. mustelus, en algunas lonjas he visto que se subasta como cazón (Galeorhinus galeus). Es una especie cotizada por los pescadores deportivos británicos.
En general, las cifras referidas al volumen de capturas accidentales, descartes y descargas son muy pobres, en el mejor de los casos, o directamente nulas. No se discrimina entre las diferentes especies de mustelus y en no pocas ocasiones se meten en el mismo saco de tiburones de tallas similares como las mielgas (Squalus acanthias).
Pese a todo, teniendo en cuenta que, al menos en el Atlántico NE, existen zonas donde las poblaciones de la especie son importantes, la UICN califica el estatus de la musola pinta como Preocupación menor, señalando, al mismo tiempo, la necesidad de monitorizar las poblaciones, mejorar la recopilación de datos de capturas y desembarques y elaborar planes de gestión adecuados.

Foto de los responsables del acuario publicada en El País del 5 de octubre de 2011.
En mayo de 2013 tuve oportunidad de visitar el Museo do Mar. Lo que más permanece en mi memoria es la magnífica colección de especies de aguas profundas procedentes de diversas campañas científicas.
El cazón branco, creo que seguía allí. No me acuerdo, no tomé fotos (además, creo que estaba prohibido). Cuando la trajeron, dijeron que podría estar preñada dado su abultado vientre. Tampoco sé qué ha quedado de todo eso.

________________________________
¹Citas de Quignar & Capapé que tomo de Barrull & Mate (2002). Tiburones del Mediterráneo. Llibreria El Set-ciènces, Arenys de Mar. Las información sobre las tallas procede de David A. Ebert &, Matthias F. W. Stehmann (2013). FAO Species Catalogue for Fishery Purposes: Sharks, Batoids and Chimaeras of the North Atlantic. FAO, Roma.
²Toda la información sobre la biología reproductiva está tomada de E. D. Farrell, S. Mariani & M. W. Clarke (2010). "Reproductive biology of the starry smooth-hound shark Mustelus asterias: geographic variation and implications for sustainable exploitation". Journal of Fish Biology, 77(7):1505-25. doi: 10.1111/j.1095-8649.2010.02771.x.
³Se trata de los primeros registros en este mar. Un macho de 351 mm y una hembra de 318 mm capturados a 90 m de profundidad a 3 millas de la costa de Sile, Turquía, en noviembre del 2000. Tal vez habaían llegado desde el Egeo a través de los Dardanelos y el Bósforo. Véase Lütfiye Eryilmaz, Emre Yemisken & Cem Dalyan (2011). "The First Documented Record of Genus Mustelus (Chondrichthyes: Triakidae) in the Black Sea". Turkish Journal of Fisheries and Aquatic Sciences, 11: 157-160. DOI: 10.4194/trjfas.2011.0120.

Carcharhinus sp. en el Cantábrico, 1929

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Volvemos a bucear entre los magníficos fondos de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional para rescatar este curioso reportaje sobre la captura de al menos un carcharhínido en la costa Asturiana (no hay descripción ni fotografía del otro ejemplar de 4 m que se menciona). Apareció publicado el 19 de octubre de 1929 en la revista semanal ilustrada Alrededor del mundo, que estuvo en circulación entre los años 1899 y 1930.
La identificación de la especie de la imagen es extraordinariamente complicada, por no decir imposible, al menos para alguien que, como yo, no está lo suficientemente familiarizado con las claves taxonómicas de los carcharhínidos. Y por encima la descripción que ofrece el periodista la verdad es que no aclara nada las cosas, excepto tal vez para descartar la posibilidad de un Carcharhinus brevipinna, pongamos por caso, citado por Ebert y otros autores en el Cantábrico, dado que sus dientes no son triangulares, como si lo son los superiores del C. obscurus, otro posible candidato.
En cualquier caso, lo que demuestra este reportaje (aparte de que ciertamente el periodista necesita con urgencia la ayuda de un ictiólogo, como se verá en el penúltimo párrafo) es la diversidad de especies que había hace un siglo en nuestras costas.
Como siempre, transcribo fielmente el texto original, sin realizar ningún cambio o actualización a las normas del castellano actual.

                     LOS SELACIOS DE LA COSTA CANTÁBRICA

     La fauna marítima es tan rica y varia que son múltiples las ocasiones en que aparecen en todas las costas especies completamente desconocidas, tipos no clasificados.
     La población del mar varía con las épocas. Aún no hace muchos años la pesca de la ballena era completamente desconocida en España. Esto no quiere decir que no hubiera tales cetáceos en nuestras costas. Se sabe que hace algunos siglos los pescadores de la costa gallega sabían pescar la ballena. Después de esa época debió desaparecer o ser poco abundante en ese mismo litoral, porque cuando hace poco empezó la abundancia del gigantesco poblador de los mares tuvieron que venir a Galicia gente de Noruega para pescar y aprovechar todo cuanto hay en el cetáceo de susceptible para rendir un beneficio, que es casi todo, porque la ballena, como el cerdo, no tiene desperdicio. Hoy en Galicia hay varias factorías balleneras que producen al año un gran rendimiento.
     Volviendo al tema.
     En nuestras costas ocurren pescas sorprendentes como esta a que vamos a referirnos.
     Esta pesca es la de un selacio en un rincón de la abrupta costa cantábrica.
     En el Concejo de LLanes, en las inmediaciones de la pintoresca aldeíta de Cué, surge, de entre las aguas rumorosas del mar dicho, cual el fantasma de un gigantesco "iceberg" estacionado, el Castro Bayota, que, a no dudar, sus hendiduras, cuevas y recodos sirven de refugio y probable habitación de estos animales, ya que solo en sus alrededores se les logra ver.
     El "tolle" (nombre arbitrario que estas gentes le han dado a este pez) es un selacio de bastante corpulencia y su voracidad la ha demostrado palpablemente devorando multitud de pesca de estas costas. Sin embargo, no se le puede acusar de atacar a las personas, ya que, según parece y al decir de los que se han dedicado a su caza, corre al menor movimiento que se hace, y además, en un paraje separado de Castro Bayota unas dos o tres millas estuvo por espacio de seis o siete días el cadáver de un joven ahogado, sin que fuese atacado por los voraces vecinos que tenía. Esto no obstante, bien pudo ser por no visitar dichos peces aquel paraje, en el que nunca se les vió, o bien porque atraídos por la carnada que constantemente se les ofrecía como cebo no se separaban gran cosa de las inmediaciones de la mencionada playa.
     Las características de este animal son: largo, dos a cuatro metros; cuerpo fusiforme; cuatro filas de dientes (dos en cada mandíbula), triangulares y cortantes; cinco aberturas branquiales, sin aparato opercular; dos aletas triangulares dorsales (una hacia el medio y otra cerca de la caudal); un par de aletas pectorales y otro par anal; piel obscura por el lomo y más clara por el vientre, áspera casi como la de las lijas, vivíparo y placentario.
     El día tres de septiembre último los pescadores que figuran en la fotografía mataron uno que medía cuatro metros, y el día 6 del mismo mes lograron capturar el que tienen a sus pies, que midió dos metros veintisiete centímetros y pesó 125 kilos, después de haber salido de su vientre (pasadas cinco horas de muerto) veinte crías "vivitas y coleando".
     ¿Cuál es el verdadero nombre de este pez? Ya decimos que en Asturias le llaman "tollete" y creemos que entre los pescadores vascos se conoce con el mismo nombre.
     Por sus características se ve que este selacio no es un tiburón, ni lija, ni cazón, ni torpedo, ni pez martillo, ni pez sierra.
     Acaso un ictiólogo nos diera el nombre y quizá también no lo tuviera, porque, como ya decimos, con frecuencia se presentan en las costas ejemplares no clasificados.
FRÁMPERZ


Filogenia de los Squaliformes

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Etmopterus sp. fotografiado a 1563 m (foto: JNCC).
La filogenia es la relación evolutiva o de parentesco entre especies o taxones. La determinación de la filogenia de un grupo o clado se realiza a partir del análisis de ciertos caracteres morfológicos, de la información genética, o bien de una combinación de ambos, y los resultados son casi siempre sorprendentes (o por lo menos nunca te dejan indiferente). Es el caso de un reciente trabajo¹ sumamente interesante y bonito sobre la filogenia de los Squaliformes, un orden por el que siento un afecto especial, pues incluye algunos de los tiburones más enigmáticos e interesantes de cuantos existen. En general son especies poco y mal conocidas que habitan en el mar profundo (dos de ellas, por ejemplo, son las que ostentan el récord mundial de profundidad: el tollo raspa (Etmopterus princeps), con 4500 m para el Atlántico norte, seguido de la pailona (Centroscymnus coelolepis), con 3675 m) y, alguna familia, urgentemente necesitadas de una revisión taxonómica a fondo.
El trabajo de Straube et al. es de carácter molecular, aunque tiene también en cuenta elementos morfológicos como la presencia o no de fotóforos. Además de la filogenia de este orden, ofrece también datos sobre el cuando y el porqué surge la bioluminiscencia en los tiburones (la bioluminiscencia solo se da en los Squaliformes). Para las dataciones de los diferentes hitos evolutivos los autores parten de datos procedentes de la estratigrafía y de los registros fósiles disponibles, por lo que naturalmente son aproximadas y sujetas a constante revisión. De mi parte, y para situarnos bien en contexto, he añadido unas imágenes de especies actuales, mapas y descripciones de como era la Tierra en momentos puntuales de su historia y de la historia de los tiburones.

1 y 2. Hexanchiformes; 3. Echinorhiniformes;
4. Squatiniformes; y 5. Pristiophoriformes
(representantes actuales).
El trabajo parte no de los escualiformes, sino de los escualomorfos. Los órdenes actuales de tiburones pueden agruparse en dos grandes grupos o superórdenes: escualomorfos (Squalomorphii) y galeomorfos (Galeomorphii), según una serie de elementos anatómicos comunes (estructura cerebral, tipo de unión de la mandíbula con el cráneo, etc.) y su pertenencia a una misma rama evolutiva. El primer grupo comprende los órdenes Hexanchiformes, Echinorhiniformes, Squatiniformes, Pristiophoriformes y Squaliformes, que presentan caracteres que se consideran más primitivos, poseen un cerebro más pequeño, y en general han evolucionado en entornos de aguas profundas. El segundo incluye los restantes órdenes: Heterodontiformes, Lamniformes, Orectolobiformes y Carcharhiniformes, más avanzados anatómicamente, a excepción de los Heterodontiformes, el orden más primitivo de los cuatro, y con un cerebro en general de mayor tamaño, entre otras características².

1. Escualomorfos y galeomorfos comenzaron a radiar, a diversificarse para ocupar diversos nichos ecológicos, hace aproximadamente unos 200 millones de años, durante el periodo de extinción masiva del Triásico-Jurásico, que alteró profundamente la estructura ecológica marina ofreciendo así amplias e interesantes posibilidades para nuevos y audaces colonizadores.
En aquellos días Pangea estaba ya agrietándose, en el proceso que daría lugar, unos cuantos millones de años después, a la formación de dos grandes supercontinentes, Laurasia y Gondwana. Esta grieta es el origen del océano Atlántico. Los mares estaban dominados por ictiosaurios, plesiosaurios y gigantescos cocodrilos marinos, y abundaban los cefalópodos, ammonites y belemnites.

La Tierra hace unos 200 millones de años. Pangea se rompe.
Una grieta se abre desde el oeste hacia el mar de Tetis.
2. Los Hexanchiformescañabotas y tiburones anguila fueron el primer brote de los escualomorfos, el primer grupo en desgajarse del tronco común, el cual, posteriormente, hacia el Jurásico Superior (entre 150-156 millones de años), termina bifurcándose en dos clados o ramas evolutivas: por un lado se van los Echinorhiniformes, Squatiniformes y Pristiophoriformes, y por el otro, los Squaliformes, en solitario. Y este es a mi juicio uno de los aspectos más interesantes del estudio de Straube, pues aporta un argumento más² para justificar la inclusión de la familia Echinorhinidae en su propio orden, Echinorhiniformes, superando la versión tradicional que todavía se empeña en considerarla parte del orden Squaliformes:
Esta estimación filogenética revela dos grandes clados: los Squaliformes sin los Echinorhinidae y un clado que incluye a Squatina, Pristiophoriformes y Echinorhinus. Dentro de este clado, Echinorhinus es hermano de Squatina y de los Pristiophoriformes. Los resultados sugieren que los Echinorhinidae no son Squaliformes, sino un grupo hermano de los angelotes (Squatiniformes) y de los tiburones sierra (Pristiophoriformes), tal como el análisis de los datos mitocondriales ha apuntado con anterioridad. Por consiguiente, los Squaliformes forman un grupo monofilético solo si se excluye el género Echinorhinus.
Jurásico Superior, hace unos 150 millones de años.
Gondwana se fragmenta para formar África, Sudamérica,
India y el bloque que daría lugar a la Antártida y Australia.
3. La radiación de los Squaliformes comienza en el Cretácico Inferior (145-110 millones de años) y se extiende hacia el Superior. En este periodo se completa la ruptura de Pangea, y los grandes megacontinentes, Laurasia al norte y Gondwana al sur, comienzan también a fragmentarse en los bloques continentales que ya empiezan a cobrar el aspecto que tienen en la actualidad, si bien ocupando una posición distinta. El clima es en general más cálido, lo que provoca una subida del nivel del mar y la formación de diversos mares epicontinentales llenos de vida. En el mar de Tetis florecía el plancton que daría origen a más de la mitad de las actuales reservas mundiales de petróleo. La deriva de los continentes genera cambios en las condiciones ambientales del mar profundo que multiplican la "oferta ecológica" para nuevos colonizadores. De ahí que la tasa de diversificación detectada a finales de este periodo sea muy alta, particularmente en las familias Etmopteridae, Dalatiidae, Oxynotidae y Somniosidae
En el seno de los Squaliformes la primera familia que decide emprender su propia senda evolutiva al margen de las demás es Squalidae.
Fuente: Straube et al., BMC Evolutionary Biology, 2015.
Más tarde, unos 114-138 millones de años atrás, le toca el turno a la familia Centrophoridae, seguida, en la transición del Cretácico Inferior al Superior, por las familias Dalatiidae, Somniosidae, Oxynotidae y Etmopteridae.
Straube et al. consideran que es bastante probable que los ancestros comunes de estas cinco familias que emprendieron la colonización de aguas cada vez más profundas fuesen bioluminiscentes (solo posteriormente los centrofóridos habrían perdido esa capacidad), como se observa en el gráfico siguiente.
Las "tartas" indican la probabilidad de que un ancestro común fuese bioluminiscente (azul celeste) o no (rojo). Fuente: Straube et al., BMC Evolutionary Biology, 2015.
Los autores concluyen que el origen de los fotóforos está por tanto muy vinculado a la evolución y veloz diversificación de las familias Dalatiidae, Etmopteridae, Oxynotidae y Somniosidae durante esta etapa. Es decir, los fotóforos, cuya función primordial era el camuflaje [véase Bioluminiscencia II: Funciones], debieron de jugar un papal importante en la conquista del mar profundo.
Otro dato extraordinariamente interesante de este trabajo (me atrevo a decir que llegado a este punto seguro que algún lector ya habrá levantado la ceja) es el descubrimiento de fotóforos nada menos que dentro de la familia Somniosidae, en el género Zameus, concretamente en unas muestras de tejido de la mielga de terciopelo (Zameus squamulosus). Esto quiere decir, entre otras implicaciones, que la bioluminiscencia no se limita a las especies de las familias dalatiidae y etmopteridae.

Cretácico Superior, hace 90 millones de años.
4. A finales del Cretácico y comienzos del Paleoceno, ya en el Cenozoico, hace unos 65 millones de años, se produce una segunda radiación en las familias Somniosidae y Etmopteridae. De nuevo un proceso de extinción masiva. Éste acabó con el 75% de los organismos de la Tierra, incluidos los dinosaurios y, en el mar, especies como los plesiosaurios y los ammonites, ofreciendo como contrapartida nuevas oportunidades evolutivas que van a ser bien aprovechadas por criaturas de lo más extraño y vulgar, como los mamíferos, que empezaron a multiplicarse y diversificarse para finalmente imponerse sobre las demás.
Un dato curioso es que los resultados de este estudio colocan a los cerdos marinos (fam. Oxynotidae) no en una rama propia, sino alojados bien dentro de la familia Somniosidae: "Oxynotus está asociado con un grupo de especies por lo demás muy parecidas morfológicamente, es decir, junto con Zameus, Centroselachus, Scymnodon y Centroscymnus. Nuestros datos moleculares muestran que los cinco géneros están íntimamente relacionados" (el género Somniosus ya se había escindido con anterioridad). La consecuencia es que la familia Somniosidae sería en realidad parafilética (es decir, no todos sus miembros proceden de un único ancestro común).
Fue antes de ayer, hace poco más de 15 millones de años, cuando los oxynótidos al fin se escindieron del grupo del Scymnodon.
Quién nos lo iba a decir.

Tiburón cerdo (Oxynotus centrina). Foto: Oceana.

___________________________
¹Nicolas Straube, Chenhong Li, Julien M. Claes, Shannon Corrigan & Gavin J. P. Naylor (2015). "Molecular phylogeny of Squaliformes and first occurrence of bioluminiscence in sharks". BMC Evolutionary Biology, 15:162, doi: 10.1186/s12862-015-0446-6.
²
Véase A. Peter Klimley (2013). "Evolutionary History". The Biology of Sharks and Rays. Chicago, The Universiry of Chicago Press.

³Los resultados de un trabajo anterior apuntan en la misma dirección, que el género Echinorhinus no pertenece a los Squaliformes: "Los datos de ADN de que disponemos sugieren que el Echinorhinus cookei es un pristiophoriforme". Ximena Vélez-Zuazo & Ingi Agnarsson (2011). "Shark tales: A molecular species-level phylogeny of sharks (Selachimorpha, Chondrichthyes)". Molecular Phylogenetics and Evolution, 58(2): 207-217, doi:10.1016/j.ympev.2010.11.018


Tiburones blancos en la Europa atlántica del Plioceno

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Vistas labial (a) y lingual (b) del diente de Matos. Fuente: M. T. Antunes & A. C. Balbino, Revista Española de Paleontología, 2010.
     El tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es hoy en día una especie cuando menos rara en esta parte del Atlántico NE, siendo optimistas. Aunque nuestra zona figura en cualquier mapa de distribución que consultemos, las citas son por desgracia escasísimas: desde las Azores hacia el norte, incluyendo el Cantábrico y las aguas más septentrionales de las Islas Británicas, existen tan solo 7... para los últimos 200 años. En Galicia tenemos un único registro, en mi opinión dudoso, de 6 ejemplares nada menos, observados hace más de 30 años en la lonja de Coruña [véase discusión en ¿Hay o no hay tiburones blancos en Galicia?]. En esto Portugal tiene más suerte: en 1997 se se capturó un ejemplar de casi 5 m a unas tres millas de la freguesia de Armação de Pêra, en el Algarve.
     Sin embargo hubo un tiempo en que esta hermosa criatura fue, no sabemos si abundante, pero si con toda probabilidad bastante común en nuestras aguas.

Breve historia de un diente. A principios de los años 40 del siglo pasado, un tal Malaquías das Neves encontró un diente fósil mientras cavaba un pozo en el suelo arenoso de una finca de su propiedad, en la pequeña aldea de Matos, situada unos 50 kilómetros al sur de Figueira da Foz (Portugal). El paisano tuvo la feliz idea de entregárselo, junto con otros fósiles, a un profesor de la Universidad de Coimbra, José Custódio de Morais, quien a su vez se lo presentó a Leslie R. Cox, del Museo de Historia Natural de Londres, para su identificación. Y finalmente quedó depositado con la etiqueta de "Carcharodon megalodon" (sic) en los fondos del Museu Mineralógico y Geológico de aquella universidad durante casi 70 años.
Área de procedencia del diente.
     El megalodón no es infrecuente en los depósitos del Mioceno medio y superior (14 y 7 millones de años, aproximadamente) de zonas como Lisboa, Setúbal y el Algarve, pero se da la circunstancia de que la región de Matos se encuentra sobre sedimentos marinos bastante más tardíos, concretamente del Plioceno (unos 5 millones de años), una época de la que datan los dientes fósiles de tiburón blanco encontrados en diversos yacimientos europeos de Bélgica, Holanda, Italia, o España.
     En Portugal no se había encontrado ningún fósil de tiburón del Plioceno, lo que no dejaba de ser curioso. Hasta que uno de los más eminentes paleontólogos de aquel país, Miguel Telles Antunes, recordó haber leído algo sobre el diente de megalodón encontrado en Matos y decidió que sería buena idea echarle un vistazo. Por fortuna todavía seguía en el Museu, y pudo entonces comprobarse que en realidad no pertenecía a un Carcharocles megalodon, sino al Carcharodon carcharias. Era un diente lateral superior, probablemente de la segunda fila, correspondiente a un ejemplar de una longitud estimada de casi 4 m¹, una talla más que discreta para la época.
     Tuvo el honor de convertirse en el primer tiburón del Plioceno portugués y primer fósil de tiburón blanco nunca encontrado en el país.

Foto: Alexander Safonov.
Tiburones blancos en la Europa atlántica del Plioceno. El Carcharodon carcharias apareció en el planeta hace unos 5-6 millones de años, entre finales del Mioceno y principios de Plioceno.
     El diente de Matos concuerda con otros registros europeos del Plioceno (no hay restos de Carcharodon en los depósitos de la etapa anterior), lo que viene a demostrar que el tiburón blanco estuvo ampliamente extendido a lo largo de las costas atlánticas del continente desde los mismos comienzos de su existencia como especie.
     En este tiempo los continentes avanzaron en su deriva hasta situarse aproximadamente a unos 70 km de sus posiciones actuales. América del Sur y América del Norte quedaron unidas mediante el istmo de Panamá, lo cual causó una profunda alteración del clima de la Tierra: la circulación de las corrientes ecuatoriales cálidas quedó truncada y el Atlántico, ahora aislado, empezó a enfriarse; las temperaturas de las aguas árticas y antárticas cayeron en picado y se formó el casquete polar ártico. En último término todo ello trajo consigo el enfriamiento de todo el planeta.
     Pese a todo, a mediados del Plioceno las temperaturas todavía eran en general unos 2-3º C más altas que hoy en día y el nivel del mar estaba unos 25 m por encima de sus niveles actuales. El océano estaba rebosante de leones marinos, focas y sirénidos, una fuente energética de primer orden especialmente preparada para un depredador con la suficiente potencia y agilidad. Muchas familias de grandes cetáceos se extinguieron y otras abandonaron los trópicos desplazándose hacia las regiones polares.
     El tamaño de los dientes encontrados en yacimientos repartidos por todo el mundo apunta a que los tiburones blancos de 7 m o más no eran en aquel entonces precisamente escasos² (en la actualidad, muy raramente superan los 6 m). Y es que estas criaturas competían ferozmente con el gran megalodón (Carcharoclesmegalodon) por el dominio del océano. Eran depredadores más pequeños, pero más veloces, ágiles y posiblemente más inteligentes que el viejo gigante, que, incapaz de adaptarse a un mundo más frío para buscar a sus grandes presas, iba ya apurando sus últimos momentos sobre la Tierra. Los blancos contaban además con un mecanismo generador de calor que les permitía colonizar ambientes más fríos y hostiles al tiempo que aumentaba la capacidad de procesamiento de información de su cerebro. Eran, en suma, más modernos y eficaces.
     Carcharodon y Carcharocles mantuvieron su desigual disputa durante las primeras etapas del Plioceno, como se evidencia, por ejemplo, en el Mediterráneo, donde existen fósiles de megalodón que datan de esta época, si bien ciertamente muy escasos en comparación con los del Mioceno (en cambio, los de tiburón blanco son abundantes). Esto hace sospechar una colonización secundaria tras la Inundación Zancliense³ por parte de ejemplares provenientes de las costas del sur de Portugal, del Algarve, como el tiburón blanco de 1997, y una coexistencia fugaz, al menos, de ambas especies.

Conclusión: El tiburón blanco y el Australopithecus. El tiburón blanco vivió aquí al menos durante los primeros centenares de miles de años de su existencia. Puede decirse que prácticamente lo vimos nacer. Aunque en realidad haya sido exactamente al revés: fue el tiburón blanco quien nos vio nacer a nosotros, fue él quien observó como un buen día unos primates la mar de raros y chillones decidieron bajar de los árboles y echarse a andar. Y todavía pasarían millones de años hasta que comenzasen a encaramarse a lo más alto de la Xunta de Galicia.

El Carcharodon carcharias (foto de Andy Murch) y uno de los australopithecus más famosos, Lucy, una hembra de Australopitecus afarensis de hace 3,2 millones de años (reconstrucción procedente en el Museo Nacional de Antropología de México).

______________________________
¹Miguel Telles Antunes & Ausenda Cáceres Balbino (2010). "The great white shark Carcharodon carcharias (Linné, 1758) in the Pliocene of Portugal and its early distribution in eastern Atlantic". Revista Española de Paleontología, 25 (1), 1-6. ISSN 0213-6937.
²Sylvain Adnet, Ausenda C. Balbino, Miguel Telles Antunes & J. M. Marín-Ferrer (2010). "New fossil teeth of the White Shark (Carcharodon carcharias) from the Early Pliocene of Spain. Implication for its paleoecology in the Mediterranean". Neues Jahrbuch für Geologie und Paläontologie Abhandlungen, 256: 7-16, Stuttgart. En este trabajo se citan dientes encontrados en Guardamar del Segura (Alicante) de ejemplares correspondientes a tallas estimadas próximas a los 700 cm.
³Ibíd. Se conoce como Inundación Zancliense la reconexión del Atlántico con el Mediterráneo, que prácticamente se había secado, ocurrida hace poco más de 5 millones de años, al inicio del Plioceno.

Cornuda (Sphyrna zygaena)

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Sphyrna zygaena. Foto: Andy Murch, www.elasmodiver.com.

Cornuda

Sphyrna zygaena (Linnaeus, 1758)

(es. Cornuda, pez martillo, cornuda cruz; gal. Peixe martelo, carabinero; in. Smooth hammerhead; port. Tubarao-martelo.)

Orden: Carcharhiniformes
Familia: Sphyrnidae


Los martillos (familia Sphyrnidae) constituyen uno de los grupos de tiburones más extravagantes e inconfundibles debido a la forma peculiar de la cabeza, con esas características expansiones laterales que dan nombre a su familia (el término griego Sphyra significa 'martillo').
Aunque a alguna gente le parece lo contrario, los esfírnidos son los tiburones más modernos, en términos evolutivos, y avanzados que existen. Poseen el cerebro más complejo y sofisticado de todos, y las "palas" de su cabeza, lejos de ser un adorno un tanto estrambótico, son en realidad el prodigioso resultado de un estudio de diseño que solo puede estar al alcance del prestigioso laboratorio de la Evolución.

Fuente: Sandra Raredon, Smithsonian Institution, National Museum of Natural History, Department of Vertebrate Zoology, Division of Fishes.
El "martillo" cumple una doble función, sensorial e hidrodinámica. Incrementa las superficie de detección de campos eléctricos a la vez que amplía el campo de visión frontal y lateral, gracias a la peculiar ubicación de los ojos, en los bordes, así como la superficie de barrido para captar estímulos químicos, al estar las narinas situadas muy cerca de los extremos de la cabeza. Al mismo tiempo, la forma y estructura de las palas proporcionan mayor hidrodinamismo y maniobrabilidad: la cabeza ofrece menos resistencia al agua y permite al animal realizar bruscos cambios de dirección sin perder la estabilidad, además de actuar como una aleta más, complementaria de las pectorales, para aportar una mayor fuerza de sustentación y elevación dinámica.

Foto: Andy Murch.
De las 10 especies de martillos que se han descrito hasta ahora [véase Cabezas de martillo (fam. Sphyrnidae)], al menos una está presente en nuestras aguas, la cornuda o pez martillo (Sphyrna zygaena), un nadador potente y activo que ocasionalmente cae en los palangres del marrajo y el pez espada, particularmente en verano.

Descripción. El borde anterior de la cabeza es trilobulado con el extremo liso, sin la muesca central presente en especies similares como la cornuda negra (Sphyrna lewini) o la cornuda aliblanca (S. couardi); el borde posterior está inclinado hacia atrás. La primera dorsal es alta y algo inclinada, con su origen levemente más atrasado que la axila pectoral. La segunda dorsal es más baja que la anal, aunque sus respectivas bases son casi de la misma longitud, y se encuentra en posición un poco más retrasada que ésta; ambas presentan largos barbillones; el borde posterior de la anal presenta una marcada concavidad. Las aletas pélvicas son bajas y prácticamente rectas, no falcadas.
Fuente: Australian National Fish Collection, CSIRO.
En cuanto a la librea, la cornuda posee un color gris o pardo grisáceo u oliváceo en el dorso y blanquecino en la superficie ventral. Sin manchas distintivas, si bien en algunos ejemplares los extremos ventrales de las pectorales pueden estar más oscurecidos.

Dentición. Dientes similares en ambas mandíbulas. Tienen base ancha y cúspide estrecha e inclinada, y con forma triangular. Los bordes son lisos a finamente aserrados. Presenta 29-31 filas en la mandíbula superior y 25-31 en la inferior.
Foto: Ross Robertson.
Talla. La cornuda uno de los tiburones martillo más grandes, solo por detrás del gran Sphyrna mokarran, que puede superar los 6 m. La longitud máxima es de 370-400 cm, tal vez más, con un promedio de 2,5-3,5 m. Al nacer miden unos 50-61 cm. Las tallas de madurez se sitúan desde alrededor de los 210-240 cm hasta los 256 cm en los machos y los 304 cm en las hembras¹. 

Reproducción. Vivíparo placentario con el cordón umbilical festoneado. Las camadas son de 20 a 50 crías, que nacen en primavera y comienzos del verano tras unos 10-11 meses de gestación. Se han detectado áreas de cría en aguas someras de 1-10 m, sobre estrato arenoso. La longevidad de la especie se sitúa en torno a los 18-20 años.

Dieta. Muy variada. A base de peces óseos (arenques, doradas, caballas), cefalópodos y pequeños tiburones y rayas, también crustáceos. Frecuenta los cebos y presas de los palangres.

Fotos amablemente cedidas por Gonzalo Mucientes.
Hábitat y distribución. La cornuda es un tiburón pelágico de hábitos costeros y semioceánicos en aguas cálidas y templadas (es el esfírnido con más amplio rango de temperaturas). Se encuentra en la plataforma continental hasta los 200 m; los ejemplares d⁴e mayor suelen encontrarse con mayor frecuencia sobre su borde. Este nadador activo puede desplazarse en solitario o formando cardúmenes cuando son inmaduros.
Ha sido visto en entornos de agua dulce y salobre, en el Indian River, Florida, y en el estuario del Río de la Plata, Uruguay².

Elaboración propia a partir de Ebert, Fowler, Compagno& Dando (2013). Sharks of the World, Wild Nature Press.
Distribución mundial amplia, si bien en los trópicos es insuficientemente conocida dada la posible confusión con la cornuda común (Sphyrna lewini), que es allí mucho más abundante. En esta parte del Atlántico y el Mediterráneo la situación es la contraria: S. zygaena es más común y abundante que S. lewini.
En el Atlántico NE se encuentra desde Irlanda e Inglaterra, con presencia ocasional en el Mar del Norte, hasta Senegal, Guinea, Cabo Verde, Costa de Marfil y Angola. También presente en el Mediterráneo, particularmente en su área central, aunque ha desaparecido de ciertas zonas.

Pesca y conservación. Bien como especie objetivo o de manera accidental, la cornuda se captura con una amplia variedad de artes como el palangre, cerco, volanta, redes de deriva, arrastre pelágico y de fondo, etc. en pesquerías costeras y oceánicas. Su aprovechamiento es prácticamente integral, aunque sin duda su mayor atractivo son sus grandes aletas, muy apreciadas dado el elevado número de radios cartilaginosos que poseen. La desmesurada demanda de aleta por parte del mercado asiático hace que algunos lugares las cornudas constituyan un preciado objetivo del finning o aleteo: a los ejemplares capturados simplemente se les cortan las aletas y luego se devuelven al mar, muchas veces con vida, abandonados a una lenta y cruel agonía.
Alrededor del 4-5%, por lo menos, de las aletas subastadas solamente en Hong Kong, el mayor mercado de aleta del mundo, son de cornuda, S. zygaena y/o S. lewini; y se calcula que en entre 1,3 y 2,7 millones deejemplares de ambas especies entran en este mercado global, lo que representa unas 49 000-90 000 tm.³

Imagen tomada de la página de Marine Megafauna Foundation.
Figura en la Lista Roja de la IUCN con el estatus de Vulnerable, con una tendencia poblacional claramente negativa. En este sentido, los datos históricos de que disponemos para ciertas áreas del planeta no son nada alentadores: en el Atlántico central y oriental, los datos de bitácoras de pesca de la flota norteamericana indican que las poblaciones de esfírnidos (S. lewini, S. mokarran y S. zygaena) han descendido un 89% desde 1986; en el Mediteráneo se estima que la biomasa de estas tres especies ha caído un 99% desde principios del siglo XIXy en algunas áreas parece haber desaparecido por completo.

La IUCN advierte de la perentoria necesidad de más estudios que evalúen correctamente el volumen de capturas, las tendencias poblacionales y ciertos parámetros de su biología, todavía no muy bien conocida, a fin de determinar si es necesario elevar el nivel de protección.
Los datos de capturas de los esfírnidos en general no suelen ser muy exactos, por decirlo suavemente, pues con frecuencia no se hace distinción entre especies, se meten en el mismo saco bajo la misma etiqueta. Esto quiere decir que para ciertas especies y zonas, las cifras pueden estar muy por debajo de la realidad.

En la lonja de Vigo hace unos años. Detrás se aprecia el dorso de una hembra de zorro (Alopias vulpinus).
La cornuda figura en el Anexo I de la lista de especies altamente migratorias de la UNCLOS. Desde el 1 de enero de 2010, por la Orden ARM/2689/2009, de 28 de septiembre, España prohíbe terminantemente a sus buques pesqueros la captura, transbordo, desembarque y comercialización de esfírnidos en todos los caladeros en que realicen su actividad, incluyendo aguas jurisdiccionales de otros países con los que exista un acuerdo pesquero (BOE del 5 de octubre de 2009).

____________________________
¹David A. Ebert, Matthias F. W. Stehmann (2013). FAO Species Catalogue for Fishery Purposes: Sharks, Batoids and Chimaeras of the North Atlantic. FAO, Roma.
² Datos tomados de B. M. Casper, A. Domingo, Gaibor, N., Heupel, M.R., Kotas, E., Lamónaca, A.F., Pérez-Jimenez, J.C., Simpfendorfer, C., Smith, W.D., Stevens, J.D., Soldo, A. & Vooren, C.M. 2005. Sphyrna zygaena. The IUCN Red List of Threatened Species 2005: e.T39388A10193797, consultado el 3 de noviembre de 2015.
³ y Ibíd.


Los tiburones según Cornide (1788)

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José Andrés Cornide de Folgueira y Saavedra (1734-1803), "Académico honorário de la Historia, vecino de la Coruña", fue uno de nuestros grandes ilustrados. Investigador y estudioso de los más variados campos del conocimiento, desde la geografía y la historia hasta la historia natural, en 1788 publicó lo que probablemente sea el primer tratado de ictiología española, su Ensayo de una historia de los peces y otras producciones marinas de la costa de Galicia, arreglado al sistema del caballero Cárlos Linneo. Con un tratado de las diversas pescas y de las redes y aparejos con que se practican, a partir de sus observaciones y de sus lecturas de las obras de los grandes naturalistas como Linneo, Artedi o Rondelet.

Errores. Desgraciadamente, al menos en lo que respecta a los tiburones, la obra contiene inexactitudes y errores importantes. Naturalmente, algunos son solo atribuibles al desconocimiento general que en aquella época se tenía sobre estas especies. Otros, en cambio, son debidos a la confusión generada por la amplia y poco precisa variedad de nombres comunes, que a veces se utilizan tanto para nombrar una misma especie como para referirse a especies de aspecto similar, pero sin ninguna relación específica, o incluso totalmente distintas, como es el caso de las voces 'lixa', 'mielga', o 'melgacho'. Esta circunstancia exige un cuidadoso proceso de discriminación a partir de unos conocimientos específicos de los que el autor parece carecer. Finalmente, y esto es una impresión estrictamente personal y acaso gratuita, algunos errores parecerían sencillamente producto de las prisas, tal vez en la revisión del texto, o en algún momento del proceso de transformación del texto manuscrito en el libro impreso. Valga como ejemplo el despiste (no puede entenderse de otra forma) con el S. centrina y el S. acanthias que veremos a continuación. Solo la comparación con el texto manuscrito, si es que existe, podría sacarnos de dudas.
En cualquier caso, nada de lo anterior deber restar el menor mérito ni al autor (un auténtico pionero) ni a su obra, que particularmente considero, en su conjunto, como un afortunado producto de su tiempo. Una revisión crítica en modo alguno implica la minusvaloración de un gran trabajo.

El texto. Como siempre, respeto escrupulosamente la ortografía y grafías del original, aunque en beneficio de la claridad actualizo la puntuación y el uso de las cursivas. Para quien desee consultarlo o hacerse con una copia, el texto es de acceso abierto en la excelente página de la Biodiversity Heritage Library. Las ilustraciones, excepto cuando se indica lo contrario, proceden de las Illustrations de Ichtyologie ou histoire naturelle générale et particulière des Poissons (1795-1797), la magna obra de M. E. Bloch disponible entre los fondos digitales de la Bibliotèque nationale de France.

Los tiburones según Cornide. Tal como anuncia el título, en lo referente a la clasificación de los tiburones Cornide sigue a Linneo, quien tuvo la extraña idea de incluirlos, junto con las rayas, quimeras y otras especies como los rapes (gen. Lophius) y los peces luna (gen. Tetraodon, actualmente Mola), en un orden que denominó "Anfibios nadadores" (Amphibia nantes), pues juzgaba, a partir de ciertos caracteres morfológicos como la forma y estructura de las agallas (distintas de las de los peces óseos), que podían también tener pulmones, como los dipnoos, al menos en alguna de sus fases de desarrollo.
Gen. 131. SQUALUS.
     Los Esqualos pertenecen en el sistema de Linneo al quarto órden de la clase intitulada Amphibios Nadantes. Comprehéndese baxo esta denominacion todos los Peces de aletas cartilaginosas, largos, delgados, y cuya boca corresponde debaxo de la mandíbula superior, que excede en mucho á la inferior y la dexa oculta, tales son v. g. los Tiburones ó Marrajos, las Mielgas, los Tollos ó Canículas, los Cazones, las Pintarrojas, las Lixas, &c.
A continuación selecciona siete¹ de las 13 especies de tiburones propiamente dichos, "los comunes en nuestra costa". El nombre de cada especie va precedido por el número de su correspondiente entrada en el catálogo de Linneo (excepto en el caso del Squalus catulus: Sp. 10 en Cornide, Sp. 9 en Linneo), y seguido de una breve descripción latina procedente del mismo texto y, en algunos casos, también de obras de autores como Rondelet o Gronovius.

1. Squalus acanthias(cast. mielga; gal. melga, melca)

Squalus acanthias.
LA MIELGA.
Sp. 2. Squalus centrina. Pinna annali nulla, dorsalibus spinosis, corpore subtriangulari.

     Es la Mielga bastante comun, especialmente en los puertos que caen al Sur del Cabo de Finisterra (sic), adonde la secan al ayre para venderla luego en lo interior del Pais, llevándola hasta Castilla, cuyas Comunidades hacen uso de este cecial² para variar las comidas quadragesimales³, aderezándolo con un guiso dulce que algunos hallan fastidioso, aunque tambien la suelen servir frita y rebozada con dulce, ó sin el.
     La Mielga, aunque mas crasa que el Melgacho, no es muy apreciable en fresco, y aun en cecial conserva un tufillo harto desagradable. No obstante, su pesca es digna de que se promueva, pues sirve de suplemento á otros géneros extranjeros.
Es evidente que la descripción arranca con un importante error que solo puede ser producto de un monumental despiste: el nombre científico y la breve descripción en latín corresponden a otra especie, el tiburón cerdo o Squalus centrina (Oxynotus centrina, según el nombre aceptado en la actualidad), que efectivamente es la "Sp. 2" en la lista de Linneo. Es probable que lo que Cornide tuviese en mente fuese algo parecido a esto: "Sp. 1. Squalus acanthias. Pinna annali nulla, dorso spinoso, corpore teritiusculo".
La conclusión es que de ningún modo puede atribuirse a Cornide la primera cita del Oxynotus centrina en Galicia, tal como se viene haciendo, puesto que su inclusión es totalmente accidental.

2. Etmopterus spinax(cast. negrito; gal. gata, gata negra, crabudo)
Etmopterus spinax. Ilustración francesa de finales del XIX.
CRABUDO.
Galeo Acanthia. Rondelet.
Sp. 3. Squalus spinax. Pinna annali nulla, dorsalibus spinosis, naribus terminalibus.

     Este pez es una especie de Cazon, que por todo su cuerpo está guarnecido de espinas ó clavos, que es la razon porque en gallego se llama Crabudo, del nombre crabo, que vale clabo (sic) en castellano. Por la misma razon los franceses le llaman Aguillat, esto es, lleno de agujas, circunstancia que no impide el que su carne se seque como la de la Mielga, y sea comestible. Su hígado, que es muy grande, se convierte en aceyte, sirve para quemar, y mitiga el dolor de aquella entraña en los que adolecen de ella.
La descripción del tipo de aprovechamiento del Squalus spinax tal vez invita a pensar en otra clase de tiburón, de mayor tamaño y por tanto con más carne (más "comida").

3. Squatina squatina(cast. angelote; gal. peixe anxo, xelote)

Squalus squatina.
ANGELOTE Ó PEJE ANGEL.
Sp. 4. Squalus squatina. Pinna annali nulla, daudae duabus, ore terminali, naribus cirrosis.

     Tiene este Pez un medio entre los Esqualos y las Rayas, pues ni es proporcionalmente tan largo como los primeros, ni tan ancho como las segundas. Por la disposicion de sus aletas le han dado el nombre de Peje angel, pues realmente representan las alas con que se suelen pintar los Angeles. Rondelecio, que le dibuxó baxo el nombre de Squatina, dice suele haberlos tan grandes que llegan á pesar ciento sesenta libras; en esta costa no aparecen semejantes monstruos, y el que mas no pasa de una vara de largo. El mismo autor dice que este Pez no merece aprecio alguno por la dureza y sabor ferino de su carne, pero que de su hígado se hace un aceyte que, mezclado con agenjos (sic) y otros simples que señala, deshace las durezas de aquella víscera. No obstante nuestros Pescadores, poco delicados, no dexan de comerlo despues de desollado.
     Algunos entienden que la Esquatina es el Pez que llamamos Lixa, pero se equivocan, pues aquella propiamente es el Squalus carcharias, á quien los Portugueses conservan todavía el nombre de Cascarra por la aspereza de su piel.

4. Galeorhinus galeus(cast. y gal. cazón)

Squalus galeus.
CAZON.
Sp. 7 . Squalus galeus. Naribus ori unicis foraminibus ad oculos. Galeus canis. Rondelet.

     El Cazon solo difiere del Melgacho en que su lomo es ceniciento, sin manchas, y su piel mas áspera. Su comida no es muy apreciable por su dureza, por cuya razon suelen decir en gallego que es tan duro como un Cazon. Su piel suele emplearse en los mismos usos que la del Melgacho.
     En la costa de Ceuta le llaman Galludo, y en la de Francia le dan el nombre de Chat (gato).

5. Scyliorhinus canicula(cast. pintarroja, lija; gal. melgacho, patarruxa, canexa, etc.)

Squalus catulus.
TOLLO Ó CANÍCULA.
Sp. 10. Squalus catulus. Dorso ocellato mutico, pinnis vertebralibus concretis, caudae aproximatis, capite punctato.

     Esta especie de Esqualo ó Mielga se llama en gallego Melgacho, que es lo mismo que Mielga pequeña; y por las señas es tambien el mismo Pez á quien Huerta dá el nombre de Canícula, y nuestro Diccionario Castellano el de Tollo. En Portugal le llaman Caneja, nombre bastante semejante al de Canícula, y en Valencia Gatet (gatillo), por la semejanza que tiene con el Cazon, llamado Gato, de quien solo difiere en el tamaño y en el color. Su cuerpo es mas delgado é igual que el de la Mielga, pardusco en el lomo y blanco por el vientre, esta salpicado por aquel de manchas negras de tamaño de lentejas. Su comida es muy fácil, y tan sana que se permite á los enfermos. Su piel, que se le saca para guisarlo, suele emplearse en Francia para cubrir estuches y otras piezas, bien que solo es á falta de las de Lixa y Cazon.

6. Scyliorhinus stellaris(cast. alitán; gal. roxa, casacú)

Squalus canicula.
LIXA.
Sp. 12. Squalus carcharias. Dorso plano dentibus serratis.

     Este Esqualo no es freqüente en esta costa, y abunda mas en la de Asturias.
     Aunque algunos autores aplican á una especie de Tiburones el nombre de Carcharias, yo se lo doy á la Lixa, fundado en que los Portugueses la llaman Cascarra, que tanto se parece al de Carcharias, por el que está bastante caracterizada. La principal circunstancia por donde se conoce este Amphibio es por tener la piel roñosa y cascarrienta, de tal modo que la emplean para alisar las maderas duras, el hueso y el marfil.
     Nuestro Diccionario me parece que se equivoca en decir que en Andalucía se llama Pintarroja y en Galicia Melgacho, pues aunque son todos estos Amphibios de un mismo género, difieren en las especies, como se puede ver en los respectivos artículos.
     Los Catalanes le dan el nombre de Gato y de Porc, el primero aludiendo sin duda á su figura y el segundo, á la aspereza de su piel.
     La Lixa no solo nos da su piel en favor de la Evanistería, sino que su hígado produce hasta ocho y diez quartillos de aceyte muy bueno para quemar.
Es evidente que Cornide se confunde nuevamente aquí. El "dentibus serratis" que indica Linneo, 'dientes aserrados', solo puede referirse al tiburón blanco (Carcharodon carcharias). Con toda probabilidad, lo que está describiendo es el alitán o roxa (Scyliorhinus stellaris).

7. Mustelus mustelus(cast. musola; gal. cazón liso, canexa)

Squalus mustelus. Grabado de finales del XVIII.
PINTARROJA.
Sp. [1]3. Squalus mustelus. Dentibus obtusis.
Squalus rostro subacuto, corpore subrotundo, dorso uni colore fusco, pinnis pectoralibus curtis. Gronov. Zooph. 148.

     A la Pintarroja llaman en gallego Roxa, no tomado el nombre de Roja en sentido de encarnada, sino por un color obscuro ó pardusco, que es el que tiene este Pez, en todo lo demas muy semejante al Cazon.
     Aunque los nombres de estos Amphibios, como son el Cazon, el Melgacho, la Pintarroja, estan confundidos en los autores, me parece que al que describo le corresponde el frances Roussete, que Valmont de Bomare aplica al Cazon, á quien si atiende á su color de ningun modo conviene, porque el Cazon lo tiene ceniciento, y la Pintarroja pardo obscuro. Los Portugueses la llaman Patarrojaó Patroja, y en gallego solo hemos conservado el de Roja, con alusion a su color pardusco, que en esta lengua llaman roxo.
     Aunque la carne de la Roja es comestible, tiene un gusto algo dulce que la hace poco agradable y ménos estimada que la del Melgacho y de la Mielga. Por lo comun se sirve guisada, y solo entre las gentes de cortas facultades.
Las descripciones de Linneo y Gronovius apuntan claramente a la musola (Mustelus mustelus), en modo alguno a cualquier tipo de pintarroja o lija. El color y los dientes molariformes ("Dentibus obtusis") son rasgos evidentes del mustelus. Incluso el propio autor, acaso sin ser consciente de ello, indica en el primer párrafo: "color obscuro ó pardusco, en todo lo demas muy semejante al Cazon". En francés el término Roussette se refiere al Scyliorhinus canicula (Roussette tigree o gande roussette para Scyliorhinus stellaris); para la musola se emplea el término Émisolle.


Desde finales del XVIII, prácticamente a partir de la publicación de esta obra, y la primera mitad del XIX se afinan los instrumentos taxonómicos, y con los trabajos de Bonnaterre, Lowe, Bonaparte, Bloch, Risso, Bocage, Capello, entre otros, se produce un importantísimo salto cualitativo y cuantitativo en la identificación y descripción de nuevas especies.
De todo ello hablaremos otro día.

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¹Fuera quedan las siguientes especies: Sp. 5. Squalus zygaena; Sp. 6. Squalus tiburo (como es lógico, dado su "Habitat in America"); Sp. 8. Squalus canicula; Sp. 10. Squalus stellaris, y Sp. 11. Squalus glaucus, correspondientes, respectivamente, a la cornuda (Sphyrna zygaena), el lanetón (Sphyrna tiburo), la pintarroja (Scyliorhinus canicula), el alitán (Scyliorhinus stellaris), y la tintorera (Prionace glauca). 
Las especies 8 y 10 plantean un problema que no nos corresponde dilucidarlo aquí (en realidad, merecerían un capítulo aparte), pues arranca del propio Linneo y se pierde en los vericuetos taxonómicos de diversos autores. Linneo describe tres especies, S. canicula, S. catulus y S. stellaris, que en la actualidad se consideran sinónimos de dos: en teoría, las dos primeras se corresponden con Scyliorhinus canicula (la pintarroja) y la tercera con Scyliorhinus stellaris (el alitán) (véase, por ejemplo, L. V. Compagno, Sharks of the world, FAO, 1984). Digo en teoría porque, como se observa en una de las láminas del tratado de Bloch, el Squalus canicula es claramente el Scyliorhinus stellaris... y aquí lo dejamos.
²Se llama cecial a cualquier pescado seco y curado al aire.
³Las comidas quadragesimales son lasque se hacían en tiempo de cuaresma, sin carne y por tanto poco nutritivas.
Véase Carolus Linnaeus (1758). Systema Naturae per regna tria naturae, secundum classes, ordines, genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. Editio decima, reformata. Laurentius Salvius: Holmiae. ii, 824 pp.
 <http://gdz.sub.uni-goettingen.de/en/dms/loader/img/?PPN=PPN362053006&DMDID=DMDLOG_0029&LOGID=LOG_0029&PHYSID=PHYS_0239>, consultado el 22-XI-2015.
En realidad, el "Galeo Acanthia" de Rondelet es el Squalus acanthias de Linneo, no con el Squalus spinax, como erróneamente propone Cornide. La ilustración que acompaña la entrada correspondiente del De piscibus marinis (1553) es clara:

Se refiere al primer diccionario de la lengua castellana publicado por la RAE,el conocido como Diccionario de Autoridades (1726-1739). La entrada a la que aludeCornide es la siguiente:"LIXA. s. f. Pescado del mar, cartilaginoso y chato, que tiene la cola gruessa, y el cuerpo o piel tan áspero, que parece una lima. Sirvense de él, después de seco, los Entalladores y Carpinteros para pulir y alisar sus obras de madera, y le llaman tambien Lixa. Tienen diferentes nombres, porque en Andalucia le llaman Pinta roxa, en Galicia y Asturias le llaman Melgacho. Latín. Squatina. Squalus...".
Se trata de una errata. En el original aparece como "Sp. 3", cuando en Linneo es "Sp. 13".
En realidad es el número 142, que efectivamente se corresponde con el Squalus galeus. L. T. Gronovius (1781). Zoophylacium Gronovianum: exhibens animalia quadrupeda, amphibia, pisces, insecta, vermes, mollusca, testacea, et zoophyta, p. 31.
Jacques-Christophe Valmont de Bomare (1731-1807) fue un naturalista francés autor de una influyente enciclopedia de historia natural,Dictionnaire raisonné universel d’histoire naturelle(1764–1768). 

Devoradores de plancton

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Andy Murch, bigfishexpeditions.com
De las más de 500 especies de tiburón descritas en todo el mundo solo tres se alimentan de plancton: el tiburón ballena (Rhincodon typus), el peregrino (Cetorhinus maximus) y el boquiancho (Megachasma pelagios). Los tres son los únicos representantes de sus respectivas familias: Rhincodontidae (orden Orectolobiformes), Cetorhinidae y Megachasmidae (orden Lamniformes), lo que viene a subrayar su carácter único, especial. Y los tres tienen también en común su gran tamaño: el ballena y el peregrino son los peces más grandes del océano, y el tercero figura no muy lejos de las posiciones de cabeza [véase Los tiburones más grandes del océano].
Estamos ante un asombroso ejemplo de convergencia evolutiva, no solo entre especies de diversa procedencia dentro del mundo de los tiburones, sino respecto de los grandes mamíferos marinos planctófagos, las ballenas y los rorcuales, pasando de cazadores a filtradores: el ballena mediante un sistema de filtros de almohadilla, y los lamniformes con el desarrollo de branquispinas en sus arcos branquiales. No deja de ser curioso que las tres familias se desgajaron del tronco común más o menos al mismo tiempo, hace unos 60-30 millones de años. Sus dientes diminutos, apenas funcionales, son sin duda vestigios de una larga estirpe de grandes depredadores.

1) El tiburón ballena (Rhincodon typus) es seguramente el más versátil de los tres, pues sabe combinar la filtración activa y la filtración pasiva para diseñar diversas estrategias alimentarias extraordinariamente eficaces en términos de gasto energético. Se le puede ver cruzando lentamente la superficie, a 0,3-1,2 m/s, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia arriba (el dorso de la cabeza e incluso parte de la boca, dorsales y lóbulo superior caudal asomando por encima) y la boca abierta filtrando el agua a la manera de los peregrinos (Cetorhinus maximus), en lo que se conoce como filtración pasiva o filtración ram¹. Puede también dejar de nadar y, prácticamente inmóvil en posición casi horizontal, aspirar grandes cantidades de agua abriendo y cerrando la boca para crear un movimiento de succión (filtración activa). A veces se coloca en posición vertical, con la boca abierta justo bajo la superficie, y comienza a moverse arriba y abajo como una boya en ciclos de 15-20 segundos, mientras el agua cargada de zooplancton se desliza hacia su interior y atraviesa los filtros que cubren las aberturas branquiales. Pero es también capaz de aprovechar su flotabilidad negativa para descender en lentos planeos en busca del zooplancton que durante la noche asciende hacia los 100 m, particularmente en mar abierto, donde el alimento es más escaso².

Foto: Simon J. Pierce, simonjpierce.com
El aparato filtrador del Rhincodon es extraordinario. Los grandes cartílagos labiales, similares a los de la gata nodriza (Ginglymostoma cirratum), cierran lateralmente la abertura bucal y contribuyen a dirigir el flujo de agua hacia el interior. La cavidad faríngea, alargada y con forma de tolva, está cubierta por un conglomerado de una suerte de 20 filtros de almohadilla (5 superiores y 5 inferiores en cada lado) con una malla cuyas aberturas tienen una media de unos 1,2 mm de diámetro. Se especula con que la fuerza del agua entrante puede generar en esta peculiar estructura un flujo cruzado que mejora el rendimiento del sistema liberando el alimento atrapado en los filtros y enviándolo hacia el fondo de la faringe. Justo debajo de los filtros se encuentran unos canales formados por paredes cartilaginosas que dirigen el flujo del agua filtrada hacia los filamentos branquiales, de donde pasan al exterior.

Arriba: Esquema del sistema filtrador del tiburón ballena (fuente: Emily S. Damstra, www.emilydamstra.com). Abajo: Detalle de las paletas primarias y secundarias (pv, sv) situadas bajo la malla filtradora (rm) que dirigen el agua hacia los filamentos branquiales (gt); en el centro, fotografía de uno de los "filtros de almohadilla". (Fuente: Motta et al., Zoology, 2010).
Este sistema permite al tiburón ballena alimentarse de una amplísima variedad de organismos tanto planctónicos como nectónicos: desde crustáceos diminutos (decápodos, copépodos, etc.), huevos de peces y larvas de invertebrados, hasta pequeños peces como sardinas, anchoas, caballas, e incluso pequeños atunes y calamares.

2) El peregrino (Cetorhinus maximus) es un filtrador pasivo. Carece de los mecanismos de succión del Rhincodon y del Megachasma, por lo que necesita moverse constantemente para mantener el flujo de agua a través de sus inmensas aberturas branquiales (filtración ram). Durante los meses de primavera-verano, cuando se acerca a nuestras costas, es habitual observarlo cerca de la superficie, en solitario o formando grandes grupos, con la enorme boca totalmente abierta, los arcos branquiales extendidos como gruesas varillas de paraguas, para tamizar enormes cantidades de agua (según la estimación más extendida, un adulto es capaz de procesar hasta 1484 m³/h, toneladas de agua por hora, si bien Sims rebaja bastante esta cifra hasta los 881 m³/h). Cuando las concentraciones de plancton alcanzan el umbral de 0,48-0,70 g m⁻³, los tiburones dejan de alimentarse y se desplazan hacia otra zona³.
Entre las presas más abundantes halladas entre los contenidos estomacales, destacan los copépodos (calanoides, sobre todo en aguas escocesas, pero también de otros géneros), larvas de decápodos y de cirrípedos y huevos de peces.

La típica estampa del peregrino: nadando lentamente bajo la superficie con la boca enorme totalmente abierta para atrapar los organismos planctónicos de que se alimenta. (Foto: Nick Clark.)
El aparato filtrador del Cetorhinus es más rudimentario que el del tiburón ballena: los arcos branquiales presentan hileras de branquispinas, que en esta especie son como largas varillas de queratina duras y rígidas, con las que se "peina" el flujo de agua. Pero la dinámica de este proceso, pese a su aparente simpleza, todavía nos resulta desconocida. Periódicamente, cada 30-60 segundos, el tiburón cierra la boca y engulle la "chicha" que ha podido extraer, a veces abriéndola y cerrándola repetidamente. Es posible que cuando la boca se cierra las branquispinas se doblen y expulsen el contenido filtrado hacia la cavidad bucal; o puede que, como apuntan algunas hipótesis, éstas no sean un mero filtro mecánico, sino que estén de tal modo dispuestas que se genere un flujo cruzado (cross flow), similar al que se sospecha presenta el Rhincodon, que empuja constantemente el zooplancton hacia el interior de la boca, evitando de este modo que queden obstruidas. Nada en los tiburones es demasiado simple.

1. Arcos branquiales vistos desde el interior de la boca: las branquispinas son esas largas estructuras oscuras con forma de peine (fuente: Sims, Adv. in Mar. Biol., 2008). 2. Detalle branquispinas (fuente: página de la Huntsman Marine Science Centre). 3. Las branquispinas tal como se observan desde el exterior cuando apartamos una de las aberturas branquiales (fuente: Frederik Mollen, tomada de la imprescindible elasmollet.org).
En otoño e invierno, cuando se cierra la temporada de los grandes afloramientos de plancton, los peregrinos desaparecen prácticamente de la costa. Esta circunstancia, unida al hecho de que un número importante de ejemplares capturados durante esta época carecían de branquispinas, hizo pensar a algunos científicos que los peregrinos simplemente se desprendían de ellas y se internaban en las profundidades para entrar en una suerte de estado de hibernación (sus inmensos hígados serían su fuente de alimento), mientras se iban formando unas nuevas para la siguiente temporada. Más recientemente, basándose en que alrededor del 40% de las capturas invernales si cuenta con branquispinas y además se encuentra zooplancton en sus estómagos, Sims sostiene que no todos los peregrinos siguen esa pauta, al menos no de forma tan matemática. Otros creen que en invierno, a falta de plancton, estos tiburones podrían alimentarse de diversos organismos del mar profundo; y hay quien ha mencionado los bancos de arenque como una posibilidad en este sentido. Ninguna de estas hipótesis ha podido ser confirmada hasta ahora.

3) El boquiancho (Megachasma pelagios) es el más pequeño de los tiburones filtradores, con una talla máxima conocida de 5,77 m, y también el más extraño, esquivo y misterioso, por eso nos vamos a detener un poquito más en él. Desde su sorprendente descubrimiento en 1976 hasta hoy, el número total de registros apenas supera el centenar en todo el mundo (102 hasta agosto de 2015), lo que explica que sepamos tan poco de su biología. Los contenidos estomacales revelan una amplia presencia de eufausiáceos (krill) y, en menor media, copépodos y medusas abisales (Atolla vanhoeffeni). El seguimiento durante dos días de un individuo con una marca acústica permitió concluir que esta especie realiza migraciones verticales al menos desde los 150 m siguiendo el movimiento de los organismos planctónicos de que se alimenta, y que se desplaza a menor velocidad que los otros tiburones planctófagos, entre 1,5-2,1 km/h.

El cuerpo del boquiancho es extremadamente flácido y se deforma con facilidad, como podéis observar comparando la imagen superior con la inferior, en la que el pobre animal más parece un huevo espachurrado que otra cosa. Pero esto es una adaptación para su peculiar estrategia alimentaria, única entre todos los tiburones.
Como apenas se le ha podido observar en su medio, a diferencia de los demás, todo lo que sabemos del comportamiento alimentario del boquiancho son deducciones realizadas a partir del estudio comparativo de diversos parámetros de su anatomía. En mi opinión la hipótesis más convincente es la propuesta por Nakaya, Matsumoto y Suda, quienes sostienen, para resumirlo en una frase, que el Megachasma engulle nubes de krill de forma similar a las grandes ballenas (rorcuales, ballena jorobada). A su juicio, elementos como, entre otros, la boca enorme en posición casi terminal, la inmensa cavidad faríngea, el peculiar diseño y estructura de los largos cartílagos mandibulares junto con todo el aparato muscular que los sostiene y mueve, más una piel particularmente elástica en los costados y la zona ventral (mantiene su elasticidad incluso tras casi 10 años conservada en formol), forman un sistema único en los tiburones que hace pensar en una estrategia de caza bien distinta respecto a las hipótesis anteriores.

La inmensa boca del boquiancho con franja blanca visible sobre su mandíbula superior (foto: David Ebert, tomada de la página de la California Academy of Sciences). 1. Detalle de las branquispinas (fuente: R. Aidan Martin, elasmo-research.org). 2. Estructura externa de una branquispina (como se ve, muy distinta de las branquispinas del peregrino) y fotografía de los dentículos dérmicos que la cubren (fuente: E. M. Misty Paig-Tran & A. P. Summers, The Anatomical Record, 2014).
Nakaya et al. describen esta estrategia distinguiendo 5 momentos o etapas (el primero comprende los apartados a) y b)), tal como se observa en el gráfico inferior: a) El tiburón se aproxima lentamente a una nube de plancton; el piso de la boca está casi pegado al paladar para minimizar el tamaño de la cabeza; b) La boca se abre, primero ligeramente; la mandíbula superior desciende mostrando la franja blanca reflectante que, según se cree, puede servir como señuelo; la parte inferior de la boca comienza a descender gracias también a la acción del enorme basihial (estructura de cartílago similar a la lengua); la expansión de la cavidad faríngea provoca un movimiento de succión que atrae las presas hacia su interior; c) Los cartílagos mandibulares se ensanchan lateralmente ayudados por el propio desplazamiento del pez, en cuyo avance el agua entra a raudales inundando en su totalidad el enorme interior de la boca, como hemos visto en las ballenas (lo que se conoce como engulfment); d) La proyección de la mandíbula superior llega hasta el límite para abarcar el mayor volumen de agua posible y la boca se cierra; e) El agua y las presas quedan herméticamente atrapadas dentro de la boca; f) La acción de los músculos constrictores superficiales e intermandibulares empuja el agua hacia el exterior a través de las aberturas branquiales; las branquispinas la tamizan para extraer el alimento.


Aunque el Megachasma posee el menor número de receptores eléctricos (las ampollas de Lorenzini) de todos los tiburones que han sido estudiados, es posible que la electrorrecepción juegue un papel sustancial en todo este proceso trófico. Su peculiar disposición (la inmensa mayoría están situados en la superficie dorsal y lateral de la cabeza, y orientados hacia delante) permite suponer que el tiburón no solo puede servirse de ellos para detectar la presencia de plancton, sino para determinar si su concentración compensa el gasto energético que suponen poner en marcha todo este aparato depredador.


Son muy grandes estos bichos, a que si.
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¹Véase Philip J. Motta et al. (2010). "Feeding anatomy, filter-feeding rate, and diet of whale sharks Rhincodon typus during surface ram filter feeding off the Yucatan Peninsula, Mexico". Zoology, 113, 199-212. También R. Aidan Martin, Building a Better Mouth Trap, en <http://www.elasmo-research.org/education/topics/d_filter_feeding>, consultado el 21 de diciembre de 2015.
²Sobre este punto es más que interesante la lectura de Mark G. Meekan, L.Y. A. Fuiman, R. Davis, Y. Berger & M. Thums (2015). "Swimming strategy and body plan of the world's largest fish: implications for foraging efficiency and thermoregulation". Frontiers in Marine Science, 2:64, doi: 10.3389/fmars.2015.00064.
³David W. Sims (2008). "Sieving a living: a review of the biology, ecology and conservation status of the plankton-feeding basking shark Cetorhinus maximus". Advances in Marine Biology, vol. 54, 171-220, doi:10.1016/S0065-2881(08)00003-5.
L. J. V. Compagno (2002). Sharks of the World. Volume 2: Bullhead, Mackerel and Carpet Sharks (Heterodontiformes, Lamniformes and Orectolobiformes). FAO, Roma. 
Simpfendorfer, C. & Compagno, L.J.V. 2015. Megachasma pelagios. The IUCN Red List of Threatened Species 2015: e.T39338A2900476. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2015-4.RLTS.T39338A2900476.en. Downloaded on 21 December 2015.
K. Nakaya, R. Matsumoto & K. Suda (2008). "Feeding strategy of the megamouth shark Megachasma pelagios (Lamniformes: Megachasmidae)". Journal of Fish Biology, 73, 17-34. doi: 10.1111/j.1095-8649.2008.01880.x 
Previamente, Compagno ofrecía la hipótesis que se muestra en el esquema, distinguiendo tres momentos: a) El tiburón se desplaza muy lentamente con la boca ligeramente abierta, lo que permite exponer la banda luminiscente que serviría para atraer las presas; b) Las mandíbulas se proyectan, la faringe se expande hacia abajo creando un movimiento de succión, "como si abriésemos un fuelle"; y c) La boca se cierra, la cavidad faríngea se comprime y el agua sale expulsada a través de las aberturas branquiales. Véase L. J. V. Compagno (1990). "Relationships of the Megamouth Shark, Megachasma pelagios (Lamniformes: Megachasmidae), with Comments of Its Feeding Habits", en Elasmobranchs as Living Resources: Advances in the Biology, Ecology, Systematics, and the Status of the Fisheries (Harold L. Pratt, Jr., Samuel H. Gruber & Toru Taniuchi, eds.). NOAA Technical Report NMFS 90, 357-379.

Fuente: Compagno, NOAA Tech. Rep.,1990.
La función de esta banda blanca es desconocida. Puede servir como señuelo o como señal de reconocimiento intraespecífica. Véase Kazuhiro Nakaya (2001). "White Band on Upper Jaw of Megamouth Shark, Megachasma pelagios, and Its Presumed Function (Lamniformes: Megachasmidae)". Bulletin of Fisheries Sciences, Hokkaido University, 52(3), 125-129.
Ryan M. Kempster, Shaun P. Collin (2011). "Electrosensory pore distribution and feeding in the megamouth shark Megachasma pelagios (Lamniformes: Megachasmidae)". Aquatic Biology, vol. 11, 225-228, doi: 10.3354/ab00311. 


Julio Guillén, Lourido y los tiburones

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ABC, 2 de abril de 1944.

     D. Julio F. Guillén Tato (1897-1972), Contralmirante de la Armada Española, fue un marino de una importante trayectoria científica, histórica y cultural, además de militar (no durante la Guerra Civil, pues sufrió el rechazo tanto de los republicanos como de los rebeldes fascistas, quienes finalmente lo rehabilitaron en Consejo de Guerra en 1941). Entre otros honores, fue miembro de las Reales Academias de la Lengua y de la Historia y de la Hispanic Society of America, y desde 1940 hasta el año de su muerte, director de la Revista general de marina, en la que publicó algunos de sus relatos de ficción seguramente más queridos, los protagonizados por el singular Lourido, Nostramo Lourido.
     Los cuentos de Lourido aparecieron también en la prensa escrita, a veces insertos en un artículo de tema general como el que hoy os presento aquí, dedicado a los tiburones (evidentemente) y publicado en el ABC del 2 de abril de 1944.
     No hace falta advertir que el texto carece de valor científico. Sin embargo, a mi entender resulta doblemente interesante, no solo porque nos permite ver al paisano Lourido en acción, sino para entender qué era lo que entonces se sabía de los tiburones, qué clase de sentimientos despertaban entre los marinos y entre el público en general.
     Todas las aventuras del contramaestre Lourido fueron recopilados posteriormente en un volumen titulado Cuentos Marineros, que según parece no tardó en agotarse.
     Transcribo fielmente el original, respetando su ortografía y puntuación, añadiendo tan solo un par de notas aclaratorias.


COSAS DE TIBURONES

     Podría repetir, porque guardo el libro de texto, cuanto en el Bachillerato aprendí respecto al tiburón y a sus parientes, los demás escualideos o "escuálidos", como decía confundiendo la etimología quien yo me sé; de mi cosecha puedo añadir que los marineros a unos u otros géneros les llaman con nombres tan sonoros como marrajo, cazón, arroaz y tintorera; que es una suerte de pez bárbaro de los llamados "de cuero", pues su piel, cual la de las de la lija y de la zapa, admite curtido; que los dientes de sus múltiples filas, a lo largo de los siglos, han constituído amuletos para los usos más variadísimos, y que en Cádiz lo fríen con sin igual arte y creo lo llaman, al menos al darlo en trozos y calentito en cucuruchos, "bien me sabe", con mucha propiedad, porque resulta sabrosísimo.
     Su pesca ha sido siempre pasatiempo obligado de la navegación a vela, capturándolo con curricán o, dicho castizamente, a la cácea, que es largar por la popa un anzuelo, que en este casto tiene que ser grande, resistente y con un ramal de cadena para que no lo corte de una dentellada. Una vez cobrado a bordo con ayuda de un arzaguía tras de divertido forcejeo y de asestarle un buen hachazo en la cabeza para matarlo, porque su cola y mandíbulas son peligrosas aún fuera del agua, manifiesta tal vitalidad, que sus trozos tienen movimientos de contracción durante bastantes minutos. Este vigor tan grande sorprende cuando aún se hallan en embrión, pues recuerdo haber visto en el acuario de Nápoles que éstos, muchos días antes de romper el cascarón, están como en agitado y continuo baile de San Vito.
     Cuentos de tiburones hay muchos, como de ballenas y sirenas. Se dice que una pareja de ellos merodeaba una embarcación cuyos tripulantes lograron matar a la hembra; el macho, que lo advirtió, talmente bramaba de dolor y parecía llorar; para ver lo que hacía le echaron al viudo pedazos de su difunta y con asombro observaron que se los engullía de un bocado; pero..., con un cariño...
     Cuéntase también que en los combates, sin temor a las explosiones y a los cañonazos, los tiburones asisten complacidísimos a banquete tan opíparo, y se ensañan con los náufragos y heridos que muchas veces atrapan casi en el aire; del estómago de estos bichos feroces se han extraído los seres y objetos más surtidos: en una ocasión se encontraron seis atunes engullidos enteros; no fué raro hallar en ellos balas de cañón, y el lector recordará que no ha mucho publicó la Prensa que se había encontrado el cadáver casi completo de un oficial turco, que se pudo reconocer por las hombreras del uniforme.
     El sota-arraez¹ de la almadraba de Zahara me contó hace años que junto a la boya de la rabera² que es por donde entra la pesca anduvo varias temporadas un espadarte que de cuando en cuando salía de ella para perseguir a los atunes majaderos y hacerlos entrar por la boca del endiche impidiendo que dieran la vuelta, ni más ni menos que un perro de pastor acosa al ganado para guardarlo.

     Muchos más sucedidos podría relatar, porque sé como para llenar un libro; pero no quiero hacer gracia de uno que ayuda a retratar el enorme corazón como la sencillez del carácter de Lourido, a quien de fijo el lector va ya conociendo a través de estos verídicos y deslavazados capítulos de su larga vida de mar.
     Estaba la Blanca fondeada en la Habana y, por ser cosa sencilla y no tener que andar con oficios al Arsenal pidiendo buzo, se contrató por unos reales a un tal Joaquín, excelente buceador negro, muy conocido en aquel puerto, para que limpiase de algas las rejillas de los grifos y válvulas de fondo que andaban atascados y muy sucios por fuera.
     La gente de a bordo observaba la magnífica labor del negro, admirando sus prolongadas zambullidas, cuando sonó el grito de terror: "¡Un tiburón!", que aturdió un tanto al buceador que acababa de surgir para respirar. 
     —¡Cuidado, Joaquín, que le ha visto! —le gritaron.
     Pero, antes de que le arrojaran un cabo, quedaron todos horrorizados al ver que Lourido se tiraba al agua haciendo subir al doble el punto de la tragedia que todos presentían en un santiamén, porque el tiburón no es animal torpe ni siente jamás desgana.
     Mas, como si Lourido dispusiera de alguna secreta maña, el enorme pez, aunque muy de cerca y sin quitarles ojo, se contentó con darles vueltas, mientras el contramaestre y el moreno ganaban, sin grande apresuramiento, el portalón, dando tiempo a que un oficial con el fusil del centinela lo matase de un certero balazo.
     El comandante, aun admirado del valor del contramaestre, estaba que se lo comía el demonio. ¿A santo de qué eso de tirarse al agua, cuando Joaquín daba ciento y raya a cualquier nadador?...
     Lourido, ya cincuentón, empapado y pareciendo aún más alto y delgado con sus calzones largos a rayas moldeando su musculatura, algo sorprendido, contestó sencillo y respetuoso:
     —Para ayudarle a nadar no me tirara, mi comandante; pero ya sabe usía que un marrajo de estos de aquí no le muerde a un negro cuando le está junto a un blanco.
     Y, chorreando, semejaba llorar por las patillas la incomprensión de algo tan simple que, sin poderlo imaginar, le valió una de las no sé cuántas medallas de Salvamento de Náufragos que tapaban su pecho.
Julio F. Guillén

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¹El sota-arraez es el nombre que recibe el tercer capitán de una almadraba.
²La rabera es una de las redes verticales que guían el paso de los atunes a la boca de la almadraba.
 

Resumen del 2015

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Cumpliendo años. El tiempo corre que es una barbaridad. Silenciosamente, de manera casi clandestina, como los niños, Tiburones en Galicia se ha hecho mayor, acaba de cumplir ya cuatro añitos, algo que ni se me pasaba por la cabeza a principios de aquel lejano 2012 cuando, tras unas Navidades de muchos cálculos y cavilaciones (bueno, en realidad de mucho whisky y turrón de trufa), finalmente resolví lanzarme al agua helada del bloggerío bien abrazado a mi flotador de patito, con más miedo y pudor que otra cosa, puesto que no tenía ni la más remota idea de como se armaba una cosa electrónica de estas.
    Cuatro años después, si bien no se puede decir que hayamos avanzado mucho en el asunto, el blog sigue creciendo, en tamaño y en número de lectores y seguidores, y parece que se va consolidando, dentro de su modestia, como una referencia para los amantes de los tiburones tanto en España como en el inmenso ámbito del habla hispana, sin olvidarnos de un buen puñado de amigos que, me consta, se manejan con algún tipo de translator. Ha habido días en que el número de lectores latinoamericanos superó con creces el de los españoles, lo cual no puedo ver más que con orgullo y, por supuesto, gratitud. Nos leen desde México (los mexicanos ocupan, con diferencia, la cabeza de este particular ranking), desde los EEUU, donde el español es la segunda lengua (y creciendo), desde Colombia, Argentina, Perú, Venezuela, Ecuador, Chile, Uruguay.  
     No solo hemos pasado este año de las 300 000 visitas, sino que vamos como centellas camino de superar la barrera de las 350 000. Qué más se puede pedir, excepto seguir mereciendo vuestra confianza.

Famoseando. Otro extremo inimaginable hace cuatro años ha sido la notable presencia del blog en varios medios de comunicación, sobre todo este pasado verano, coincidiendo con el gran número de avistamientos de pequeñas tintoreras en diferentes puntos de nuestra costa (y, ahorrándoos la maldad, coincidiendo también con el hecho de que en verano tampoco es que haya muchos temas de los que hablar... aparte de la amplia gama planetaria de guerras, hambrunas, masacres, latrocinios y carnicerías, además de los cientos de millones de refugiados que se arrastran en las condiciones más atroces por allá por el mundo adelante). Salimos en La Voz de Galicia, El Correo Gallego y el Faro de Vigo, diario que además nos dedicó un extenso y magnífico reportaje firmado por Salvador Rodríguez en su suplemento dominical. Por su parte, Javi Ramos, de la EFE de Santiago, editaba una entrevista acompañada de unas amables palabras que fue recogida en diversos medios digitales y en papel. También salimos en la radio, en dos entrevistas telefónicas, una en el programa Voces de Galicia, de Radio Voz (no debieron de quedar muy convencidos con el resultado porque no existe forma de acceder a él, y creo que con razón), y, la más especial, en Radio CERNA (aquí sí es posible encontrar la entrevista, porque son más benévolos), de la asociación ADEGA (Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia los gallegos que hemos crecido viviendo el ecologismo y la defensa de nuestro medio natural sabemos de la importancia de esta histórica asociación), único espacio radiofónico dedicado por entero a cuestiones medioambientales de Galicia. Precisamente en su revista, CERNA, publicamos un artículo que podéis descargar en PDF pinchando este enlace: Os tiburóns de Galicia.

Tiburón anguila (Chlamydoselachus anguineus) capturado en Hutton Bank. Foto amablemente cedida por su autor, César López Eireos.
El resumen (por fin). El 2015 resultó más complicado de lo previsto, por lo que el número de artículos descendió sustancialmente, con un total de 32, once menos que en el 2014 (y ya anticipo que en este 2016 posiblemente seguiremos en la misma tónica). Con todo, hemos aprovechado los ratos libres para ir actualizando cosillas y hemos añadido un Listado visual de especies de nuestras costas que los lectores habéis valorado muy positivamente. 
     Como ya es tradicional, comenzábamos el año con un resumen del anterior (Resumen del 2014), y seguimos con los clásicos post con las cifras de capturas y ventas de tiburón de la lonja de Vigo (Lonja de Vigo 2014) y las estadísticas mundiales de ataques (Ataques de tiburón 2014), este año debidamente contextualizadas mediante un artículo sobre la irracionalidad del miedo que sentimos hacia estos bichos (Ataques en perspectiva: Miedo e información).
     Enseguida, como un premio gordo tempranero, llegó Tiburón anguila en O Grove, artículo sobre un ejemplar de esta rara y extraordinaria especie que tuve la inmensa fortuna de observar y fotografiar en O Grove un inolvidable viernes 9 de enero. Otro tanto ocurrió con un ejemplar juvenil de tiburón duende, capturado pocas semanas después en aguas del norte de Portugal. El 17 de febrero me desplacé hasta Vigo para verlo y de aquella visita salió Encuentro con un duende.
     Los monográficos dedicados a especies gallegas fueron también muy pocos, tan solo cinco: Dormilón (Somniosus rostratus), Pejegato abisal (Apristurus profundorum), Musola (Mustelus mustelus), Musola pinta (Mustelus asterias), y Cornuda (Sphyrna zygaena). Para el primero conté con las inestimables aportaciones de uno de los grandes especialistas en tiburones de profundidad (particularmente los Centrophorus) que tenemos actualmente en este país, Javier Guallart. Javier tuvo la santa paciencia no solo de leerse el original, sino de aportar un buen número de correcciones y sugerencias. Un lujo para los lectores de este blog y sobre todo para quien os escribe. No exactamente un monográfico, sino un artículo de puro divertimento fue El salto del Cetorhinus, en el que vimos como el tiburón peregrino, pese a su enorme tamaño, es capaz de pegar impresionantes saltos por encima de la superficie, tal como hacen los marrajos y los zorros.
     Y como también nos gusta conocer los tiburones de otras partes del mundo, hablamos de como el Pseudocarcharias kamoharai, un bicho tan pequeño como feroz, fue capaz de poner en jaque a toda una multinacional (El misterio del tiburón cocodrilo), y presentamos el fascinante descubrimiento de un patrón migratorio del Galeocerdo cuvier (Viajes del tiburón tigre) gracias a un estupendo trabajo en el que participa un científico gallego especialista en pelágicos y amigo de este blog, Gonzalo Mucientes. Por último, metidos en cuestiones taxonómicas, en Cerdos marinos (fam. Oxynotidae), aprendimos a diferenciar las cinco especies de oxinótidos descritas actualmente en el mundo.

Juvenil de peregrino (Cetorhinus maximus) filmado y fotografiado en Muros por Xaime Beiro.
     A caballo entre la taxonomía y la evolución, en Filogenia de los Squaliformes reconstruimos el árbol filogenético de este fascinante grupo. Y siguiendo con los tiburones del pasado, en Carcharhinus sp. en el Cantábrico, 1929 comprendimos que posiblemente los carcharhínidos fueron más abundantes hace un siglo de lo que son ahora (tintoreras aparte, claro está). Viajando un poco más atrás en el tiempo, aprendimos que los tiburones blancos fueron animales relativamente abundantes en las costas atlánticas europeas desde el mismo momento en que por primera vez aparecieron en los océanos de la Tierra (Tiburones blancos en la Europa atlántica del Plioceno).
     Por lo que respecta a la biología, al final no dedicamos ningún artículo al tema de los sentidos, tal como nos habíamos propuesto a principios de año. Hablamos de endotermia (Ventajas de la endotermia), de los sistemas de filtración que emplean las tres especies planctófagas (Devoradores de plancton), de malformaciones (La parada de los monstruos)... pero sobre todo hablamos de luz, de los tiburones que emiten luz, bien generada por ellos mismos, bien procedente de una fuente externa: fueron dos artículos sobre bioluminiscencia (Bioluminiscencia I: Los fotóforos y Bioluminiscencia II: Funciones) y uno sobre la Biofluorescencia.
     Las malas noticias también dieron lugar a un par de artículos: Eugenie Clark, In memóriam, dedicada a Eugenie Clark, la inolvidable dama de los tiburones, que nos dejó el 25 de febrero; e Informe IUCN sobre las especies europeas, con un resumen del informe publicado por la IUCN sobre la lamentable situación de algunas especies de tiburón en Europa.
     Las noticias del pasado son fundamentales para comprender el presente, de ahí mi empeño en rescatar viejas noticias y tratados científicos escritos varios siglos atrás: Los tiburones según Claudio Eliano (II-III d. C.), Los tiburones según Goldsmith (1774), un largo artículo en dos partes, y Los tiburones según Cornide (1788), autor del primer tratado ictiológico centrado en las especies de Galicia. Y con Julio Guillén, Lourido y los tiburones, mezclando divulgación y ficción, cerramos el año.
     Para el final dejamos Agosto de tintoreras 2015,postsobre uno de los más sorprendentes acontecimientos del año en Galicia, ictiológicamente hablando: la llegada de crías de tintorera (neonatos en su gran mayoría) a diversos puertos y playas de nuestra costa. Este artículo fue solo posible gracias a la inestimable colaboración de un amplio número de amigos y de lectores que enseguida se pusieron en contacto conmigo para comunicar sus observaciones.

En el muelle de Muros el inolvidable 9 de agosto de 2015.

AGRADECIMIENTOS. Si el número de artículos ha sido inferior al de otros años, el apartado de agradecimientos tiene que ser necesaria y merecidamente mayor. Hay mucha gente (cada vez más) cuya generosidad merece cuando menos, a falta de un camión cisterna lleno de la mejor cerveza, una pequeña mención. Así que allá vamos. En primer lugar debe figurar el maestro Rafael Bañón, por llevarme a ver el Chlamydoselachus y el Mitsukurina, entre otras muchas cosas, seguido de Gonzalo Mucientes, siempre dispuesto a compartir fotos e información; Javier Guallart, por lo mismo y por su impagable labor de "profe particular de prácticas"; Claudio Barría, Sergio Permuy Leal, César López Eireos, Antón Parada, por sus fotografías.
     Y este año, un agradecimiento muy especial a todos aquellos amigos, lectores y seguidores de Tiburones en Galicia que bien a través de las páginas de Facebook y de G+, bien a través del correo electrónico (apristurus69@gmail.com), se han tomado la molestia de enviarme todo tipo de datos y noticias sobre la presencia de tintoreras en diferentes localidades de la costa, así como sus propios testimonios, no pocas veces acompañados de valiosísimas fotos y vídeos. Fueron tantos, que seguro que me dejo alguno en el teclado. En primer lugar, está el personal de la CEMMA (gracias, sobre todo, Pablo y Alfredo), Xaime y Xosé Beiro (también por las imágenes del peregrino de Muros), Lucía Parente (ADEGA), Ubaldo Cerqueiro (del periódico Que pasa na costa), Victorino Jul, Joana Piñeiro, María Knarish, Lalo Ventoso, Pablo Leis, Manuel Gil, Begoña Formoso, Sebastián Bamonde, Marcos Ríos, Javier Souto, Óscar Cordeiro, etc.

     A todos ellos y a todos los lectores, con los mejores deseos para este nuevo año. Que el 2016 nos sea propicio. Salud.


En el banco de Galicia

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Una negra o carocho (Dalatias licha) sobre un fondo de arena media y ofiuras en la cima del banco de Galicia. (Foto: F. Sánchez, IEO).
La montaña más alta de Galicia no está en Ourense, sino en pleno Atlántico. Su inmensa mole se alza desde más allá de los 5000 m de la llanura abisal de Iberia hasta los 653 m del punto más elevado de su cima. Es el banco de Galicia, nuestra gran montaña submarina, prolongación occidental de la cadena de los Pirineos y la Cordillera Cantábrica formada hace unos 40-50 millones de años por la colisión de las placas africana y euroasiática.
     El banco de Galicia está situado 120 millas (cerca de 200 km) al oeste de las costas de Galicia, en los 42º 67'N, 11º 74'W. Su cima es una plataforma triangular inclinada hacia el NW, de 75 km en sentido NE-SW por 58 km en sentido NW-SE, y tiene una superficie aproximada de 1844 km². Está separado de tierra firme por una amplia cuenca sedimentaria, la cuenca interior de Galicia, bautizada como canal de Valle-Inclán, y alineado con una serie de montes submarinos que cortan la llanura abisal de Iberia, los bancos de Vasco da Gama, Vigo y Porto [véase Bajo el mar de Galicia].

LLI: Llanura abisal de Iberia; MPG: Margen profundo de Galicia; FNW: Flanco o escarpe noroccidental de Galicia; MRG: Montes Rucabado y García; BG: Banco de Galicia; ZT: Zona de transición; CIG: Cuenca interior de Galicia o canal de Valle-Inclán; BVG: Montes submarinos de Vasco da Gama; BV: Banco de Vigo; BP: Banco de Porto;LLV: Llanura abisal de Vizcaya. (A partir del mapa de la IGME.)
Perfil batimétrico. Fuente: ZEE.
Corrientes y nutrientes. Las montañas submarinas son oasis oceánicos. En medio de la desolación del océano abierto estas gigantescas formaciones se interponen en el flujo de las corrientes e interceptan y fijan los nutrientes y organismos que transportan, al tiempo que proporcionan una amplia variedad de hábitats para las más diversas criaturas. Las corrientes abisales, por ejemplo, que recorren el fondo de los océanos, al colisionar contra sus paredes toman un sentido ascendente llevando hacia la superficie su rica carga de nutrientes (lo que se conoce como afloramiento o upwelling), que inmediatamente son pasto de la infinidad de microorganismos que constituyen la base de una gran red trófica. Además de esto, en los montes submarinos se generan sistemas circulación locales (giros, remolinos, meddies, columnas de Taylor) que favorecen la retención y distribución a pequeña escala de nutrientes, huevos, larvas y diversos microorganismos.
     En el banco de Galicia confluyen nada menos que tres grandes masas de agua perfectamente estratificadas: la primera, de aguas frías y poco salinas, procede del Atlántico NE y discurre bajo la superficie hasta aproximadamente los 500-600 m; la segunda, de mayor concentración salina, circula entre los 600-1200 m y es un ramal de aguas mediterráneas que, procedentes del Estrecho, vienen ascendiendo todo a lo largo de la fachada occidental de la Península en dirección al mar de Noruega; y la tercera, la más profunda, de aguas más frías y densas, procede del Labrador e impacta contra la montaña a partir de los 1500 m. No hace falta añadir que es la corriente mediterránea la que más incidencia tiene sobre las condiciones de nuestra montaña.
Perspectiva S-N. (Fuente: IEO.)
Biodiversidad. La conjunción de las corrientes verticales y horizontales con otros factores ambientales es el motor de la enorme biodiversidad del banco de Galicia. Se han registrado cerca de 800 organismos pertenecientes a diversos grupos taxonómicos, además de 10 especies de cetáceos y 29 de aves marinas. Y lo más admirable, se han descubierto 20 especies nuevas para la ciencia, como el Uroptychus cartesi, un pequeño cangrejo que vive a más de 1400 m sobre los corales y gorgonias, o la caracola Aforia serranoi.

     a) En la columna de agua. Los cimientos de esta extraordinaria estructura biológica se encuentran no en el fondo, sino en el medio pelágico, en el fitoplancton. A partir de la luz solar y de los nutrientes transportados por las corrientes, estos microorganismos fotosintetizadores fabrican la energía biológica primordial que sustenta la gran red trófica. El fitoplancton sirve de alimento al zooplancton, pequeños organismos de origen animal (crustáceos y moluscos diminutos, criaturas gelatinosas, etc.) quienes, a su vez, serán pasto de criaturas de mayor tamaño, como pequeños peces y cefalópodos, o directamente gigantescas, como los peregrinos (Cetorhinus maximus) y los rorcuales comunes (Balaenoptera physalus). El resto ya lo sabéis: los peces más grandes se van comiendo a los más chiquitos hasta llegar a los grandes marlines y atunes y a los tiburones pelágicos: la tintorera (Prionace glauca), el marrajo (Isurus oxyrinchus) y el cailón (Lamna nasus).
     Tortugas, cetáceos y aves marinas acuden a esta zona atraídas por sus enorme productividad. Se ha registrado la presencia de la tortuga boba (Caretta caretta) y de hasta 10 especies de mamíferos marinos: delfines (mulares, comunes y listados), calderones (gris y común), orcas, zifios (de Cuvier y de Sowerby), y grandes ballenas como el cachalote y el rorcual común, que hace justamente aquí una parada en su migración desde sus zonas de alimentación en el Atlántico norte hasta sus territorios de cría en el sur. La disponibilidad de alimento y la gran distancia de la costa explican la existencia de una rica comunidad de aves, en la que destacan las oceánicas, muy difíciles de observar en áreas costeras. El banco de Galicia es el único lugar de España, aparte del entorno de las Canarias, donde se puede observar el paíño de Madeira (Oceanodroma castro) y una de las dos únicas zonas de congregación conocidas en el mundo. El listado incluye otros paíños, como el europeo, boreal, pechialbo, de Wilson, el fulmar norteño, las pardelas (cenicienta, capirotada, pichoneta, sombría), los págalos (grande, pomarino, parásito, rabero), petreles (gon-gon, de Bulwer), alcas, alcatraces, gaviones, charranes (común, patinegro y ártico) y, naturalmente, las gaviotas (patiamarilla, sombría, de Sabine, enana).

Perspectiva N-S. Los "buratos" son grandes cráteres descubiertos en la zona de transición entre el canal y el banco que probablemente denotan la presencia de algún tipo hidrocarburo. (Fuente: IGME, tomada de La Voz de Galicia del 6-I-2013.)
    b) En el mar profundo. Los nutrientes y la materia orgánica de la columna de agua, compuesta de restos de organismos, heces, bacterias y microalgas, caen lentamente para fertilizar el silencio de los fondos sin luz. Es lo que se conoce como nieve marina. Gracias a ella, el paisaje del abismo es también un oasis de vida con una insospechada y asombrosa biodiversidad.
     En este lugar los factores ambientales que determinan la presencia de unos organismo u otros son básicamente el tipo de sustrato, las corrientes, la pendiente y la sedimentación. En este sentido hay que decir que los sedimentos del banco de Galicia proceden de la columna de agua, al retener el canal de Valle-Inclán la práctica totalidad de los que vienen del continente.
     Los poliquetos son las criaturas más abundantes de las que viven enterradas en los sedimentos, sobre todo a partir de los 1500 m, seguidas de los moluscos bivalvos, algunas de cuyas especies, sin embargo, prefieren las zonas donde crecen los corales, cuyas bases muertas utilizan para anclarse, al igual que ciertos gasterópodos. Sobre el fondo, según el tipo de sustrato, encontramos ofiuras (muy abundantes en las arenas medias de la cima del monte), holoturias (arenas finas de las laderas), erizos, briozoos, y una amplia variedad de crustáceos, como el cangrejo real y el cangrejo puercoespín, pero también gambas, camarones, arañas de mar...
     Sobre las rocas y sedimentos de la cima, paredes y laderas se han formado colonias de organismos sésiles como las esponjas y los corales que proporcionan alimento y refugio a infinidad de criaturas, además de favorecer las agregaciones de peces demersales y bentopelágicos. En algunas áreas encontramos hábitats mixtos, de gorgonias y esponjas, por ejemplo sobre las zonas de pendiente pronunciada de la ladera sur; y en otras se detecta un predominio de unos sobre otros.
Colonias de corales de aguas frías Lophelia pertusa en el fondo de arena de la plataforma de la cima a 820 m. En la zona apical se observan los pólipos vivos, y debajo... ¿un depredador? (Foto: F. Sánchez, IEO).
    La riqueza en corales del banco de Galicia es sencillamente extraordinaria. Se han identificado unas 100 especies, tanto de hábitos solitarios como coloniales, muchas totalmente nuevas en aguas españolas e incluso europeas: gorgonias, corales negros, corales bambú, anémonas, pólipos de botón, plumas de mar. El grupo más característico es el de los corales pétreos o duros (Escleractinias), entre los que destacan Lophelia pertusa y Madrepora oculata, que forman auténticos arrecifes entre los 780-880 m de profundidad, tanto en sustrato duro como arenoso, que constituyen el hábitat de una gran variedad de organismos, incluidos otros corales.
     Además de los arrecifes de coral, sobre el fondo encontramos también arrecifes de poliquetos y comunidades de mejillones u ostreidos que conforman hábitats complejos que incrementan la biodiversidad de la zona.

Tomases (Epigonus telescopus). El tamaño de los ojos denota que son especies de profundidad. Estos ejemplares proceden no del banco de Galicia, sino del cantil de la plataforma. (Foto: Toño Maño).
     En cuanto a las especies piscícolas, en las aguas profundas del banco la riqueza y variedad es también asombrosa. Además de especies comerciales más o menos familiares como el congrio, el rape blanco o la palometa roja, encontramos otras más extraños e inquietantes: tomases, relojes (Hoplostethus spp.), anguilas de profundidad (Synapobranchus kaupi), los peces trípode (Bathypterois sp.), con las tres típicas extensiones rígidas de las aletas que les permiten asentarse bien por encima del fondo a la espera de una presa, los estrambóticos peces pelícano (Eurypharynx sp. y Saccopharynx sp.), con cuerpo alargado y una boca y faringe gigantescas, o el pez víbora (Chaliodus sloani), una fantasmagórica criatura bioluminiscente de aspecto terrible dotada de una boca enorme y unos dientes más enormes todavía. Sin olvidarnos de las quimeras, representadas por tres especies: Chimaera monstrosa, Chimaera opalescens e Hidrolagus affinis, estas dos últimas citadas por primera vez en la INDEMARES.

Tiburones del banco de Galicia. Un indicio de la productividad de una zona es la abundancia de depredadores. Y como era de esperar, en el banco de Galicia la clase de los tiburones está muy bien representada. Además de las especies pelágicas ya mencionadas, el grupo más importante es sin duda el de los tiburones de aguas profundas, desde los grandes depredadores del fondo como la cañabota (Hexanchus griseus) y el tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus), que pueden superan los 5 m, hasta el  negrito (Etmopterus spinax), que no sobrepasa los 60 cm. Entre medias, contamos con especies tan extraordinarias como el musolón (Pseudotriakis microdon), la negra o gata (Dalatias licha) y el dormilón (Somniosus rostratus), además de los tollos lucero o tiburones linterna (género Etmopterus), llamados así porque son bioluminiscentes, es decir, brillan en la oscuridad, son capaces de generar luz gracias a unos orgánulos (los fotóforos) presentes en su piel [Bioluminiscencia I: Los fotóforos].
     Por el momento llevamos identificadas 27 tiburones, y a saber cuántos nos quedan por descubrir. Solo muy recientemente campañas como la INDEMARES han podido encontrar especies nunca antes descritas en nuestra zona. Es el caso de los pejegatos (género Apristurus); y fueron nada menos que tres especies: el pejegato fantasma blanco (Apristurus aphyodes), pejegato natizón (Apristurus melanoasper) y el pejegato abisal (Apristurus profundorum), que fueron capturados a 1683-1808 m, 1683m y 1460 m, respectivamente [véase Apristurus en Galicia]. En la misma campaña INDEMARES se produjo el registro más meridional conocido del olayo de Islandia (Galeus murinus): 17 ejemplares capturados entre los 1450-1683 m.

Algunos tiburones del banco de Galicia. A la izquierda, de arriba abajo: pejegato fantasma blanco (Apristurus aphyodes), cañabota (Hexanchus griseus) y pailona (Centroscymnus coelolepis). A la derecha, de arriba abajo: bruja (Scymnodon ringens) y visera flecha (Deania profundorum). (Fuente: IEO)
Los campeones de profundidad están también representados aquí: el tollo lucero raspa (Etmopterus princeps) y la pailona (Centroscymnus coelolepis), con registros mundiales de 4500 m en el Atlántico norte y 3675 m, respectivamente.
     Otras especies detectadas en el banco son: el quelvacho (Centrophorus granulosus), el quelvacho negro (Centrophorus squamosus), la sapata negra (Centroscymnus crepidater), la visera (Deania calcea), la visera áspera (Deania hystricosa), el tollo lucero liso (Etmopterus pusillus), el olayo (Galeus melastomus), el cerdo velero (Oxynotus paradoxus) y la mielga (Squalus acanthias), cuyos registros algunos califican de dudosos.
     Durante la INDEMARES, las principales especies en términos numéricos fueron el negrito, la visera flecha (Deania profundorum) y la bruja (Scymnodon ringens); en cuanto a biomasa: la bruja, la pailona y la visera flecha. Sobre la cima del banco, en fondos de sedimentos entre los 800-900 m, las especies más abundantes parecen ser el negrito y la visera flecha. Curiosamente, en una campaña realizada entre 1998 y 1999, las especies más abundantes en todos los lances llevados a cabo en diferentes cotas (<750 m, 750-850 m y >850 m) fueron, en este orden: Dalatias licha, Deania calcea, Scymnodon ringens, Centrophorus squamosus y Etmopterus spinax.

Comunidades en peligro. Las comunidades de aguas profundas se caracterizan en general por su fragilidad y vulnerabilidad. En este ambiente de aguas muy frías y una presión brutal, las criaturas suelen ser muy longevas, de crecimiento lento y baja tasa reproductiva, pues maduran tardíamente y tienen camadas muy bajas tras un periodo de gestación largo. El quelvacho (Centrophorus granulosus), considerado En peligro crítico por la UICN, es un claro ejemplo de esto, y también la mielga (Squalus acanthias), con uno de lo periodos de gestación más largos de todos los vertebrados, 24 meses. Un ejemplar de coral de hábitos solitarios Desmophyllum cristagalli de tan solo 5-10 centímetros puede llegar a tener miles de años de edad. El reloj anaranjado (Hoplostethus atlanticus) es uno de los peces más longevos que existen, pudiendo vivir cientos de años.
     El mar profundo es un mundo cerrado, ajeno, relativamente estable y radicalmente inexpugnable para los seres que habitan en la superficie. Así ha sido durante millones de años, hasta hoy, que contamos con medios técnicos cada vez más potentes para alcanzar (y destruir) todo un universo de extrema fragilidad. Las amenazas que se ciernen sobre el mar profundo en general y sobre el banco de Galicia en particular son antropogénicas: fundamentalmente la contaminación, la pesca industrial y, para redondear la cosa, los planes para una futura extracción de hidrocarburos (de momento el banco parece mantenerse a salvo de la amenaza de lo segundo, si bien el impacto de las actividades pesqueras no ha sido investigado en detalle).
     Qué contentos nos vamos a poner.

El Prestige en el banco de Galicia. El "quinto pino", aquel lugar adonde nuestras patéticas autoridades dijeron, aquel fatídico 2002, que iban a enviar el buque, resultó ser una de las zonas de mayor biodiversidad de Galicia. Previamente, lo pasearon a lo largo de la costa mientras iba soltando su carga de piche o chapapote, como quien pasa un spray insecticida por el zócalo de la cocina. Arriba: el buque en el instante de su hundimiento, tras partirse en dos. Abajo a la izquierda, zona del hundimiento (fuente: ICM-CSIC); a la derecha, situación de la popa y la proa del Prestige (fuente: ICM-CSIC).
     Que sepamos, no existe ninguna regulación específica sobre el banco.


Bibliografía manejada:

-De la Torriente, Ana, A. Serrano, María Druet, María Gómez-Ballesteros, Juan Acosta, Santiago Parra, et al. (2014). Banco de Galicia. Áreas de estudio del proyecto LIFE+INDEMARES. Proyecto LIFE+INDEMARES. Ed. Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
-Piñeiro, C. G., M. Casas y H. Araújo (2001). "Results of Exploratory Deep-sea Fishing Survey in the Galician Bank: Biological Aspects on Some of Seamount-associated Fish (ICES Division IXb)". NAFO SCR Doc. 01/146.
-Rodríguez-Cabello, Cristina, A. Serrano, R. Bañón, F. Sánchez y M. Pérez (2012). Deep-water chondrichtyan species caught in the Galicia Bank (NE Atlantic). Póster presentado en el XVII del SIEBM (Simposio Ibérico de Estudios de Biología Marina).
-Rodríguez-Cabello, Cristina, M. Pérez & Rafael Bañón (2014). "Occurrence of Apristurus species in the Galicia Bank Seamount (NE Atlantic)". Journal of Applied Ichthyology, 1-10, doi:10.1111/jai.12480. 

Tiburones oceánicos y palangreros

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Virando palangre en el Atlántico norte, espada y tintorera. (Fotos: www.atlantico.net (drcha) y www.farodevigo.es (izq)).
     Sabíamos que en el océano los pesqueros van donde hay peces, y también que, dado que donde abundan los peces abundan los depredadores, los tiburones inevitablemente eran una presa fácil. Pura lógica. Igualmente sabíamos que los palangreros españoles y portugueses (y por supuesto de otras naciones pesqueras) hace tiempo que tienen su punto de mira puesto en los tiburones. Por un lado, hay un descenso general de las poblaciones de túnidos y de espadas, con el añadido de que algún que otro organismo internacional, tan necesario como inoperante, plantea cierto tipo de control de las capturas. Por el otro, la demanda del mercado asiático de aleta ha disparado el valor de unas especies para las que no existe regulación de ningún tipo exceptuando la prohibición del finning.
     Pero de lo que no teníamos ni idea (ni evidencia científica) era del alcance y dimensiones de este problema, es decir, de en qué medida los tiburones se encuentran a merced de los poderosos aparejos de los palangreros (hablamos de palangres de alrededor de 100 km y unos 1200 anzuelos de media), de su grado de vulnerabilidad.

     Pues bien. Ahora ya lo sabemos. En un trabajo tan ambicioso como espectacular en sus resultados, un equipo internacional de especialistas acaba de demostrar, científicamente, que los "puntos calientes" de elevada concentración de tiburones oceánicos son también áreas de fuerte actividad pesquera, y ello hasta un extremo inimaginable y ciertamente alarmante. El grado de superposición espacio-temporal de los hábitats preferentes de los tiburones oceánicos y de las áreas de mayor actividad de los palangreros es nada menos que de un 80%.
     Los autores, entre los que figura Gonzalo Mucientes, uno de nuestros mayores especialistas, analizaron los movimientos tanto de los tiburones como de los pesqueros (mediante GPS), así como los factores ambientales que los condicionan. Colocaron transmisores en más de un centenar de tiburones de 6 especies distintas, oceánicas y costeras oceánicas: marrajo (Isurus oxyrinchus), marrajo negro (Isurus paucus), tintorera (Prionace glauca), tiburón tigre (Galeocerdo cuvier), tiburón martillo (Sphyrna mokarran) y cornuda (Sphyrna lewini), si bien se centraron finalmente en dos, la tintorera y el marrajo, dado que por si solas representan más del 95% de las descargas y además formaban parte de las capturas de los palangreros españoles y portugueses, únicas flotas cuyos datos pudieron consultar (un total de 186 barcos de eslora superior a 15 m).

El palangre es una de las artes menos selectivas. (Imagen: www.ecologyaction.ca).
     Los resultados revelan que los tiburones están prácticamente ausentes de ambientes oligotróficos como el mar de los Sargazos, concentrándose preferentemente en zonas de alta productividad, como los frentes oceánicos con pronunciados gradientes de temperatura, singularmente la corriente del Golfo, la zona de convergencia de las corrientes del Labrador y Atlántico norte y la dorsal al SW de las Azores, justamente las zonas donde más intensa es la actividad pesquera. En ciertos puntos se observó que las tintoreras permanecieron el 67,3% del tiempo bajo un riesgo potencial de captura (20,2 días por mes) y los marrajos un 40,7% (12,2 días), aunque en general los marrajos presentan un mayor riesgo potencial de captura dado que muestran una mayor preferencia por los frentes con fuertes gradientes de temperatura, hábitats particularmente explotados por los palangreros, que las tintoreras, de gustos menos exquisitos, que en general simplemente se encuentran áreas de gran productividad.

     Guiados por la experiencia de muchos años y, ahora, por los modernos sistemas de detección, los palangreros han aprendido a identificar las áreas donde estos tiburones oceánicos se concentran en mayor cantidad. Esto los convierte en especies extraordinariamente vulnerables necesitadas de urgentes medidas de protección desde instancias internacionales. En estos momentos sus poblaciones, en franco declive, están siendo masacradas por las flotas de varios países sin ningún tipo de control, en una estúpida carrera por ver quién vacía antes el océano (y no olvidemos que el Atlántico es una de las cuencas oceánicas más fuertemente explotadas del planeta).
     Los autores de este importantísimo trabajo proponen el establecimiento de topes de capturas y/o de tallas como la fórmula más útil y sencilla de implementar. ¿Alguien tendrá en cuenta su punto de vista? ¿Llegaremos a tiempo?
Tintoreras, marrajos y espadas en la lonja. (Fuente: www.atlantico.net).
Datos incompletos, estimación a la baja. Como nota negativa (otra más), los investigadores explican que no han podido acceder a los datos de otras flotas que operan en el Atlántico, como la norteamericana, la canadiense o la japonesa, que peinan las áreas occidental y noroccidental, por lo que su trabajo está incompleto. Esto significa que sus resultados constituyen una estimación a la baja. La realidad puede ser más oscura.

El trabajo es de acceso libre. Solo tenéis que pinchar aquí:
Nuno Queiroz, Nicolas E. Humphries, Gonzalo Mucientes, et al. (2016) “Ocean-wide tracking of pelagic sharks reveals extent of overlap with longline fishing hotspots". PNAS, doi: 10.1073/pnas.1510090113

Ataques de tiburón 2015

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Carcharodon carcharias (foto: Rafa Aso).

El ISAF (siglas de International Shark Attack File, 'Archivo Internacional de Ataques de Tiburón') acaba de publicar las cifras de ataques no provocados ocurridos en todo el mundo durante el pasado 2015. Tras investigar más de 160 incidentes, sus datos son los siguientes:

98 ataques no provocados, 26 más que en 2014, según el ISAF...
... o bien 102 si contamos 22 ataques en Australia, tal como reporta el Australian Shark Attack File, en lugar de los 18 del ISAF.

6 personas fallecidas en todo el mundo, el doble que el año anterior. Dos en la isla de Reunión y una en Australia, Nueva Caledonia, Hawaii y Egipto.

Distribución de los ataques. Como es habitual, los EEUU se llevaron la peor parte del pastel. Nada menos que el 76,5% del total. Fueron 59 ataques (frente a los 52 de 2014), ocurridos en su mayoría (30) en Florida, como era de esperar (con los condados de Volusia y Brevard a la cabeza), seguidos de los 8 en cada una de las dos Carolinas, 7 en Hawaii, 2 en California, 2 en Texas, y uno en Mississippi y New York.
En el resto del mundo, 18 (o 22) ataques ocurrieron en Australia (la mayor cifra desde el año 2009, con 22), 8 en Sudáfrica, 4 en Reunión, 2 en las Canarias, 2 en las Galápagos, y uno en las Bahamas, Brasil, Egipto, Nueva Caledonia y Thailandia.

Tipología de las víctimas. Los practicantes de deportes de tabla como los surfistas fueron los más solicitados por los tiburones, con un 49% de ataques, lo cual no deja de tener su lógica, al tratarse de personas que pasan muchísimo tiempo en zonas de rompiente, muy frecuentadas por estos bichos, chapoteando con brazos y piernas. A cierta distancia se sitúan bañistas yvadeadores(42% de los ataques), y practicantes de snorkel (9%). Este año tampoco ha habido ataques a buzos.

¿Qué es un "ataque no provocado"? Por ataque no provocado nos referimos a incidentes ocurridos en un ambiente natural cuando no existe ningún tipo de provocación por parte de las personas. Por tanto, quedan excluidos los ocurridos en acuarios o en el mar durante actividades científicas, ataques a embarcaciones, mordeduras post-mortem, etc.

Jaquetón toro (Carcharhinus leucas). Foto: Klaus Jost, The Shark Laboratory.

CONCLUSIONES.

Podemos repetir perfectamente las de años anteriores. A saber:

1) Los tiburones no son tan fieros y sanguinarios como los pintan. Más bien al contrario. Si pensamos, una vez más, en los millones de horas que millones de personas pasan metidos en el agua a lo largo de millones de kilómetros de mar y costa en todo el mundo... alrededor de 100 ataques y menos de 10 fatalidades representan una cifra irrisoria (no así, evidentemente, para los interesados). Cualquier autoridad de tráfico la firmaría sin pensárselo dos veces, celebrándolo con champán y exhibición bailes regionales.

2) El que un año más la zona del planeta donde más ataques se producen (Florida, EEUU) termine la temporada sin víctimas mortales demuestra la importancia de la educación y de las medidas de seguridad en las playas (vigilancia, control, médicos) para prevenir malas experiencias. Aunque los encuentros son inevitables y no siempre terminan bien, es posible disfrutar el mar y sus criaturas si autoridades y bañistas actúan con sensatez y sentido común. Científicamente probado. Cuando fallamos en estas cosas tan elementales puede ocurrir como en Reunión, donde llevan 7 muertos en cinco años, algunos debidos a graves imprudencias, y tenemos a las incompetentes autoridades haciendo caso a un grupo de niños pera con tablas de surf pidiendo a gritos la caza del tiburón que no les deja meterse en el agua como y cuando a ellos les viene en gana. Muy triste.


PS: Quien desee consultar las cifras de años anteriores solo tiene que pinchar en los siguientes enlaces: 2012, 2013, 2014.


Alitán (Scyliorhinus stellaris)

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Fotos: Gonzalo Mucientes.
Alitán

Scyliorhinus stellaris (Linnaeus, 1758)

(es. Alitán; gal. Roxa, casacú; in. Nursehound, greater spotted dogfish, bull huss; port. Patarroxa-gata.)

Orden: Carcharhiniformes
Familia: Scyliorhinidae

No hay duda de que el alitán es un pariente bien cercano de la pintarroja (Scyliorhinus canicula). De hecho, en un primer vistazo podríamos tomarla por una pintarroja grandota y gorda... si es que tenemos la suerte de encontrarnos uno. Porque a diferencia de su prima, que es el tiburón más abundante de Galicia, el alitán no es nada fácil de observar, ni en su medio natural ni en las lonjas. Es (o parece) cada vez más escaso, y puede que incluso haya desaparecido de algunos lugares. No lo sabemos.

Descripción. Cuerpo alargado y robusto de tacto muy áspero debido a los dentículos dérmicos grandes y semierectos que lo recubren. Morro corto y apuntado. Solapas o faldones nasales aquillados, claramente separados el uno del otro y distanciados de la amplia boca. Los ojos grandes y ovalados, con una membrana nictitante inferior muy rudimentaria. Justo detrás se encuentran los espiráculos, también grandes. Aletas dorsales retrasadas; la primera, claramente más grande que la segunda, se origina aproximadamente sobre la axila de las pelvianas. Aleta anal grande; su base es igual o algo mayor que el espacio interdorsal. Pelvianas cortas; en los machos sus bordes internos no están soldados, como ocurre con la pintarroja. Caudal larga y abatida, con el lóbulo terminal bien desarrollado y el inferior poco marcado.
La librea varía según la edad y el hábitat: en el dorso presenta un color terroso grisáceo oscuro a amarillento o rojizo, a veces con tenues bandas a modo de "sillas de montar", con manchas negruzcas de diversos tamaños y formas (pueden ser como lunares o como las de los leopardos), más grandes que las de la pintarroja, en ocasiones mezcladas con pequeñas manchas blancas. La superficie ventral es blanquecina.

Arriba: Librea con las típicas manchas de leopardo (foto: Rafael Bañón). Abajo: Ejemplar albino capturado al NW de la isla de Anglesey (Gales) y liberado poco después de la sesión fotográfica.
Dentición. Dientes pequeños similares en ambas mandíbulas: tienen base ancha y borde inferior escotado; la cúspide principal es larga y, en los dientes posteriores, puede ir acompañada de uno o dos pares de cuspidillas basales. Los sinfisarios de la mandíbula inferior también presentan estas cuspidillas, a diferencia de los superiores. 44-56 hileras en la mandíbula superior y 38-46 en la inferior.
Fuente: A. Soldo, J. Dulcic & P. Cetinic, Scientia Marina, 2000¹.
Talla. En los adultos la talla media es de unos 125 cm, y la máxima registrada ha sido de 162 cm (150 cm en el Mediterráneo). Al nacer miden alrededor de 16 cm. Las hembras maduran en torno a los 79 cm y los machos a los 77 cm.

Reproducción. Como la pintarroja, el alitán es ovíparo. La cápsula huevo, de gruesas paredes y fuertes zarcillos, mide entre 10-13 cm. La puesta es de una cápsula por oviducto y suele realizarse en primavera y verano en macroalgas y gorgonias. La eclosión tiene lugar al cabo de unos 9 meses.

Foto: Rafael Bañón.
Dieta. Dieta variada. Principalmente a base de cefalópodos y pequeños peces (sardinas, arenques, peces planos, calinonímidos, etc.), incluidos otros tiburones como su pariente la pintarroja, y también crustáceos (cangrejos, gambas, cangrejos ermitaños). Los adultos parecen optar más por los cefalópodos y teleósteos que por los crustáceos.

Hábitat y distribución. Especie bentónica de la plataforma continental. Se encuentra sobre todo en fondos duros o rocosos con cubierta de algas, entre los 1-2 m hasta al menos los 125 m. Más común entre los 20-63 m. En el Atlántico NE parece preferir fondos con sustrato de rocas o guijarros y en el Mediterráneo con algas coralinas.

Basado en Ebert et al. (2013), Sharks of the World.
Está presente en el Mediterráneo y en el Atlántico nororiental desde las Shetland, sur de Noruega e Islas Británicas hasta Senegal. A partir de ahí, los registros más meridionales pueden ser en realidad un confusión con la pintarroja de Guinea (Scyliorhinus cervigoni). En el Mediterráneo parece más abundante en la cuenca central y oriental (Adriático, Jónico, costa Albana). En el Atlántico NE es poco frecuente en el mar del Norte y localmente abundante en ciertas áreas someras por ejemplo alrededor de las Islas Británicas, como el canal de Bristol en la costa de Gales y el canal de la Mancha, mientras que en otras parece estar ausente o haber desaparecido.
En cuanto a Galicia, en la guía de Rodríguez Solórzano et al.² se lee que "vive máis preto da costa, nos fondos de area e pedra, mentres que o melgacho [se refiere a Scyliorhinus canicula] é máis abundante en fondos fangosos. Atópase dentro das rías". Y como curiosidad, concluye que ambas especies "teñen mala fama entre os nosos pescadores debido a que devoran os peixes enganchados en redes e palangres".

Foto: Adam Tousek, tomada de la página zivazeme.cz.
Pesca y conservación. Es bastante menos común y abundante que la pintarroja. Se captura sobre todo con arrastre y palangre de fondo, pero también artes de enmalle. Su carne se consume en fresco o salada y se usa para fabricar piensos, pero tiene poca importancia pesquera.
Aunque los datos sobre capturas son limitados, en el Mediterráneo se ha constatado una caída de sus poblaciones del golfo de León, islas Baleares y costa albana. La sobrepesca y la degradación de su hábitat son dos de los factores primordiales en este descenso. Para el Atlántico NE no disponemos de datos precisos sobre sus poblaciones, por lo que es difícil evaluar cabalmente su situación; pero dada la aparente fragmentación de su distribución, se cree que puede estar en riesgo de desaparición a nivel local³.
Figura en la Lista Roja de la IUCN con el estatus de Casi amenazado.

Foto: Gonzalo Mucientes.
¿Alitán o pintarroja? Los dos esciliorhínidos de nuestras aguas guardan un indudable parecido entre si, al menos en un primer vistazo. Sin embargo, a poco que nos fijemos, las diferencias se nos aparecen con cierta nitidez. Aparte del tamaño y grosor del corpachón del alitán, estas son las más importantes:
     =>En el alitán los faldones o solapas nasales están claramente separados y distanciados de la boca, mientras que en la pintarroja ocurre lo contrario: están unidos y llegan hasta la boca.
     =>Librea: Manchas grandes de diferente forma y tamaño en el alitán; muy pequeñas y abundantes en la pintarroja.
     =>En el alitán, la base de la aleta anal es igual o mayor al espacio interdorsal, y en la pintarroja es claramente menor.

A. Arriba: Scyliorhinus canicula; abajo: Scyliorhinus stellaris (foto: Rafael Bañón). B.S. canicula (foto: Toño Maño). C.S. stellaris (foto: Gonzalo Mucientes).
Por último, una nota de agradecimiento a Rafael Bañón y a Gonzalo Mucientes por la desinteresada cesión de sus fotografías. Dos monstruos en sus respectivos campos de la ictiología que siempre están ahí dispuestos a echar un cable. Un lujazo.
__________________________
¹A. Soldo, J. Dulcic & P. Cetinic (2000). "Contribution to the study of the morphology of the teeth of the nursehound Sycliorhinus stellaris (Chondrichthyes: Scyliorhinide)". Scientia Marina, vol. 64, nº 3, doi:10.3989/scimar.2000.64n335.
²Manuel RODRÍGUEZ SOLÓRZANO, Sergio Devesa Regueiro & Lidia Soutullo Garrido (1983). Guía dos peixes de Galicia. Editorial Galaxia, Vigo, p. 38.
³Ellis, J., Serena, F., Mancusi, C., Haka, F., Morey, G., Guallart, J. & Schembri, T. 2009. Scyliorhinus stellaris. The IUCN Red List of Threatened Species 2009: e.T161484A5434281. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2009-2.RLTS.T161484A5434281.en. Consultado el 17 de febrero de 2016.


Siete tiburones muy particulares

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De arriba abajo y de izquierda a derecha: Trigonognathus kabeyai, Isogomphodon oxyrynchus (Jorge L. S. Nunes, biogeodb.stri.si.edu), Sphyrna tiburo (Smithsonian Tropical Research Institute), Eusphyra blochii (Freshwater Fish Group & Fish Health, Murdoch University), Leptocharias smithii (Theo Modder, FishBase), Mollisquama parini (Michael Doosey, Tulane University)
Estos siete tiburones no los tenemos en nuestro mar, ni siquiera en aguas españolas, a excepción del Leptocharias, que Moreno recoge en aguas de Canarias. Pero el mundo de los tiburones es tan apasionante, que sería un tremendo error y una paletada imperdonable imponernos a nosotros mismos unos límites que ellos, desde luego, no tienen. A estos hermosos bichos hay que conocerlos, y cuantos más, mejor.

1. Cabeza de flecha (Eusphyra blochii). Sin duda estamos ante la especie más extraña y singular de las 10 que conforman la familia Sphyrnidae, la de los tiburones martillo, y también la más arcaica. Es el resultado de la primera escisión evolutiva ocurrida en el tronco común de los martillos allá por el Mioceno, hace unos 15-20 millones de años. Su ubicación en un género propio (Eusphyra), distinto de los demás (Sphyrna), refleja perfectamente tanto este aspecto como la peculiar e inconfundible estructura de su cabeza, la más amplia de todo el grupo [véase Cabezas de martillo (fam. Sphyrnidae)]. Como se ve, en realidad, más que un "martillo", deberíamos hablar de palas o de alas, no en vano se conoce en inglés como winghead shark, 'tiburón de cabeza alada'.
El cabeza de flecha habita las aguas someras de la plataforma continental e insular del Indo-Pacífico occidental, donde se alimenta de pequeños peces, rayas y cefalópodos, que detecta con el asombroso aparato sensorial de su cabeza: la extensa superficie de las palas alberga multitud de sensores eléctricos (las ampollas de Lorenzini); las narinas, situadas a lo largo de su borde anterior son larguísimas (casi el doble de anchas que la boca), y al estar separadas entre si incrementan el campo de barrido y facilitan la localización de la fuente del estímulo químico; y los ojos, colocados muy lejos uno del otro en cada extremo de las alas, permiten un amplio campo de visión binocular que cuatriplica el de otros carcharhínidos.
Foto: Brian Watson, Department of Agriculture and Fisheries, Queensland Government.
Esta especie es vivípara placentaria, con camadas de alrededor de 9 crías que nacen tras una gestación de 8-11 meses. Como máximo alcanza los 186 cm de longitud total.
Se captura de forma intensiva en buena parte de su área de distribución, sobre todo en el golfo de Thailandia, pero los datos científicos de que disponemos relativos a su dinámica poblacional son escasos, e incompletos los referidos a su biología. Es posible que en algunas zonas esté sobreexplotado. Por el momento la IUCN lo recoge en su Lista Roja con el estatus de Casi amenazado.

2. Tiburón picudo (Isogomphodon oxyrhynchus). Aunque dado su aspecto es relativamente fácil ubicarlo correctamente en su familia, Carcharhinidae, el tiburón picudo no deja de ser un bicho sumamente peculiar. Sus aletas pectorales en forma de remo, grandes y muy anchas, llaman la atención, pero sin duda el rasgo más característico y sorprendente es el que le da su nombre: ese morro largo, plano y bien afilado, apto para detectar presas en los entornos de baja visibilidad que constituyen su hábitat preferente. Este tiburón habita en las aguas turbias de estuarios, manglares y zonas costeras abruptas donde desembocan los grandes ríos, lo que explica el diminuto tamaño de sus ojos. A pesar de ello, es curioso que no tolera las aguas excesivamente poco salinas, lo que explica que durante la temporada de lluvias se aleje de la costa.
La talla máxima es de 152 cm, aunque se cree que puede alcanzar los 2,5 m. Se alimenta de peces pequeños que se desplazan en cardúmenes, que captura ensartándolos con sus dientes largos y finos como colmillos.
Es vivíparo placentario, con camadas muy reducidas de 3 crías tras un año de gestación. Posiblemente tenga un ciclo reproductivo bianual.

Fuente: Jorge L. S. Nunes, peixesdomaranhao.blogspot.com, y biogeodb.stri.si.edu
El Isogomphodon tiene una distribución geográfica muy limitada (Atlántico W tropical, o sea, la franja costera nororiental de Sudamérica) sujeta a una fuerte presión pesquera. Se calcula que durante la última década sus poblaciones han disminuido en un 90%, lo que unido a su baja productividad ha motivado que la IUCN lo considere En peligro crítico y reclame la toma de medidas urgentes de protección.

3. Musola barbuda (Leptocharias smithii).Único representante de la familia Leptochariidae, muy próxima a la de las musolas (Triakidae), junto a las que se solía clasificar. No hace falta explicar qué hay de peculiar en este tiburón: ese cuerpo alargado, escuchimizado, desabrido, como sin alegría, con una cabeza diminuta y dos enormes dorsales muy espaciadas componiendo un extraño contrapunto. Sin embargo, pese a su apariencia, presenta una musculatura recia que hace pensar en un potente nadador. Es una especie costera de hábitos demersales en fondos de 10 a 75 m, particularmente en los fangosos frente a las desembocaduras de los ríos, donde se alimenta de crustáceos, pequeños peces y rayas. Se reproduce mediante viviparismo placentario, con camadas de 7 crías tras una gestación de al menos 4 meses. Como curiosidad, los machos tienen los dientes anteriores más largos que las hembras, con toda probabilidad para sujetarlas mejor durante el apareamiento. Quién lo diría, con lo sosos que parecen. Al nacer miden al menos 20 cm y crecen hasta un máximo de 82 cm.
Es una especie relativamente común, pero dada su distribución geográfica reducida, en zonas, además, de elevada presión pesquera (Atlántico E desde Mauritania hasta Angola, y tal vez Marruecos y el Mediterráneo), la IUCN la considera como Casi amenazada.

Arriba: Vista dorsal de una hembra de 221 mm (fuente: Aguirre-Villaseñor & Salas-Singh,
Revista Mexicana de Biodiversidad, 2012). Abajo: Vista lateral (fuente: FAO).
4. Colayo cabezón (Cephalurus cephalus). Este diminuto tiburón con aspecto de renacuajo, justamente conocido en inglés con el nombre de lollipop catshark ('colayo piruleta'), se caracteriza por una cabeza y región branquial aplanadas dorsoventralmente y expandidas en forma redondeada, como una piruleta. Su cuerpo, pequeño y esbelto, tiene un piel muy fina, "casi gelatinosa", según dice Compagno. Todo ello, en conjunto, explica por qué en México recibe el nombre de tiburón renacuajo. Se encuentra en los fondos del talud superior de Baja California, mar de Cortés y parte de la costa pacífica mexicana (quizás llegue hasta Perú y norte de Chile) entre los 155-927 m. No sabemos nada más de esta curiosa especie, excepto que no supera los 28 cm de longitud total, mide alrededor de 10 cm al nacer, los machos maduran hacia los 19 cm y las hembras a los 24 cm, y es probablemente vivíparo, con camadas de dos crías, una por oviducto. La Lista Roja de la IUCN lo incluye bajo la etiqueta Datos insuficientes.

Fuente: Claes et al. PLoS ONE, 2014.
5. Trigonognathus kabeyai. Conocido en inglés como viper dogfish o melgacho víbora (en castellano no tiene todavía nombre común oficial), este tiburón con pinta de monstruo de película japonesa de serie B vive en los fondos del talud superior del Pacífico norte (sobre todo Japón, naturalmente) y central (un registro en Hawai) entre los 250-1000 m. Es tal vez el miembro más extraño de la familia de los tiburones linterna (Etmopteridae), caracterizados, como sabéis, por la presencia de fotóforos en diversas regiones corporales, entre otros elementos. La boca, en posición casi terminal como en las serpientes, está dotada de grandes dientes finos, alargados y puntiagudos como agujas, y una mandíbula superior sumamente protráctil gracias a un mecanismo único que la articula con la caja craneal. Cuando el Trigonognathus lanza su demoledor ataque, la boca se abre y, como una flecha, la mandíbula superior sale proyectada y se abate sobre su víctima, que queda empalada entre los colmillos. Esto nos recuerda el sistema que emplea otra especie muy especial y (ésta sí) presente en nuestras aguas, el tiburón duende (Mitsukurina owstoni). Su dieta consiste en pequeños peces óseos del fondo (sobre todo peces linterna) y crustáceos, que engulle enteros, dado que, como es evidente, los dientes no están hechos para cortar.
Es muy poco lo que sabemos de este tiburón: la longitud máxima registrada es de 54 cm, al nacer miden unos 17 cm, los machos llegan a la madurez entre los 42-47 cm y las hembras hacia los 52; es vivíparo aplacentario con camadas de alrededor de 25 crías. Figura en la Lista Roja de la IUCN con el estatus de Datos insuficientes.

6. Mielga suave (Mollisquama parini). Sin duda el tiburón más misterioso y desconocido de esta lista. Solo se conocen dos ejemplares en todo el mundo... y cabe la seria posibilidad de que puedan ser en realidad especies diferentes. El primero, el holotipo, es una hembra adolescente de 40 cm capturada en 1979 en el tramo chileno de la dorsal de Nazca, a 330 m de profundidad en aguas de 200-2500 m; fue descrita por Dolganov en 1984. El segundo es un macho de 14,2 cm (una cría que todavía conservaba la cicatriz umbilical) encontrado en 2010 en una red de arrastre tendida a 580 m en aguas de 3000m durante un muestreo realizado al norte del Golfo de México, a 170 millas del delta del Mississippi (es el ejemplar de las fotografías). La comparación con la descripción del ejemplar de Dolganov ha revelado diferencias en aspectos como la presencia de unas particulares aglomeraciones de dentículos dérmicos ventrales, la morfología dentaria y el cómputo vertebral. Mientras no se tenga acceso a los resultados de un análisis de ADN no sabremos con certeza si estas diferencias simplemente responden a cambios ontogénicos y por tanto los dos ejemplares pertenecen realmente a la misma especie¹.

En la foto superior se puede observar a simple vista la abertura de la glándula sobre la pectoral; abajo esquema donde se aprecia su forma y tamaño (fuente: Grace et al. Zootaxa, 2015). Abajo a la derecha, el Mollisquama mostrando su enorme morro (fuente: Michael Doosey, Tulane University).
La característica más sorprendente de este tiburón, aparte de su aspecto general y del tremendo morro bulboso, es la presencia de dos enormes glándulas a modo de saco, únicas entre los tiburones, con una pequeña abertura visible justo encima de las aletas pectorales. No se sabe bien cuál puede ser su función, pero existe un tiburón de la misma familia, el tiburón de cola larga (Euprotomicroides zantedeschia), que posee una glándula parecida aunque situada en el abdomen. Se ha observado que en determinadas circunstancias emite un fluido luminiscente que, según se cree, puede servir bien para despistar a un posible depredador, bien para atraer a una presa potencial o a una pareja. Tal vez el Mollisquama utiliza el mismo sistema.

El Euprotomicroides zantedeschia expulsando el fluido luminiscente a través de la abertura de la cloaca (foto: Plik Sciagnieto).
Pertenece a la familia Dalatiidae, la misma de los tiburones cigarro (Isistius), y presenta fotóforos en diversas partes de su cuerpo. A partir de aquí, no sabemos nada más. Figura en la Lista Roja de la IUCN con el estatus de Datos insuficientes.
 
7. Lanetón (Sphyrna tiburo). Cerramos esta pequeña lista como la empezamos, con un esfírnido, en este caso con la especie que se sitúa justamente en el extremo contrario de la escala, pues se trata del martillo con la cabeza más estrecha. Aunque más que martillo, deberíamos hablar de "pala", como se ve.

Foto: Udo M. Savalli.
El lanetón es un pequeño tiburón que no supera los 150 cm bastante abundante en las costas tropicales atlánticas y pacíficas del continente americano: desde Carolina del Norte hasta Brasil y desde California hasta el Ecuador. Le gustan las aguas someras de fango y arena de estuarios y bahías, y también los arrecifes coralinos, sobre todo entre los 10 y los 25 m. Consume crustáceos, bivalvos, cefalópodos y pequeños peces.
Es vivíparo placentario y tiene una de las tasas de crecimiento poblacional más altas de todos los tiburones: llegan a la madurez a edad temprana, tienen una corta esperanza de vida (12 años), una de las gestaciones más cortas de todos los tiburones (4,5-5 meses) y camadas anuales de 4 a 16 crías. Esto le permite soportar razonablemente bien la alta presión pesquera a que se ve sometido, por eso la IUCN lo considera Preocupación menor.
Que siga así muchos años.


=>Si queréis conocer otras especies igualmente especiales, diferentes, podéis consultar los siguientes artículos:

-Encuentro con un duende.
-Tiburón anguila (Chlamydoselachus anguineus).
-Tiburón anguila en O Grove.
-El misterio del tiburón cocodrilo.

Y muchos otros más que podéis encontrar bucenado en el Blog a través del Índice.

_________________________________
¹Mark A. Grace, Michael H. Doosey, Henry L. Bart & Gavin J. P. Naylor (2015). "First record of Mollisquama sp. (Chondrichthyes: Squaliformes: Dalatiidae) from the Gulf of Mexico, with a morphological comparison to the holotype description of Mollisquama parini Dolganov". Zootaxa, 3948 (3): 587-600. Doi: 10.11646/zootaxa.3948.3.10

Lonja de Vigo 2015

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Foto: Gustavo Rivas, La Voz de Galicia.

     Como todos los años, la Autoridad Portuaria de Vigo publica su memoria anual y, como todos los años, nosotros nos encargamos de extraer y analizar, siquiera someramente, todos los datos referidos a los tiburones.

1. Notable caída de los desembarcos. Como podéis ver en el gráfico, lo primero que llama la atención es el acusado descenso de los desembarcos de tiburón. Hemos pasado de 3 341 581 kg y 6 056 247 kg de tiburón fresco y congelado, respectivamente, en 2014, a 3 030 388 kg y 3 236 365 kg en 2015. Sumando el producto fresco y el congelado, durante el 2015 se han descargado en el Berbés nada menos que 3 131 075 kg menos de tiburón.

Histórico de desembarco de tiburón desde el 2012, en kilogramos.
El factor principal de este notable descenso lo encontramos en las descargas de congelado, que casi bajan a la mitad, especialmente su producto estrella, la tintorera (Prionace glauca), cuya caída ha sido espectacular: de            5 583 971 kg en 2014 hemos pasado a 2 973 893 kg. El marrajo (Isurus oxyrinchus) también ha experimentado una bajada, pero más suave: si en 2014 fueron 223 321 kg de producto fresco y 472 276 kg de congelado, en 2015 tenemos 204 372 kg y 262 472 kg, respectivamente.

     Sin embargo, el incremento de las descargas de las demás especies de tiburón, que en algunos casos ha sido muy fuerte, ha servido para paliar lo que de otro modo podría calificarse como un derrumbe monumental. La musola (Mustelus spp.) ha subido de los 504 kg del 2014 hasta los 6223 kg; la mielga (Squalus acanthias), de 346 kg a 3348 kg; y lo que llaman 'gata' (véase abajo, punto 4), de 181 kg hasta los 6519 kg.

Dos especies tan altamente comerciales como la pintarroja (Scyliorhinus canicula) y el cazón (Galeorhinus galeus) han subido también bastante. La primera, de 69 700 kg hasta los 107 405 kg; y la segunda, de 27 592 kg hasta la sorprendente cifra de 107 454 kg.

Las descargas de lo que los encargados de los datos del Berbés llaman "escualos" son las únicas que han bajado, pasando de 67 a 10 kg (179 kg en 2012 y 1 kg en 2013).

Fuente: José Teo Andrés, www.atlantico.net.
2. Datos globales:
  • Descargas de tiburón fresco: 3 030 388 kg.
  • Descargas de tiburón congelado: 3 236 365 kg.
          TOTAL: 6 266 753 kg.

3. Datos por especie:
  • Pesca fresca
  • Pesca congelada:

     Uno de los datos más sorprendentes es sin duda el de los 9 € de precio medio de los "Escualos", el doble de la segunda especie más cara, el marrajo. ¿Qué o quiénes son esos "escualos"? Pues la verdad, ni idea (lo discutimos en el siguiente punto).

4. Y seguimos con el problema de los nombres. Aunque hay que agradecer a la Autoridad Portuaria de Vigo el fácil acceso a sus estadísticas de pesca, no debemos dejar de advertir, un año más, que el abuso de nombres comunes dificulta, y en algunos casos vuelve imposible, un análisis mínimamente riguroso de los datos (ni os cuento si pretendiésemos realizar un estudio científico sobre las capturas de especies como, por ejemplo, el olayo (Galeus melastomus)).
     Hay nombres y nombres. Algunos concretizan bastante y otros absolutamente nada. Una tintorera solo puede ser una Prionace glauca, un marrajo, un Isurus oxyrinchus, al menos en teoría (en otros lugares he visto que cuelan el cailón (Lamna nasus), cuya captura está prohibida), y las musolas son Mustelus (M. asterias o M. mustelus, que no vienen diferenciadas otro problema); pero, ¿qué es una "gata"?... y de los "escualos" ya ni hablemos.
Noviembre de 2015.
     Una gata puede ser cualquier cosa, normalmente una especie de aguas profundas (cualquier escualiforme de color oscuro, por ejemplo, como la negra (Dalatias licha)). La voz inglesa Dog fish, que acompaña el término 'gata' en la memoria anual, tampoco aclara nada: dogfish se aplica a tiburones de diversos órdenes y familias, desde los Squaliformes hasta los Carcharhiniformes. Es posible que el olayo (Galeus melastomus) esté incluido aquí.
    Con "Escualos"... pues ya os imagináis lo que ocurre. En el documento esta palabra viene acompañada por los términos ingleses Smooth-hound y tope shark; el primero puede ser cualquier cualquier triákido del género Mustelus (es decir, una musola); y el segundo es el equivalente a nuestro cazón (Galeorhinus galeus)... y todas ellas ya figuran en su correspondiente apartado. Teniendo en cuenta que son el grupo que, con diferencia, mayor precio ha alcanzado, la cosa no puede ser más intrigante.
     Pero esto no es nada. Si tomamos cualquier estadística mensual, la cosa empeora. Valga como ejemplo este recorte del informe correspondiente al mes de noviembre. Quitando el cazón, la "quenlla tintorera", la "pintarroja-melgach" (Scyliorhinus canicula, "melgacho" en gallego), el marrajo, la musola y la "cazapa-bocanegra" (sin duda el Galeus melastomus), las otras dos parecen misión casi imposible: "Cazon-botos-pata rox" y "Pintarroja/gata". Tal vez alguno incluya el alitán (Scyliorhinus stellaris)... y quién sabe qué otras especies.

Foto: Gustavo Rivas, La Voz de Galicia.
5. Dos preguntas para terminar este breve repaso. La primera, ¿cuál es el porqué de la fuerte caída de los desembarcos de tintorera congelada? ¿Es por algún motivo de carácter ambiental, logístico, o porque cada vez hay menos en el Atlántico?
     La segunda, aun admitiendo que todo esto es legal, está amparado por la legislación europea e internacional, ¿podemos hablar de pesca sostenible? ¿Cuánto nos durarán los tiburones en el mar?


     => Véase también:
       -Lonja de Vigo 2012.
       -Lonja de Vigo 2013.
       -Lonja de Vigo 2014.


Fray Martín Sarmiento y las mielgas

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     Fray Martín Sarmiento (1695-1772) es una de las figuras más importantes de la Ilustración, en Galicia y en España, y también, probablemente, una de las más olvidadas. Erudito en los más diversos campos del conocimiento, desde las ciencias naturales particularmente la botánica hasta la historia, fue un firme defensor de la ciencia y del método científico frente a la ignorancia y la profunda superstición en las que estaba sumido el país. Como otros ilustrados, defendía la necesidad de elevar nuestro nivel cultural y científico mediante la educación y la investigación para acercarlo a las naciones más avanzadas de Europa. ¿Cómo era posible se lamentaba el buen benedictino que en las obras de los más insignes ictiólogos del momento faltasen referencias a nuestra abrumadora riqueza piscícola?
(2108) Para decir algo con los modernos, digo que Pedro Artedio en Ychthyologia, que sacó a luz Carlos Linneo, y a los quales copió M. Brisson, todos reconocen 14 especies de mielgas o galeos. Artedio las coloca debajo del género Squalus y Brisson debajo del nombre Canis Marinus¹. A cada especie agregan todos los nombres synonymos de varias naciones y los que se hallan en diferentes autores antiguos y modernos. En esa letanía de autores y de nombres vulgares no hace papel España, no por falta de pescados, no por falta de nombres vulgares, pero si por falta de escritores que los sepan y que los comuniquen a otras naciones. El caso es que hay pescados que, según la dibersidad de las costas marítimas de España, tienen dibersos nombres vulgares. Todos se debían recoger y formar una Ychthyologia polyg[l]ota de toda España.
     Aunque pasó buena parte de su vida en Madrid, Sarmiento mantuvo siempre vivos sus vínculos con Galicia y, como buen amante de las lenguas, con el gallego, idioma que trató de dignificar y de normalizar defendiendo incluso su utilización en la escuela y en los actos y actividades religiosas por ser la lengua materna de la gran mayoría de la población. Durante sus viajes por el país logró compilar un inmenso caudal de voces y de expresiones del gallego que fue completando con numerosas noticias e información sobre su origen, uso y significado. Buena parte de esta ingente obra quedó inédita, y sus manuscritos fueron recopilados en diversos volúmenes que solo a finales del pasado siglo comenzaron a ver la luz convenientemente editados.

Centrina.
     Los textos que presento aquí pertenecen al segundo volumen de la conocida como Obra llamada de 660 pliegos que trata de historia natural y de todo género de erudición, con motivo de un papel... contra los foros y tierras que poseen en Galicia los Benedictinos Fray Martín Sarmiento, compendio de páginas manuscritas de acceso libre y gratuito en la Biblioteca Digital Hispánica, el soberbio portal de la Biblioteca Nacional de España. Como es habitual, mantengo las grafías del original corrigiendo alguna errata, si bien, en aras de la claridad, actualizo la acentuación, la puntuación y el empleo de diversos signos ortográficos. Las ilustraciones pertenecen a la magna obra De piscibus marinus (1554), de Guillaume Rondelet, que el fraile parece haber consultado.


1. Pescados y tiburones. En sus escritos Sarmiento dedica un buen número de páginas a los peces: "Nunca pensé extenderme tanto sobre los pescados, pero hay tanta abundancia de ellos en España, hablando generalmente, y hablando particularmente en Galicia, que andaría muy corto en esta materia si no diese alguna noticia de los pescados y mariscos [...] que sirven y podrían servir para el comercio".
     Dentro de los "pescados sin escamas", donde figuran el congrio, la lamprea y la "murena", se encuentran los de "la clase de la mielga [...], los que son largos, redondos, sin escamas y con el pellejo muy áspero por lo común y, por lo común, sin espinas". Es decir, los tiburones, de los que va a tratar por extenso centrándose fundamentalmente en cuestiones léxicas, analizando el origen y significado de los nombres vulgares y buscando correspondencias con las especies de tiburón descritas por los científicos de referencia.

Galeo cane.
     Para introducir el tema, el fraile comienza destacando las bondades culinarias de la mielga para enseguida entrar en lo que le apasiona, las palabras: "Un bocado sanísimo para los enfermos, ya fresca, ya frescal, ya curada. Y es el plato más apetecido en Quaresma, pues aun seco no tiene sal. Y con razón admiro que, siendo la mielga un pescado tan conocido en España, y de España, no se halle aún en los bocabularios la voz "mielga" por el pescado, hallándose "mielga" por la planta mielga".
(2109) Sin salir del nombre squalus, que Artedio escogió para nombre genérico de las mielgas [...]. Al squalus de río llaman en Galicia escalo². Al squalus de mar llaman en Galicia tollo, rouxa, pinta rouxa. En Castilla, tollo, también lixa, pinta roxa, esqualo. En griego rhina, que significa 'lima', porque con su pellejo se lima, se alisa, o se alixa la madera y el marfil. En latín squatina, según Plinio: "Rhina, quam squatinam vocamus"³. Y en francés angelote, por la disposición de las aletas. En Galicia se quenta la pinta rouxa entre las mielgas, pero otros la agregan a las rayas y Artedio la hace 6ª especie del squalo.
Galeo acanthia.
2. Cuestiones léxicas. A Sarmiento le apasionan las lenguas y las palabras, y se entrega gustoso a largas disquisiciones etimológicas y semánticas, algunas no siempre atinadas, y otras, acaso, rozando el disparate (a fray Martín a veces le pierden sus muchas lecturas, como a Don Quijote), como es el caso del término "mielga", que él utiliza genéricamente para designar todas las especies de tiburón:
(2100) No es fácil aberiguar el origen de la voz "mielga". En quanto planta, viene de Medica y Melica; pero en quanto pescado, sería atajo decir que también podría venir de Medica, no por la región de la Media, de donde vino la planta, sino por el adjetibo Medicus, Medica, aludiendo a que el pescado mielga es pescado de enfermizos y enfermos, y en algún modo medicinal. Esse origen y etimología podría[n] pasar, pues nada tiene[n] de inverosímil; pero yo soy de mal contento en estas materias y siempre deseo tropezar con un origen que no necesite el pegote de metáphoras y de alegorías, pues con esos pegotes voluntarios, quolibet fit ex quolibet. Quiero que el origen abraze la analogía de la lengua con la propiedad del significado.
Y entonces emprende nuestro fraile una profunda indagación que le lleva desde Plinio hasta Theodore Gazis, Rondelet e, incluso, nada menos que uno de los padres de la Iglesia, Papías de Hierápolis. A su juicio, "Es preciso que la combinatoria haga un grande rodeo, para probabilizar el origen de la voz castellana "mielga", o de la gallega melga, en cuanto significa el pescado tan conocido. ¿Quién lo creyera? Es preciso juntar perros, gatos, comadrejas y ratones, para decir algo con fundamento. De los nombres de estos animales se han valido los primeros que impusieron nombres a los pescados de la clase de las mielgas".
     Para resumir la cuestión, dado el uso común de servirse de nombres de animales tan diversos como canis'perro', junto con su diminutivo canicula, vulpes'zorro',el griego gale'comadreja' y su correspondiente latino mustella, etc. para bautizar las diferentes especies de tiburón "o galeos", Sarmiento cree razonable concluir que igualmente el compuesto migale o megala —del que derivaría la voz castellana "musgaño", sea el verdadero origen de las formas "mielga" y "melga", respectivamente. Según nuestro autor, este vocablo estaría formado por las voces griegas mys'ratón' y gale, "que pasó a significar 'el gato'", y su resultado latino sería la forma compuesta mus-aranea.

Canicula aristotelis.
3. De algunas variedades de "mielgas". Solucionadas estas cuestiones, se aborda el asunto de la diversidad de lo que él llama "mielgas" en aguas de Galicia, aunque no con el rigor científico necesario, como el propio autor reconoce, sino desde el punto de vista de un viajero incisivo y curioso dotado de un amplio bagaje cultural y científico:
(2111) Estando yo en Galicia me informaron de algunas variedades de mielgas:
   1ª. La mielgaó melga, más común. Tiene sobre el lomo dos espolones, ganchos, uñas o espinas corvas.
   2ª. El melgacho, que es el macho de la mielga. Solo tiene un espolón; su comida tiene tufo.
   3ª. Cazón. No tiene espolón alguno. Es más grande que la mielga, pero de mala comida y con tufo.
   4ª. Cazacú. Llaman assí en Bayona a lo que en Asturias rañón. Es pequeña y no tiene espolón.
   5ª. Pintarrouxa. Es más grande que el cazacú. No tiene espolones. Dudo que sea la lixa.
   6ª. Canexa, y creo que mejor caneja. Especie de mielga distinta del cazacú, y que fresca es mejor que la mielga común, pero esta es mejor para curada.
   Véase aquí como para lo poco que por mí mismo he observado, no necesité de libro alguno.
Resulta muy difícil identificar las especies de que se trata, exceptuando la primera y la tercera, que en principio se corresponderían con el Squalus acanthias y el Galeorhinus galeus, respectivamente —ello si obviamos que en gallego el término cazón se aplica también a las musolas. El propio autor lo intenta echando mano de las obras de los grandes especialistas:
(2112) Después consulté los libros para aberiguar los latines. La mielga acanthias tiene dos espolones, luego es la mielga común. De canicula se forma "cañeja", luego la cañeja es el galeo Canicula saxatilis. Centrum significa el espolón, y un Galeo cetaceo se llama por eso Centrina: tiene dos espolones en el lomo y se distingue de la acanthias en que esta pare los fetos vivos, y la centrina solo pone huebos. El Canis maximus, Lamia, Carcharias, Tiburon y Requiem es la mayor mielga cetácea y también se llama Squalo. A este tenor se podrán hacer muchas combinaciones. Siendo el tollo especie de mielga, y habiéndole en Galicia y con esse nombre, es cierto que allí hay la Squatina.
Canicula saxatili.
Pero todo ello, en vez de aclarar las cosas, las embrolla todavía más. Sarmiento se guía por su erudición y por su dominio de las fuentes científicas, pero es evidente que le falta lo más importante: el conocimiento de la materia, teórico y empírico, que le permitiría conocer y relacionar una especie con su descripción científica y, consecuentemente, deslindar el alcance de cada uno de los nombres comunes. Aunque, para ser justos, conviene advertir que ya Linneo enumera dos especies que en realidad son una y la misma: Squalus canicula y Squalus catulus, sinónimos de Scyliorhinus canicula.¹⁰
     La enumeración desordenada y asistemática de nombres comunes contribuye a entorpecer la solución del problema. En unos casos una misma especie recibe diferentes denominaciones dependiendo de la localidad o ámbito geográfico (en no pocas ocasiones en zonas distantes entre sí apenas unos pocos kilómetros); en otros, un mismo nombre puede (y suele) usarse para nombrar especies distintas, como casacú, roxa, pintarroxa, canexa, tollo, gata y un largo etc.
      El llamado cazacú podría referirse a S. canicula y, por la referencia a su mayor talla, la pintarrouxa se correspondería con el alitán (Scyliorhinus stellaris), especie que Rondelet, por cierto, denomina Canicula saxatili (la propia ilustración, que reproduzco arriba, habla por si sola).
     La voz canexa, si bien en algunos lugares se usa para S. canicula, como en portugués (caneja), y también, incluso, para S. stellaris, podría estar referida en realidad a una musola (Mustelus sp.). Se describe como una "mielga distinta del cazacú" y cuya carne es en fresco mejor que la de la mielga común. Se trata de una especie tan común en las zonas costeras que parece difícil olvidarse de ella. El propio Rondelet recoge en su obra las dos variedades más frecuentes de las aguas europeas, M. mustelus y M. asterias (Galeo laevi y Galeo asterias, respectivamente).

Galeo asteria.
     Y nos queda el melgacho, voz con la que en muchas áreas de Galicia se se conoce el S. canicula. Los datos que nos ofrece el fraile son extraordinariamente desconcertantes y hacen imposible la identificación. Por un lado, si en efecto considera que es "el macho de la mielga" no procedería tratarlo como especie diferente de ésta, sino incluirlo en el mismo apartado. Por otro, no hay ninguna especie de presencia común en la costa que cuente con una sola espina en las dorsales ("solo tiene un espolón"). La impresión es que nuestro autor se limitó a recoger de forma acrítica las noticias que le iban allegando los paisanos con los que hablaba.

     En cuanto al resto de especies que nuestro fraile ha encontrado entre sus "latines", el Centrina, citado por Rondelet, Linneo y otros, es sin duda el cerdo marino (Oxynotus centrina) que no es una especie ovípara, como se creía, sino vivípara aplacentaria; y de los nombres de las demás especies de "Galeos cetaceos"cetaceo debe entenderse aquí como "de gran porte", por lo que no procede aplicarse al Centrina, parece evidente que el Squalus o Canis carcharias, también conocido desde la antigüedad como Lamia, es el gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias). Las voces Tiburón y Requiem pueden incluir algunas de las especies que Rondelet, Artedio y Linneo citan en sus obras, como el zygaena (Sphyrna zygaena) o el Galeus glaucus (Prionace glauca). Quién sabe.

Galeo glauco.
     Si el fuerte de fray Martín Sarmiento hubiese sido los tiburones y no la botánica, el resultado de sus investigaciones habría sido sencillamente espectacular, desde todos los puntos de vista. En cualquier caso, pese a todas sus imprecisiones, estamos ante una de las primeras fuentes de la ictiología en Galicia, y debemos valorarla como se merece.

___________________________
¹Peter Artedi o Petrus Arctaedius (1705-1735), considerado por muchos el padre de la ictiología, fue un insigne ictiólogo sueco, amigo íntimo de Linneo (1707-1778), quien, efectivamente, se encargó de la publicación póstuma de sus obras.
Mathurin Jacques Brisson (1723-1806) fue un insigne zoólogo francés y profesor de filosofía natural.
²Se refiere al bagre o escalo (Squalus cephalus), un ciprínido de agua dulce. Nada tiene que ver, por tanto, con los escualos.
³"Rhina, a la que llamamos squatina".
Es evidente que Sarmiento se pierde y se hace un lío entre tanta profusión de nombres comunes, algunos simples variedades geográficas referidas a la misma especie. La voz pinta rouxa, por ejemplo, que aquí usa como sinónimo del angelote (Squatinasquatina), más adelante se aplica al alitán (Scyliorhinus stellaris). En otro momento se refiere al Squatina como "lixa".
Por otro lado, efectivamente, la 6ª especie de Squalus que recoge Artedi es la Squatina (véase Genera piscium, en Ichthyologia sive opera omnia de piscibus, 1738), la cual Rondelet, en efecto, incluye en el grupo de las rayas y torpedos (Libri de piscibus marinus,1554, Libro XII), junto con el Rhinobato al que alude el fraile de forma tan confusa.
MELICA en latín vulgar, MEDICA, latín clásico.
"De cualquier cosa se sigue cualquier cosa".
Para Plinio el Viejo (23-74 d. C.) véase Los tiburones según Plinio. Theodore Gazis o Teodoro Gaza (c. 1398-c. 1475) fue un humanista griego y apreciado traductor de Aristóteles, entre otros muchos autores clásicos griegos y romanos. Guillaume Rondelet (1507-1566) es una de las grandes figuras históricas en el campo de la ictiología.
En realidad, según explica Joan Corominas, esta palabra "deriva probablemente del latín MERGA 'horca para levantar las mieses'; la l castellana se debe al influjo del sinónimo bielda, bieldo, de donde las formas intermedias bielgo y mielgo. Como nombre de pez, 1335, parece ser aplicación figurada de este vocablo, por comparación de los dos aguijones duros o aguzados que lo caracterizan con las púas de un bieldo." (Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid, Gredos, 1961).
No debió de quedar muy satisfecho con todo esto el obstinado fraile, pues todavía volvería sobre el tema hacia el final de este tratado sobre los tiburones:
(2113) El pellejo de toda mielga es áspero y duro, y, más o menos, podrá servir de lixa. Toda mielga se debe desollar para comerse. En Cathaluña llaman "gatos" a los melgachos, y todo viene de gale, 'gato' o 'comadreja' [...] He discurrido si acaso la voz "mielga" es recortada de la voz entera tre-mielga, que significa la raya torpedo, pues las rayas y las mielgas se suelen confundir, como se ve en la squatina o lixa; o si acaso es recortada de la voz remeligo, que significa la rémora o echeneis, que los que creen la existencia dela rémora la suponen como lamprea o murena. Y no hay duda que la estructura de la mielga se parece a la de los dos pescados.
La palabra "tremielga" es un compuesto con la voz latina tremere, 'temblar', por el efecto de la descarga eléctrica que pueden producir estos bichos. 
El "remeligo" es efectivamente la rémora, género Echeneis (fam. Echeneidae). En los bestiarios medievales figuraba el echeneis como un pequeño pez que se anclaba a los navíos y era capaz de frenar su marcha incluso bajo los vientos más fuertes.
¹⁰Véase Carolus Linnaeus (1758). Systema Naturae per regna tria naturae, secundum classes, ordines, genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. Editio decima, reformata. Laurentius Salvius: Holmiae. ii, 824 pp.

Visera flecha (Deania profundorum)

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Foto: Rafael Bañón.

Visera flecha

Deania profundorum (Smith & Radcliffe, 1912)

(es. Visera flecha; in. Arrowhead dogfish.)

Orden: Squaliformes
Familia: Centrophoridae

La visera flecha es la tercera Deania presente en aguas de Galicia, junto con la D. calcea y la D. hystricosa. Hasta el 2009 este magnífico y misterioso tiburón era desconocido nuestras aguas, porque de manera sistemática se venía identificando, erróneamente, como como D. calcea¹, un hecho recurrente en diversas partes de su distribución, no solamente aquí.
     Es muy poco lo que se sabe de la Deania profundorum. Probablemente el trabajo más completo sobre su biología es el publicado por Ricardo Sousa et al. en 2009 a partir del estudio de un importante número de ejemplares muestreados en Madeira en 2004 y 2005², de ahí que lo hayamos tomado como base para este artículo, sobre todo en lo relativo a las tallas y reproducción. Aunque también incluimos los datos, más generales, que ofrecen las principales obras de referencia³.

Descripción. La D. profundorum es la única visera con quilla ventral en el pedúnculo caudal. Este es su rasgo morfológico más distintivo, claramente apreciable en la fotografía de arriba. Por lo demás, su aspecto es bastante parecido a las demás deanias. Presenta un larguísimo morro espatulado, característico del género, con narinas totalmente ventrales y transversas. La boca es arqueada, con grandes pliegues labiales.
A diferencia de la D. hystricosa, su piel es suave al tacto porque los dentículos dérmicos que la cubren, también en forma de tridente, tienen una cúspide pequeña, de 0,25 mm de longitud.
La primera dorsal es alta y relativamente corta, originada a la altura del borde interno de las pectorales, y la segunda un poco más corta pero más alta que la primera. Ambas presentan fuertes espinas acanaladas, la de la D2 mucho más larga que la de la D1. Sin aleta anal, como los demás Squaliformes. Las pectorales tienen forma trapezoidal, son pequeñas y redondeadas; las pélvicas son más pequeñas que la segunda dorsal.
Librea de color grisáceo oscuro pardo grisáceo más o menos uniforme. Las aletas muestran un tono ceniciento, oscuro.

Vista dorsal de la cabeza (foto: K. V. Akhilesh tomada de FishBase) y detalle de los dentículos (fuente: FAO).
Dentición. Dimorfismo dentario, como el resto de las viseras. Los dientes superiores no están imbricados, son cortos y rectos; en cambio, los inferiores sí están imbricados y son bastante más anchos.

Izquierda: Dientes superiores e inferiores. Derecha: Vista ventral de la cabeza. (Fuente: FAO)
Talla. Longitud máxima de 110 cm, correspondientes a una hembra capturada en Madeira. Muchos la consideran como la especie más pequeña de su género, con una longitud máxima de 97 cm (o alrededor de 104 cm, según la IUCN), si bien la gran mayoría de los registros no alcanzan esas tallas. Al nacer miden alrededor de 31 cm, según la cifra más aceptada. En Galicia el registro más pequeño fue una hembra de 25 cm y en Madeira, un macho de 27 cm.
     Los muestreos realizados en este archipiélago revelan, además, la existencia de un claro dimorfismo sexual: las hembras son más grandes que los machos y alcanzan la madurez con tallas superiores. Así, todas las hembras maduras medían entre 86-110 cm, mientras que los machos maduros entre 66-85 cm.
     Por lo demás, las cifras que figuran en la literatura indican que en general los machos maduran entre los 43-67 cm y las hembras entre los 62-80 cm.

Reproducción. Vivíparo aplacentario con saco vitelino. Basándose en el número de huevos fertilizados y de embriones hallados en el útero, se cree que las camadas son de entre 5-11 crías.
    Es probable que los taludes del archipiélago de Madeira constituyan una importante área reproductiva para esta especie, en el sentido más amplio. No solo por la abundancia de neonatos, sobre todo a partir casi de los 1000 m, lo que apuntaría a una zona de parto y de guardería. Las hembras resultaron ser más abundantes que los machos (hasta casi el doble) en todos los estratos de profundidad muestreados, excepto en un tramo medio comprendido entre los 451-1050 m, donde la proporción de ejemplares maduros de ambos sexos se igualaba, lo que, a juicio de Sousa et al., puede querer decir que es a esta profundidad donde podrían producirse los apareamientos. Todo lo anterior parece apoyar la hipótesis de una segregación espacial relacionada con la reproducción.

Foto: Rafael Bañón.
Dieta. A base de pequeños peces óseos demersales, incluidos los peces linterna, calamares y crustáceos.

Hábitat y distribución. Especie batidemersal de hábitos poco conocidos. Se encuentra en el talud superior continental e insular entre los 275-1750 m de profundidad (posiblemente más común en el borde más profundo de este rango); en el Atlántico NW entre los 412-617 m, mientras que en las Canarias se ha capturado entre 600-1500 m. En el banco de Galicia se han encontrado entre los 749-1079 m, y en Madeira a partir de los 150 m.
     En el mencionado trabajo, Sousa et al. (2009) han advertido indicios de una estratificación vertical por tallas. Todos los individuos inferiores a 40 cm se encontraron más allá de los 950 m, algo que también se ha detectado en otros tiburones de profundidad como el tollo raspa (Etompterus princeps) o el tollo negro (Centroscyllium fabricii). Esto podría deberse a que las hembras descienden hacia las zonas más profundas para dar a luz.

Elaboración propia.
Distribución mundial discontinua: Atlántico W (Virginia y Carolina del Norte, y Mississippi, en el Golfo de México), Atlántico E (Galicia, sur de Portugal, Azores, Madeira, Canarias, Sáhara Occidental, Mauritania, Nigeria, Gabón, Congo, Namibia y Sudáfrica; posiblemente Angola), Índico W (Sudáfrica -KwaZulu-Natal-, Walters Shoal, golfo de Aden), Índico N (mar Arábigo, al menos zona próxima a la costa SW de la India), Pacífico W (Filipinas).

Pesca y conservación. En principio de poco valor comercial, si bien se aprovecha fundamentalmente por el aceite de su hígado. Suele ser captura accidental de las artes de fondo, en particular el palangre. Como ocurre con otros tiburones de aguas profundas, suele confundirse con especies similares, de modo que la información de que disponemos sobre el volumen de capturas es escasa y, acaso, poco fiable.
     La visera flecha se encuentra a menudo formando grandes agregaciones, lo que aumenta el riesgo de sobreexplotación, dada su baja tasa reproductiva.
     De momento figura en la Lista Roja de la UICN con el estatus de Preocupación menor, si bien se recomienda la monitorización de las capturas.

Ejemplar fotografiado en la montaña submarina Tritón, al norte de las Canarias. Foto: OCEANA.
_______________________________
¹Véase Andrés Sanjuán, Alejandro de Carlos, Cristina Rodríguez-Cabello, Rafael Bañón, Francisco Sánchez & Alberto Serrano (2009). "Molecular identification of the arrowhead dogfish Deania profundorum (Centrophoridae) from the northern waters of the Iberian peninsula". Marine Biology Research, 8:9, 901-905. http://dx.doi.org/10.1080/17451000.2012.692160.
Igualmente el extraordinario trabajo de Rafael Bañón, Juan Carlos Arronte, Cristina Rodríguez-Cabello, Carmen-Gloria Piñeiro, Antonio Punzón & Alberto Serrano (2016). "Commented checklist of marine fishes from the Galicia Bank seamount (NW Spain)". Zootaxa, 4067 (3): 293-333. http://dx.doi.org/10.11646/zootaxa.4067.3.2.
²Ricardo Sousa, Sara Ferreira, Tomás Chada, J. Delgado & Dalila Carvalho (2009). "First approach to the biology of the deep-water shark Deania profundorum (Chondrichtyes: Centrophoridae)."Marine Biodiversity Records, vol. 2, e44, doi: 10.1017/S1755267209000554.
³Básicamente: 
-David A. Ebert, Sarah Fowler, Leonard Compagno, Marc Dando (2013). Sharks of the World: A Fully Illustrated Guide. Wild Nature Press, Plymouth. 
-David A. Ebert, Matthias F. W. Stehmann (2013). FAO Species Catalogue for Fishery Purposes: Sharks, Batoids and Chimaeras of the North Atlantic. FAO, Roma.
-David A. Ebert (2015). Deep-sea cartilagious fishes of the Southeastern Atlantic Ocean. FAO, Roma. 
-David A. Ebert, McCormack, C. & Samiengo, B. 2009. Deania profundorum. The IUCN Red List of Threatened Species 2009: e.T161551A5449518. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2009-2.RLTS.T161551A5449518.en. Consultado el 18 de abril de 2016.
-R. Froese & D. Pauly (Editors), 2016, FishBase, <www.fishbase.org/summary/SpeciesSummary.php?ID=672&AT=Ferreta>, consultada el 19 de abril de 2016.
He tenido en cuenta la bibliografía señalada en las notas anteriores y también: 
-K. V. Akhilesh, M. Hashim, K. K. Bineesh,C. P. R. Shanis & U. Ganga (2010). "New distributional records of deep-sea sharks from Indian waters". Journal of the Marine Biological Association of India, 52 (1): 29-34.
-Rui Coelho & Karim Erzini (2006). "On the occurrence of the arrowhead dogfish, Deania profundorum (Chondrichthyes: Squalidae), off Southern Portugal, with a missing gill slit". Cybium, 30(1): 93-96. En este trabajo se detalla el peculiar hallazgo de una hembra de 85,7 cm y 2,42 kg capturada por un palangrero de profundidad 16 millas al SW del cabo San Vicente a una cota de unos 530 m (el único registro de que tengamos noticia en aguas de Portugal). Tenía la particularidad de que en el lado derecho presentaba 4 aberturas branquiales en vez de 5.

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